Horizontes. Revista
de Investigación en Ciencias de la Educación
https://revistahorizontes.org
Volumen 7 / N° 27 / enero-marzo 2023
ISSN: 2616-7964 ISSN-L: 2616-7964
pp. 454 – 467
La inteligencia emocional y el aprendizaje significativo
Emotional intelligence
and meaningful learning
Inteligência emocional e aprendizagem significativa
Karina Huamanttupa Mamani1
https://orcid.org/0000-0001-9539-2243
1Universidad César Vallejo. Lima, Perú
Artículo recibido el 2 de diciembre
2022 | Aceptado el 12 de diciembre 2022 | Publicado el 9 de enero 2023
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https://doi.org/10.33996/revistahorizontes.v7i27.529
RESUMEN
Desde hace más de 20 años se viene estudiando
en múltiples investigaciones la relación entre la inteligencia emocional y el
aprendizaje significativo. El objetivo del estudio fue analizar los factores
que propician el desarrollo de la inteligencia emocional y su correlación con
la obtención de un aprendizaje significativo. La metodología fue de diseño no
experimental con un nivel descriptivo, realizándose una
Palabras clave: Inteligencia emocional; Aprendizaje
significativo; Rendimiento académico, Práctica pedagógica
ABSTRACT
The relationship between emotional intelligence and meaningful learning
has been studied in multiple research studies for more than 20 years. The
objective of the study was to analyze the factors that favor the development of
emotional intelligence and its correlation with the achievement of meaningful
learning. The methodology was of non-experimental design with a descriptive
level, performing a systematic documentary review comparing research from 2017
to 2022 in the databases of Scopus, Scielo, EBSCO,
and Dialnet, using the Boolean AND OR, additionally
for the execution of the systematic review the suggestions of the PRISMA guide
were followed. In conclusion, it is proposed to stimulate students to express
their opinions freely, as well as to foster their autonomy and intrinsic
motivation. Teachers should create a welcoming, harmonious environment with
appropriate dynamics, complementing their knowledge of emotional intelligence
and incorporating it into their pedagogical work.
Key words: Emotional intelligence; Significant
learning; Academic performance; Pedagogical practice
RESUMO
A relação entre inteligência emocional e aprendizagem significativa tem
sido estudada em múltiplos estudos de pesquisa por mais de 20 anos. O objetivo
do estudo foi analisar os fatores que favorecem o desenvolvimento da
inteligência emocional e sua correlação com a realização de um aprendizado
significativo. A metodologia foi concebida não-experimental
com um nível descritivo, realizando uma revisão documental sistemática
comparando as pesquisas de 2017 a 2022 nas bases de dados da Scopus, Scielo, EBSCO, e Dialnet, utilizando o boolean AND
e OR, além disso para a execução da revisão sistemática foram seguidas as
sugestões do guia PRISMA. Em conclusão, propõe-se estimular os estudantes a
expressarem livremente suas opiniões, assim como incentivar sua autonomia e
motivação intrínseca. Os professores devem criar um ambiente acolhedor, harmonioso
e com dinâmica apropriada, complementando seus conhecimentos de inteligência
emocional e incorporando-os em seu trabalho pedagógico.
Palavras-chave: Inteligência emocional; Aprendizagem significativa;
Desempenho acadêmico; Prática pedagógica
INTRODUCCIÓN
Son múltiples las
investigaciones que se han realizado sobre la relación entre la inteligencia
emocional y el aprendizaje significativo en los últimos 20 años. En la
actualidad, la pandemia del COVID-19 a nivel mundial ha ocasionado el cierre de
las instituciones educativas; medida que se tomó con el propósito de proteger
la salud. Sin embargo, la suspensión de sus actividades cotidianas, la
restricción de la socialización con sus pares y el cambio de una educación
presencial a lo virtual, ha originado mayor tensión, ansiedad, angustia en los
educandos, en sus familias y toda la sociedad frente a esta crisis sanitaria,
especialmente a las familias más vulnerables que ha afectado su economía y esto
repercutiendo en la educación de sus hijos, ya que la prioridad de los padres
de familia era conseguir ingresos económicos para sustentar sus hogares; es
ahí, donde los niños, niñas y adolescentes tenían que asumir tareas del hogar y
a su vez su propio aprendizaje sin la supervisión de un adulto, generando mayor
ansiedad y estrés (UNESCO, 2020).
