REPSI - Revista Ecuatoriana
de Psicología
https://repsi.org
Volumen
6, Número 15, mayo-agosto 2023
ISSN:
2661-670X
ISSN-L:
2661-670X
pp.
130 – 141
Estilos
de crianza como predictores del apego, dependencia emocional,
abuso
psicológico en relaciones de pareja
Parenting styles as predictors of attachment,
emotional dependence, psychological abuse in couple relationships
Estilos
parentais como preditores
de apego, dependência emocional e
abuso psicológico nos relacionamentos
José Santiago Larriva
Rodríguez
santiagolarriva98@gmail.com
https://orcid.org/0009-0000-4457-7539
María José Vintimilla
Espinoza
maria.vintimilla@ucacue.edu.ec
https://orcid.org/0000-0003-4336-7040
Universidad Católica de Cuenca, Cuenca, Ecuador
Recibido el 22 de marzo 2023 / Aceptado el 21 de abril 2023 / Publicado
el 22 de mayo 2023
Escanea en tu dispositivo móvil o revisa este artículo en:
https://doi.org/10.33996/repsi.v6i15.95
RESUMEN
Los estilos de crianza como predictores del apego,
dependencia emocional, abuso psicológico en relaciones de pareja son el
propósito de este estudio. Por ello, su objetivo es analizar los estilos de
crianza existentes en la actualidad y el apego, dependencia y abuso psicológico
en las relaciones de pareja adultas. La metodología que se aplicó, fue de una
revisión bibliográfica de tipo narrativa, es decir se realizó una investigación
secundaria a partir de la síntesis cualitativa de la literatura usando como
categorías estilos de crianza, predictores del apego, dependencia emocional,
abuso psicológico y relaciones en pareja. Con conclusión se tiene que los
estilos de crianza son factores predisponentes para una dependencia emocional a
futuro, el apego es susceptible a la violencia psicológica; al determinar el
tipo de crianza que se aplica dentro de la relación de padres e hijos, es
posible sucesión de eventos posteriores como dependencia, inseguridad, falta de
autocontrol, agresividad y sobre todo carentes de madurez emocional.
Palabras clave: Estilos de crianza;
Dependencia psicológica; Violencia de pareja
ABSTRACT
Parenting styles
as predictors of attachment, emotional dependence, psychological abuse
in couple relationships are
the purpose of this study.
For this reason, its objective
is to analyze
the current parenting styles and the attachment, dependency and psychological
abuse in adult couple relationships. The methodology that was applied was
a narrative bibliographic review,
that is, a secondary investigation was carried out
from the qualitative synthesis of the literature
using parenting styles, attachment predictors, emotional dependence, psychological abuse
and relationships in relationships
as categories. couple. It is concluded
that parenting styles are predisposing factors for future emotional dependency, attachment is susceptible to psychological violence; By determining
the type of parenting that
is applied within the parent-child
relationship, a succession of subsequent events
such as dependency, insecurity, lack of self-control, aggressiveness and, above all, lack of
emotional maturity is possible.
Key words: Parenting
styles; Psychological dependency; intimate partner violence
RESUMO
Os
estilos parentais como preditores
de apego, dependência emocional e
abuso psicológico em relacionamentos de casais são o propósito deste estudo. Portanto,
seu objetivo é analisar os
estilos parentais existentes atualmente
e o apego, a dependência e o abuso psicológico nos relacionamentos de casais
adultos. A metodologia aplicada foi
uma revisão narrativa da
literatura, ou seja, foi realizada uma pesquisa secundária com base em uma síntese qualitativa
da literatura usando como categorias os estilos parentais, os preditores de
apego, a dependência emocional, o abuso psicológico e os relacionamentos de casal. A conclusão é que os estilos parentais
são fatores predisponentes para a dependência
emocional futura, o apego é suscetível à violência psicológica; ao
determinar o tipo de parentalidade aplicada no relacionamento entre pais e filhos, é possível que ocorram eventos subsequentes como
dependência, insegurança,
falta de autocontrole, agressividade e, acima de tudo, falta de maturidade emocional.