En este sentido, la UNICEF
(2021) señalaba que el aislamiento social, la suspensión de clases
presenciales, así como la separación de sus padres, la pérdida de familiares y
otras experiencias traumáticas, afectó en la buena salud mental de los
estudiantes. De hecho, los más afectados por la COVID-19 a nivel mundial ha
sido América Latina, que tuvo la mayor tasa de orfandad; además; el país con
más alto índice de mortalidad ha sido Perú, de cada 1000 niños y niñas se
estima que 10 niños perdieron a sus familiares, situación que conllevo al
Gobierno Peruano a crear la pensión por casos de orfandad por la COVID-19 (CEPAL,
2020).
Como consecuencia del
impacto del COVID-19 se ha manifestado el decrecimiento de aprendizajes,
evidenciándose especialmente en los estudiantes de grupos más vulnerables,
incrementándose la deficiencia en su formación académica. Según las simulaciones
realizadas por los especialistas del Banco Mundial en el año 2020, a través de
LAYS, la escasez de aprendizaje podría acrecentarse más del 20% y en promedio,
de cada tres alumnos de educación primaria, dos no estarían en la capacidad de
leer ni comprender un texto fácil apropiado a su edad (Arias y Loaiza, 2022).
Es por ello, que se
ve la necesidad de emplazar la educación socioemocional como el corazón de la
educación, ofreciendo la oportunidad para innovar y extender una educación
integral, que alegue el currículo en contestación a las demandas y necesidades
de los estudiantes, afianzando una educación igualitaria e integradora de
calidad donde promueva oportunidades de aprendizaje para todos y todas. Se sabe
que la educación socioemocional se construye de modo constante, ya que es un
factor imprescindible para llegar al estudiante, el cual debe ser empleado de
modo transversal en todas las actividades de enseñanza y aprendizaje. Por esta
razón, la agenda 2030 comprende a la educación como factor clave para cumplir
los 17 objetivos de Desarrollo Sostenible; por este motivo, en el objetivo 4 de
la agenda 2030 muestra el convenio de la sociedad internacional de asegurar una
educación integral, equitativa, inclusiva y de calidad, donde se origine oportunidades
de aprendizaje en todas las etapas de los estudiantes (ONU, 2020).
Ante la problemática
que atraviesa la educación en la actualidad, es vital brindar en las
Instituciones Educativas, educación emocional con la finalidad de que los
estudiantes expresen con libertad sus emociones, pensamientos y sentimientos en
relación a cualquier acontecimiento. De tal modo, que disminuya la ansiedad, el
estrés y la depresión. En este sentido, el ámbito educativo tiene la gran tarea
de trabajar las emociones, ya que, es fundamental en la educación de los niños
y niñas por dos razones; primero, porque involucra la interacción entre
personas y segundo porque los docentes son en el aula los agentes motivantes
para desarrollar la autoestima, la satisfacción personal y colectiva (Tejada et
al., 2022).
Es importante indicar
que para Goleman (1998) la inteligencia emocional apunta hacia la virtud del
ser humano para identificar sus sentimientos y de otras personas, para
estimularse y manejar emociones frente a diferentes situaciones problemáticas
que se presentan en la cotidianidad, para tener una convivencia armoniosa del
buen vivir, ya que las emociones se manifiestan por estímulos recibidos, ya sea
positiva o negativamente, haciéndose parte de la genética del individuo (Gallego,
et al., 2021). Esta interrelación se da cuando el estudiante asocia los nuevos
conocimientos con los conocimientos que ya tenía, de modo que ambos se
modifican, logrando nuevos significados más específicos y más sólidos (Ordoñez y
Mohedano, 2019).
Por ello, es
fundamental que los docentes en su rol de práctica pedagógica desarrollen
necesariamente la inteligencia emocional para poder entender al estudiante, ya
que el vínculo del afecto auténtico será un andamiaje para que el niño pueda autorreflexión
sobre su actuar, autorregulando sus emociones frente a sus compañeros,
creándose un clima armonioso y respetuoso, el cual permita revertir la
situación actual de la educación y aporte a la mejorar la calidad educativa.
Por tal motivo, se elabora
un estudio sistemático teórico, con base en los estudios realizados, con el
objetivo de analizar los factores que propician el desarrollo de la
inteligencia emocional y su correlación con la obtención de un aprendizaje
significativo. Adicionalmente, como justificación para la realización de esta
investigación, se parte desde la perspectiva de contribuir en la mejora de la
dinámica de enseñanza para el logro de competencias en los estudiantes, que en
la actualidad se ven afectados por el detrimento generado en todos los ámbitos
sociales por los estragos de la pandemia.
MÉTODO
El presente artículo se sustentó sobre la base de una
revisión integrativa de los documentos disponibles sobre la inteligencia
emocional y el aprendizaje significativo. En este sentido, partiendo de un
diseño no experimental y un nivel descriptivo, el estudio analizó y sintetizó
las evidencias encontradas que explican la relación entre una adecuada
inteligencia emocional y la obtención de un aprendizaje significativo en los estudiantes.
En este sentido, las fuentes que se utilizaron para el análisis de los
documentos se encontraron en las bases de datos Scielo,
Scopus, Ebsco y Dialnet, realizando para su búsqueda la estrategia del
método de operaciones booleanos utilizando las palabras claves como: AND y OR:
(Inteligencia Emocional AND Aprendizaje Significativo), (Inteligencia Emocional
OR Aprendizaje Significativo) para obtener los documentos más confiables.
Asimismo, respecto a los criterios de inclusión para la
selección, se consideraron investigaciones publicadas en los años 2017 al 2022
en inglés y en español sobre el tema abordado. Además, para el desarrollo de la
revisión sistemática se siguió las sugerencias de la Declaración de Prisma (Preferred Reporting Items for Systematic
Reviews and Meta Analyses)
(Urrútia y Bonfill, 2010).
En la Figura 1, se describe el proceso de elección de base datos para su
análisis. En la búsqueda inicial, se halló un total de 433 documentos para su
estudio, pero de los encontrados 316 documentos fueron excluidos por ser acceso
denegado y/o por duplicidad, de igual manera de los 117 sobrante se analizó y
se eliminaron 105 artículos dado a que no cumplían con los criterios de
inclusión, continuando para su estudio 12 documentos entre artículos y tesis de
investigación.
Figura
1.
Diagrama de flujo PRISMA en cuatro niveles.
Una
vez que se verificó los artículos que exhiben una relación positiva entre la
inteligencia emocional y el aprendizaje significativo, se examinó el documento
completo de los documentos seleccionados, con el propósito de extraer de todos
ellos información referente a determinados puntos de vista para valorar la
calidad, dicha información primero fue recopilada en hoja de Excel para un posterior
análisis y discusión.
DESARROLLO
Y DISCUSIÓN
La
totalidad de los documentos revisados fueron originales provenientes de
diferentes bases de datos, de revistas reconocidas como: revista Complutense de
Educación, Revista Cienc. Tecnol,
Revista Proscience, Revista Electrónica Educare,
Revista de Educación y Desarrollo y Revista de Ciencias Sociales. Con relación
a la metodología y el análisis de los datos, de los 12 artículos revisados 11
artículos fueron de enfoque cuantitativo y 1 artículo de enfoque cualitativo,
de diseño cuasi experimental; de los enfoques cuantitativos 2 artículos fueron
de diseño transaccional exploratorio y 7 artículos de diseño no experimental
con diseño correlacional tal como se observa en la
tabla 1.