Palavras-chave: Estilos parentais; Dependência psicológica; Violência
entre parceiros
INTRODUCCIÓN
Dentro del ámbito familiar, los
padres son quienes entregan información a sus hijos, brindando herramientas
comportamentales, psicosociales y reacciones emocionales, que permitirán en
interacciones futuras replicarlas frente a circunstancias y asimilación de
adversidades, asumiendo roles dentro del sistema familiar, mencionando así que
los estilos de crianza negligente, autoritario y sobreprotector, definen
distintas características que determinan los rasgos de personalidad, mismas que
influyen en la carencia de habilidades intrínsecas que desencadenan en una
dependencia emocional, buscando una aprobación afectiva, y solventando sus
inseguridades. Por otro lado, el estilo de crianza se clasifica en democrático o autoritativo, en la que muchos
autores los definen como el mejores modelo de crianza, pues los roles de padres
e hijos están bien definidos, y existe una correcta fluidez en el desarrollo
del niño (Agudelo y Gómez, 2010; Alvarez et al., 2021;
Bartholomew y Horowitz, 1991; Petrocchi et al., 2019).
Los padres al ser los primeros
cuidadores, cumplen un rol participativo en la crianza de sus hijos; en la
actualidad y referente a lo planteado en las diferentes investigaciones
propuestas se ha podido determinar que el grupo primario influye de manera
significativa en las respuestas emocionales, cognitivas y comportamentales de
sus hijos, las cuales se han visto fragmentadas en la vida adulta con relaciones
psicosociales carentes de empatía (Alvarez et al., 2021; Fox y Tokunaga, 2015; Oliva et
al., 2008).
Estás carencias en los distintos
estilos de crianza podrían verse representadas en la adultez, pues en la niñez,
más que una dependencia podría iniciar como un apego, y no hay nada de malo en
aquel término, pero en la adultez, este podría verse convertido en algo
patológico, correspondiendo al término de dependencia emocional como tal, que
hoy en día es una de las principales consultas en el ámbito de la psicología y
la psiquiatra (Deschênes et al., 2014; Egan et al., 2011; Migliozzi,
2016; Moral et al., 2017).
La dependencia emocional dentro de
una pareja se define como un patrón donde se involucran aspectos como la
cognición, emociones y motivación, que son entre las principales
características de este trastornos, estas erróneamente se ven percibidas e
interpretadas por las personas con rasgos dependientes como mecanismo de
seguridad y satisfacción personal (Aiquipa Tello, 2015; Carvalho y Pianowski, 2019;
Garrido-Antón et al., 2020).
La relación existente entre estilos
de crianza y dependencia emocional, desde el punto de vista
factor-consecuencia, permita desarrollar y reforzar en mayor medida, posibles
deficiencias durante el periodo de crianza, además de disminuir la prevalencia
de consultas y tratamiento para la dependencia emocional, y casos más avanzados
o graves disminuir la violencia psicológica sobretodo
en relaciones de pareja dónde apuntan los índices de mayor frecuencia según los
estudios analizados (Deschênes et al., 2014; Egan et al., 2011; Migliozzi,
2016; Moral et al., 2017).
Por ello, el propósito de este estudio es analizar los estilos de
crianza existentes en la actualidad y el apego, dependencia y abuso psicológico
en las relaciones de pareja adultas. Los
estilos de crianza como predictores de la dependencia emocional, evidencian que
los estilos autoritarios, permisivos, sobreprotector y negligente; resultan ser
los más influyentes en la dependencia emocional, en base a este argumento se
justifica el estudio.
MÉTODOLOGÍA
Se realizó una revisión bibliográfica
de tipo narrativa, es decir se realizó una investigación secundaria a partir de
la síntesis cualitativa de la literatura. Para el desarrollo del mismo, se tomó
en consideración las palabras clave “estilos de crianza”, “predictores del
apego”, “dependencia emocional”, “abuso psicológico” y ¨relaciones en pareja¨.
El proceso de recopilación de datos se realizó en base a una matriz
bibliográfica, la misma que se realizó a partir del programa Microsoft Excel,
permitiendo de esta manera organizar los resultados obtenidos en categorías
específicas; estilos de crianza, dependencia emocional, relación dependiente y
finalmente la relación entre cada una de las categorías. Dentro de las bases de
datos utilizadas, se consultó Scopus, PubMed, Scielo
y Elsevier, tomando los trabajos originales, en idioma inglés y español, así
como estudios que guarden relación con las palabras claves y Open Access.
DESARROLLO Y DISCUSIÓN
Los estilos de crianza son normas y
estrategias establecidas de cómo se debe actuar en el cuidado y educación de
los padres hacia los hijos, estos tipos de crianza se componen por valores,
costumbres o creencias, así como comportamientos que moldean un estilo como
tal. Estos procesos influyen en el desarrollo del niño, permitiendo un mayor
crecimiento social, autonomía, rendimiento académico y madurez emocional (Agudelo y Gómez, 2010).