Tabla 1
Para Pulido y Herrera (2017) la
inteligencia emocional y el rendimiento académico tienen una relación
directamente proporcional evidenciando que las habilidades emocionales son
relevantes en el logro académico y no solamente para el bienestar individual.
Para los autores, es necesario reconocer y fomentar las competencias
emocionales para desarrollar el proceso de aprendizaje. Lo anterior, pone en duda
la inteligencia racional por encima de las emociones y su manejo, como el
factor determinante para lograr la excelencia, enfatizando la necesidad de
enlazar en el contexto educativo lo académico con lo afectivo.
En este mismo sentido, Huemura (2018) al implementar un programa de
educación emocional asevera que, la mejora en las dimensiones intrapersonal,
interpersonal y manejo del estrés en los individuos, fue un factor concluyente
en el rendimiento académico en los estudiantes que participaron del programa,
aumentando significativamente la inteligencia emocional total y las dimensiones
adaptabilidad y estado de ánimo general, acrecentando favorablemente un
aprendizaje significativo.
De la misma forma, Ceniceros, et al., (2017) asegura que un ambiente de
armonía emocional, donde el medio resulte estimulante, favorece el aprendizaje.
Al propiciar una motivación intrínseca alta, o simplemente orientada a la
solución de problemas, establece y acrecienta los elementos constitutivos tanto
de la inteligencia emocional como del aprendizaje significativo. Para la
autora, considerar las habilidades de desempeño emocional se retribuye en un
mejor desempeño en el entorno escolar. Además, al estimular en el aula la
autoconciencia, el autocontrol, la motivación, la empatía y las habilidades
sociales, genera bienestar emocional, lo que influye positivamente en el
rendimiento académico.
Paralelamente, Valenzuela y Portillo (2018) afirman que el desarrollo del
estudiantado a nivel emocional fortalece las habilidades cognitivas e
intelectuales. Adicionalmente, aunque el desempeño académico en muchos sistemas
escolares es de especial interés, es necesaria la inclusión de las destrezas
emocionales de manera explícita en el aula. De igual forma, lo anterior
predispone la práctica docente a reevaluar los paradigmas al momento de
asistir, apoyar, guiar y corregir al alumnado al momento de relacionarse,
comunicar y regular sus emociones de forma efectiva. Esto se traduce en una
óptica de reflexión y autocrítica de todo el proceso educativo.
Para Arapa y Huamani (2019) los resultados de su investigación demuestran
relación entre las variables de la inteligencia emocional y el aprendizaje
significativo. Los estudiantes tienen mayor control continuo de sus emociones y
acciones, como también los padres deben afianzar desde los primeros años de
vida la autoestima de sus hijos y, finalmente, el docente debe tener mayor
compromiso en su labor pedagógica incorporando a su didáctica el tema de las
emociones. En este sentido, Mendoza y Chuquilin (2021) afirman que hay
correlación favorable, aunque de manera baja, entre la inteligencia emocional y
el aprendizaje significativo. Adicionalmente señalan que para darse una buena
correlación es imprescindible el trabajo en equipo de la comunidad educativa,
donde se efectúen talleres para favorecer la formación integral del estudiante.
De igual forma, para Machaca (2021) hay reciprocidad entre la inteligencia
emocional y el aprendizaje significativo, favoreciendo el manejo de las
emociones, autoestima y autonomía. También, reporta en su investigación que
existe relación entre la inteligencia intrapersonal y aprendizaje significativo,
pero de modo débil.
En contraparte con todos los autores abordados anteriormente, Broc (2019)
señala sobre la posibilidad que la inteligencia emocional está
sobredimensionada y sobrevalorada en la actualidad, por las frecuentes
afirmaciones, algunas sin soporte científico y que son consideradas como
ciertas por personas interesadas en el tema. Sin embargo, para el autor es
imperativo realizar estudios analizando los efectos de programas de
intervención en factores de inteligencia emocional, de forma paralela en la
educación primaria como en la secundaria. Incluso, aún con todo lo anterior,
propone que profesores, orientadores y educadores asuman educar con un doble
objetivo: los contenidos curriculares y lo relativo a los aspectos emocionales
anteriormente comentados, mostrándose de acuerdo con el arte de las
investigaciones que afirman la vinculación entre inteligencia emocional y rendimiento
académico, considerando como posible factor fundamental para el desarrollo
académico tanto el desarrollo emocional como el social.