Los padres son los principales
participes de la gestión en el desarrollo de sus hijos, pues en ellos serán
aplicados los distintos estilos de crianza suponiendo un estado deseable a
alcanzar, tanto en la toma y resolución de conflictos por sí mismo a futuro, es
decir, los padres mediante los estilos de crianza, instauran reacciones
afectivas, comportamentales, juicios, motivaciones para sus hijos y de esta
mane se influye en una correcta salud, nutrición, aprendizaje y una correcta
relación social (Loinaz et al., 2012; Pico-Alfonso et al., 2008).
Según lo anterior descrito, el
estilo de crianza es un patrón de comportamiento que se lleva a cabo como
padres, e incluye el conjunto de emociones, pensamientos, comportamientos y
actitudes que los padres y madres desarrollan en la crianza de sus hijos. El
estilo de crianza está impregnado de cómo una interacción social puede
interferir directamente con la otra persona.
Diana Baumrid,
conocida por su investigación sobre los estilos de crianza, clasifica en tres
estilos de crianza: el democrático o autoritativo, permisivo y autoritario;
posteriormente para los años 80 Maccoby y Martin
demostraron la presencia del cuarto estilo, el negligente, y así fueron
descubriendo y desarrollando más estilos hasta que en 1997, Schaefer determino
el último de los estilos de crianza que se conoce en la actualidad conocido
como el estilo sobreprotector (Chui et al., 2016; Deschênes et al., 2014; Ruiz-hernández
et al., 2018).
Fue así que cada uno de ellos tiene características similares acerca del
control parental, imponiendo sus propias normas y reglas. (Chui et al., 2016; Deschênes et al., 2014;
Ruiz-hernández et al., 2018).
En el estilo autoritario, los
padres buscan un incondicional control y obediencia por parte de sus hijos,
estableciendo normas y reglas, así también como limitantes de comportamiento
que, ante el incumplimiento de estas, habrá castigos severos. De esta manera se
demuestra en la relación padres-hijos, un vínculo muy distante y una frialdad
que hace que los hijos se muestren tristes, aislados, recelosos con los demás,
y sobre todo son incapaces de tomar decisiones por sí mismos (Alvarez et al., 2021; Chui et al., 2016; Deschênes et
al., 2014; Kawabata y Crick, 2016; Migliozzi, 2016; Ruiz-hernández et al.,
2018).
Al respecto, un estilo de crianza autoritario se centra en padre o madre
rígido, rígido, estricto, los cuales exigen obediencia y favorecían el castigo
como disciplina. De igual manera, se imponen reglas estrictas y muchas veces
controlan. En términos generales, las conversaciones no son parte del vínculo
con su hijo.
En relación al estilo democrático,
se tiene como prioridad la independencia del hijo, e inculcar valores sociales,
siendo así una relación padres-hijos donde se demuestran cariño, apoyo y
respeto, a la vez que se pide un correcto comportamiento ante las normas
establecidas, y en caso de irrespetarlas se aplicaran castigos basados en la
disciplina, y con un estándar de realidad y sensatez (Alvarez et al., 2021; Chui et al., 2016; Deschênes et
al., 2014; Kawabata y Crick, 2016; Migliozzi, 2016; Ruiz-Hernández et al.,
2018).
Los hijos demuestran mucha confianza, felicidad, control, suelen ser asertivos
y responsables (Bartholomew y Horowitz, 1991). Por lo tanto, el estilo de crianza democrático se centra en un modelo
de padres emotivos, empáticos, este estilo destaca límites firmes y claros, ya
que brinda mediante el diálogo el apoyo a sus hijos, contribuyendo de esta
forma al estilo de crianza que se centra en el equilibrio con sus reglas y la
sensibilidad para aplicarlas (Ruiz-Hernández et
al., 2018).
En cuanto al estilo permisivo, los
padres suelen aplicarse la autorregulación de los hijos, es decir, hay una
falta de responsabilidad y compromiso paternal, en donde no existen reglas ni
normas, al mismo tiempo que tratan de tener calidez frente a sus hijos, sin
realizar algún tipo de castigos, por lo que se desobligan a las actividades
académicas, sociales y personales. Con respecto a este estilo paternal, los
hijos presentan inmadurez, falta de control, y comúnmente suelen ser inseguros
y ansiosos (Agudelo y Gómez, 2010; Alvarez et al., 2021;
Bartholomew y Horowitz, 1991; Petrocchi et al., 2019). En el caso específico del estilo de crianza permisiva, se puede
observar casos en donde los padres son cariñosos y comprensivos, pero no tienen
límites claros en la educación de sus hijos. Tampoco aplican reglas estrictas.
Por lo general, sus hijos los ven más como amigos que como padres.
En el estilo negligente, existe una
ausencia total por parte de los padres en cuanto a responsabilidad, pues la
parte normativa proviene de otras personas, ya sea familiares, maestros u
otros. En cuanto a la relación padres-hijos, existe poca comunicación, no se
establecen límites, y para cumplir con sus falencias suelen brindar bienes
materiales en caso de que los tengan. En muchos de los casos este estilo puede
deberse a que los padres poseen un tiempo muy limitado ya sea por trabajo u
otras situaciones (Alvarez et al., 2021; Fox y Tokunaga, 2015; Oliva et
al., 2008).
Los hijos suelen no respetar las normas ni reglas establecidas por la sociedad,
llegando muchos a ser agresivos (Alvarez et al., 2021; Fox y Tokunaga,
2015; Oliva et al., 2008).
De acuerdo con lo descrito, este estilo de crianza se centra en padres
ausentes, distantes o menos accesibles para sus padres. Por lo general, no
muestran interés en los niños. Sus acciones son negligentes y carecen de
dedicación. Con frecuencia tienden a decir que no.
Finalmente, en cuanto al estilo
sobreprotector, este es un estilo que trata de mantener un control y atención
constante, son cariñosos, poco normativos y suelen evitar que sus hijos
resuelvan problemas por si solos impidiéndoles que adquieran responsabilidades.
Los hijos suelen ser muy inseguros, dependientes, baja autoestima y no toleran
la frustración (Fox y Tokunaga, 2015; Oliva et al., 2008).
En el contexto de la dependencia
emocional, todos en algún momento si bien no hemos enloquecido como tal, si nos
hemos dejado llevar por los sentimientos como tal, haciendo cosas que tal vez
en otras circunstancias o con otras personas ni siquiera pensaríamos hacerlo,
siendo así que en algún momento de nuestras vidas hemos tenido dependencia
emocional, incluso sin saberlo (Díaz et al., 2018; Villa et al., 2018). Existen dos maneras de entender la dependencia emocional, la primera
nos refiere un vínculo tanto emocional como mental hacia otras personas u
objetos, creyendo erróneamente que esta relación, aquella persona proporcionara
seguridad, satisfacción y la autorrealización personal. Como resultado la
persona dependiente tiene la convicción de que sin aquel vinculo no podría ser
feliz, peor aún alcanzar sus objetivos y metas, se sentirá muy poca persona o
incluso que no es nadie (Díaz et al., 2018; Villa et al., 2018).
La segunda se define como la
incapacidad de renunciar a aquella persona, no tanto como un deseo sino como
una costumbre impregnada en el día a día de esta persona dependiente, tanto así
que se obsesiona con la idea de soledad y la necesidad de exclusividad en cada
actividad que ha realizado a lo largo de su relación (Díaz et al., 2018; Villa et al., 2018). Por lo tanto, la dependencia emocional es una dependencia psicológica
que se manifiesta a través de una serie de conductas adictivas en una relación
con asimetría de roles, en la que se realizan conductas desproporcionadas e
inadecuadas para satisfacer la necesidad de afecto.
Al respecto, Jorge Castello Blasco
en su libro ¨Dependencia emocional¨, describe tres áreas del apego, la primera
en relaciones de pareja, la segunda en el entorno social, y el tercero a nivel
anímico y de la autoestima, sin embargo, en este estudio se analiza la primera
en el vínculo de una relación (Castelló Blasco, 2005).
En la fase de euforia, se constituye el comienzo de la relación por lo
general la persona busca alguien interesante que se adapte a su perfil y más
que nada que cubra sus vacíos emocionales e inseguridades. En esta fase lo que
sobresale es la ilusión, aquella que le dice que ha encontrado a la persona
ideal, alguien que le va a liberar de su soledad y va en quien deposita su amor
definitivo, este es el momento crucial pues es aquí donde podría iniciar o
terminar con la relación y una posible dependencia, en esta etapa si la
relación sigue comienza con las fantasías e ilusiones desmedidas, pues puede
ser que se conozcan tan siquiera un poco pero, comienzan con planes de
matrimonio, hijos, entre otros, prácticamente es una relación de ensueño o
simplemente perfecta. Por consiguiente, se puede establecer que, en esta fase,
el dependiente finalmente encuentra al hombre que considera ideal, su salvador,
quien lo libera de su soledad y, lo más importante, de su malestar emocional (Aiquipa Tello, 2015; Carvalho y Pianowski, 2019;
Garrido-Antón et al., 2020).