Para Tume (2022) la inteligencia emocional no contribuye al aprendizaje
significativo indicando una correlación positiva débil. Para que se dé, el
docente debe crear actividades donde incremente su efectividad, permitiendo al
estudiante controlar sus emociones y la experimentación y construcción de su
aprendizaje. De igual forma señala que la expresividad emocional, el autoconocimiento,
las habilidades sociales y la motivación no influyen significativamente en el
aprendizaje, a diferencia del autocontrol.
Asimismo, es indudable que la formación docente es pieza fundamental en el
desarrollo emocional desde la perspectiva del mejoramiento académico. En este
sentido, García y Marín (2021) indican que una destacable parte de los docentes
que participaron en el estudio muestran una adecuada visión teórica del
concepto de la inteligencia emocional, así como de su uso y utilidad. Sin
embargo, a pesar de poseer una elevada implicación práctica, en muchas
ocasiones se trabaja de manera informal, resolviendo conflictos o empatizando
con los estudiantes, cuando lo esencial es aplicar programas longitudinales que
trabajen de forma explícita el desarrollo de la inteligencia emocional.
En referencia al proceso motivacional,
En este mismo sentido, para Romero (2022) es relevante considerar docentes
con un alto nivel de inteligencia emocional que puedan capacitar a los
estudiantes en el uso y desarrollo de la misma como herramienta para su
desempeño profesional., puesto que la afectividad condiciona e interviene en el
comportamiento y capacidad para aprender y, a su vez, el proceso de enseñanza y
aprendizaje provoca reacciones y cambios afectivos. Además, para el autor la
pandemia generada por el Covid-19, es un evento externo que ha afectado todos
los ámbitos de la sociedad actual; evidenciando cambios de patrones y medidas
alternas a un proceso de enseñanza, al cual la comunidad educativa no estaba
preparada, obligando a estos jóvenes a hacer las cosas diferentes, generando
cambios en corto plazo y sin planificación, donde el estudiante debe afinar sus
estrategias, cognitivas, afectivas y motivacionales para autorregular su
aprendizaje de la mejor forma posible.
CONCLUSIÓN
El desarrollo de la inteligencia emocional es un factor importante en los
estudiantes, ya que posibilita su crecimiento personal y mejora sus relaciones
con los demás. Por ello, es relevante generar un ambiente cálido y armonioso
emocionalmente, ya que permite el reconocimiento, valor y respeto, lo que
estimula su participación activa en el ámbito académico.
Al estimular que el estudiante sienta libertad de expresar sus opiniones,
fomenta su autonomía e inspira al reto de solucionar situaciones problemáticas,
influyendo en una motivación intrínseca positiva. Es necesario que los docentes
generen un ambiente acogedor, armonioso con materiales pertinentes, además de
complementar sus conocimientos sobre la inteligencia emocional e incorporarlo a
su labor pedagógica. Asimismo, es oportuno indicar que la inteligencia
emocional, demanda práctica, reconocimiento y gestión de las emociones,
mejorando de manera eficiente la respuesta cognitiva frente a situaciones
problemáticas en el ámbito académico.
Finalmente, el análisis de los diferentes artículos evidencia correlación
entre la inteligencia emocional y el aprendizaje significativo, demostrando que
cuanto más elevado sea el nivel de inteligencia emocional mejor posicionado
estará el nivel de aprendizaje. Asimismo, se sugiere implementar planes de
mejora del sistema educativo, donde las actividades que desarrolle el maestro
se desenvuelvan en contextos abiertos, generando un ambiente de respeto y de
interacción positiva, reflexionando constantemente sobre la actuación de cada
estudiante y docente. De igual manera, se debe trabajar con el trinomio alumno,
escuela y familia, para fortalecer el desarrollo colectivo.
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