En cuanto a la fase de
subordinación, la persona con estas características empieza a idealizar a su
pareja creyendo así que será el “amor de su vida”. La persona se despersonaliza
y empieza a realizar cosas inimaginables, situaciones que minimizan la ansiedad
y logra mantener esa seguridad que tanto anhelaba. Seguridad que se ve
traducida inconscientemente a esa aprobación o reconocimiento por parte de los
padres. Es aquí donde nace el papel de dominador y dominada, el narcisismo y
la inferioridad del dependiente. Se puede establecer que, en esta fase, el
dependiente entra en una dinámica de sumisión y entrega excesiva como tributo a
la otra persona, como forma de cimentar la relación y mantenerla
posteriormente. Solo haces lo que la otra persona quiere, cómo y cuándo tú
quieres (Aiquipa Tello, 2015; Carvalho y Pianowski, 2019;
Garrido-Antón et al., 2020).
Además, en la fase deterioro se
desarrolla una exacerbación de la etapa anterior, aquí ya no solo consiste en
admirar o ver los intereses propios, sino ya de soportar incluso las
humillaciones, burlas y malos tratos por parte de su pareja. Al respecto, el
autor de la investigación considera que, la obediencia es mucho mayor, y, por
otro lado, la dominación es mucho mayor. Las personas emocionalmente
dependientes ya sufren estos caracteres aquí. Hubo un momento en que el
empleado tuvo que soportar mucho más de lo que inicialmente estaba preparado.
Es aquí donde la autoestima de la persona emocionalmente dependiente se ve más
afectada (Aiquipa Tello, 2015; Carvalho y Pianowski, 2019;
Garrido-Antón et al., 2020).
En la fase de ruptura, es mucho más complicada de lo que parece,
generalmente la relación la termina la persona no dependiente, pues llega a
hartarse o simplemente encuentra a alguien más, mientras tanto su ex pareja
busca e intenta hasta lo imposible por la reconciliación. En este proceso puede
presentarse el síndrome de abstinencia, suele ser común en la persona
dependiente, pues intenta continuamente de regresar con su pareja, el tan solo
verle hablar o saber sobre él, le alegrarían o podrían causarle mayor ansiedad (Aiquipa Tello, 2015; Carvalho y Pianowski, 2019;
Garrido-Antón et al., 2020). Por consiguiente, la mayoría de las veces, aunque parezca extraño, la
persona que destruye la relación no es la persona emocionalmente dependiente
sino la otra parte. Lo hace porque ha encontrado a otra persona, o porque la
situación le ha aburrido.
Posteriormente, la fase de relación
de transición, la persona lucha contra sí mismo pues el abandono le ha causado
abstinencia y soledad, es aquí donde comienza a buscar un posible remplazo,
pero la situación no es lo más favorable, pues el dolor del auto despreció le
ha producido muchas inseguridades sobre sí mismo, por lo que cualquier relación
podría considerarse de revote o solo para solventar vacíos anteriores (Aiquipa Tello, 2015; Carvalho y Pianowski, 2019). Según lo anterior descrito, durante o poco después del síndrome de
abstinencia, la persona emocionalmente dependiente puede comenzar a luchar
contra su depresión. Lo harás como siempre lo has hecho. Buscará a cualquier
candidato dispuesto a construir una relación.
Finalmente, en la fase de
recomienzo, si la persona logra superar cada una de las etapas anteriores podrá
recomenzar su nueva aventura con otra pareja y se espera que para ese tiempo el
control de sus emociones sea superiores a las ya vividas en las otras etapas (Aiquipa Tello, 2015; Carvalho y Pianowski, 2019;
Garrido-Antón et al., 2020). En esta fase, se puede inferir que, el dependiente encuentra a la
persona "adecuada" para que sea su nuevo objeto y en este caso, el
proceso vuelve a iniciar su fase.
Las características más frecuentes de una relación en
dependencia es la necesidad excesiva de su pareja, la comunicación suele ser
constante incluso llegando a ser inoportuna, además de exclusividad en la
relación, si bien es importante mantener una buena relación el aislarse de los
demás solo aumenta la dependencia hacia la pareja. Por otro lado, se puede
observar una idealización, la persona tras conocer los defectos de su pareja,
prefiere la falsa seguridad que proporciona. Además de la sumisión, que constituye
una manera de mantener a su pareja mediante atención y privilegio. Asimismo,
existen un historial de relaciones similares, que a menudo culpan al pasado de
sus exparejas por el comportamiento actual.
La relación entre estilos de
crianza, dependencia emocional y violencia psicología en relaciones de pareja,
se demuestran tras las características clínicas psicológicas y psiquiátricas de
terapia en niños, adultos y de parejas, detallando que existen similitudes
entre algunos estilos de crianza recibidos por sus padres y como aquellos han
influido en la adultez cuando se encuentran en una relación dependiente, es por
ello, que es necesario describir los
principales tipos de crianza que predisponen a una dependencia emocional, y
como puede desencadenar en la violencia psicológica dentro de la pareja como
tal (Luo et al., 2022; Pérez et al., 2015; Petruccelli et
al., 2014).
Entre los estilos que demuestran
mayor disposición a una dependencia emocional es la autoritaria debido al
vínculo que es distante y frio entre los padres e hijos, lo que les da una
personalidad de tristeza, aislado y desconfiado con los demás, es por ello que
en la adultez son incapaces de tomar decisiones por sí mismos, convirtiéndoles
en personas dependientes ante la pareja y la sociedad (Kawabata y Crick, 2016; Ponce-Díaz et al., 2019;
Ruiz-hernández et al., 2018).
El estilo sobreprotector es al
igual que el autoritario, presenta una mayor disposición a sufrir de
dependencia emocional y/o violencia psicológica dentro de una relación, y esto
se debe a que este tipo se caracteriza por un control y atención excesiva,
evitando que sus hijos resuelvan problemas por si solos impidiéndoles que
adquieran responsabilidades y mostrándose inseguros, dependientes, con baja
autoestima e intolerables a la frustración por lo que se vuelve como principal
foco como factor predisponente a la dependencia emocional ansiosa dentro de un
vínculo amoroso (Alvarez et al., 2021; Bartholomew y Horowitz, 1991;
Chui et al., 2016; Kawabata y Crick, 2016; Lemos Hoyos et al., 2012; Migliozzi,
2016; Ruiz-Hernández et al., 2018).
Otro de los estilos que se
encuentra como factores predisponentes a una dependencia emocional es la de
estilo negligente, pues como se a descrito
anteriormente la relación entre padres-hijos, suele ser deficiente en cuanto a
la comunicación, es un entorno donde no se establecen limites, en muchos de los
casos este estilo puede deberse a que los padres poseen un tiempo limitado, ya
sea por trabajo u otras situaciones, es por ello, que el estado emocional de
sus hijos o la confianza como tal es deficiente convirtiéndoles en dependientes
materiales o simplemente en personas que buscan la comodidad y la satisfacción
de bienes materiales a los que estuvo acostumbrado en su niñez, o también puede
verse ante la ausencia paterna, una búsqueda de una figura paterna o materna,
en la que el rol principal corresponde a su pareja (Deschênes et al., 2014; Egan et al., 2011; Migliozzi,
2016; Moral et al., 2017).
CONCLUSIÓN
Como análisis general los estilos de crianza resultan
ser los más influyentes en la dependencia emocional; se había demostrado que
existe relación entre los distintos estilos de crianza y la dependencia
emocional, debido a que esta genera un mayor riesgo de abuso psicológico y
emocional a la hora de elegir una relación de pareja. Todo lo contrario, a los
estilos de crianza democrática, ya que representa una mayor autoestima y desarrollo
moral, así también en el ámbito académico donde hubo un mayor interés y
rendimiento. Debido a lo anterior, mencionado los estilos de crianza son
factores predisponentes para una dependencia emocional a futuro, además,
recordar que el apego suele ser a la vez susceptible a la violencia psicológica
por lo que al determinar el tipo de crianza que se aplica dentro de la relación
de padres e hijos se puede determinar una posible sucesión de eventos
posteriores como dependencia, inseguridad, falta de autocontrol, agresividad y
sobre todo carentes de madurez emocional.
CONFLICTO DE
INTERESES. Los autores declaran que no existe conflicto
de intereses para la publicación del presente artículo científico.
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