Horizontes. Revista
de Investigación en Ciencias de la Educación
https://revistahorizontes.org
Volumen 7 / N° 27 / enero-marzo 2023
ISSN: 2616-7964 ISSN-L: 2616-7964
pp. 414 – 428
Bienestar y educación emocional en la educación superior
Well-being and emotional education in higher
education
Bem-estar e educação emocional no ensino
superior
Ana Lucía Gordillo Caicedo
aniesica@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0003-0687-4983
Instituto Tecnológico
Universitario Cordillera. Quito, Ecuador
Artículo recibido el 12 de julio 2022
| Aceptado el 15 de diciembre 2022 | Publicado el 9 de enero 2023
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https://doi.org/10.33996/revistahorizontes.v7i27.526
RESUMEN
El bienestar emocional permite lograr un equilibrio físico, mental y
emocional, que posibilita gozar de una vida plena y poder hacer frente a los
problemas de manera positiva. Se relaciona con la habilidad de controlar el
fracaso y el logro de metas. El objetivo fue analizar el impacto del bienestar
y educación emocional en estudiantes de educación superior. Se realizó una
revisión sistemática de 28 artículos científicos de Google Académico que
describen el desarrollo de habilidades y capacidades cognitivas del docente y
estudiantes. Para finalizar es necesario comprender el manejo emocional en estudiantes
de educación superior para poder comprender la importancia de disminuir
situaciones divergentes; por ello, la educación emocional forma al individuo y
los prepara como competente emocional para la vida, además, es parte integral
de los procesos cognitivos, neurofisiológicos y comportamentales del ser
humano, que permiten al estudiante manejar sus emociones en el entorno
educativo.
Palabras clave: Educación emocional; Bienestar emocional; Educación Superior
ABSTRACT
Emotional well-being allows achieving a physical, mental and emotional
balance, which makes it possible to enjoy a full life and to be able to face
problems in a positive way. It is related to the ability to control failure and
the achievement of goals. The objective was to analyze the impact of well-being
and emotional education in higher education students. A systematic review of 28
scientific articles from Google Scholar describing the development of cognitive
skills and abilities of teachers and students was carried out. To conclude, it
is necessary to understand emotional management in higher education students in
order to understand the importance of reducing divergent situations; therefore,
emotional education trains the individual and prepares them as emotionally
competent for life, in addition, it is an integral part of the cognitive,
neurophysiological and behavioral processes of the human being, which allow the
student to manage their emotions in the educational environment.
Key words: Emotional education; Emotional well-being; Higher Education
RESUMO
O bem-estar emocional permite o equilíbrio físico, mental e emocional, o
que torna possível desfrutar de uma vida plena e lidar com os problemas de
forma positiva. Está relacionado com a capacidade de controlar o fracasso e a
realização de objetivos. O objetivo era analisar o impacto do bem-estar
emocional e da educação emocional nos estudantes de ensino superior. Foi
realizada uma revisão sistemática de 28 artigos científicos do Google Scholar
descrevendo o desenvolvimento das habilidades e habilidades cognitivas de
professores e alunos. Para concluir, é necessário compreender a gestão
emocional nos estudantes de educação superior para compreender a importância de
reduzir situações divergentes; portanto, a educação emocional treina o
indivíduo e o prepara como emocionalmente competente para a vida, além disso, é
parte integrante dos processos cognitivos, neurofisiológicos e comportamentais
do ser humano, que permitem ao estudante gerir suas emoções no ambiente
educacional.
Palavras-chave: Educação emocional; Bem-estar emocional; Educação superior
INTRODUCCIÓN
La inteligencia emocional es un conjunto de habilidades, que
permite mantener una comunicación afectiva dentro del entorno en el que se
desenvuelve una persona, mejorar las relaciones interpersonales; de ahí que el
objetivo de la educación y el bienestar emocional en el siglo XXI se han
convertido en la base del desarrollo personal del ser humano. De acuerdo a
Rodríguez et. al (2018) el manejo de las emociones son
un parámetro del desempeño y aprovechamiento académico; las emociones negativas
están estrechamente relacionadas con el fracaso, no así las emociones positivas
que determinan un estado de ánimo favorable para alcanzar los objetivos, metas
y el éxito que el estudiante se plantea. Estas consideraciones llevan a
determinar la importancia del bienestar emocional del estudiante, en tanto el
control de las emociones y los estados de ánimo sean asumidos adecuadamente con
el objetivo de vencer la adversidad e ir generando autoconfianza para potenciar
las expectativas de éxito; consecuentemente el bienestar emocional y el
rendimiento académico de los estudiantes de educación superior se vinculan al
manejo emocional y a su actitud de aprendizaje.
Entre tanto Mujica et. al (2019) tienen en cuenta que la
emoción y la razón producen respuestas a una situación interna o externa, las
emociones a finales del siglo XX eran consideradas un rasgo que dificultaba los
procesos cognitivos que permitían procesar información determinante para la
toma de decisiones; en cuanto es importante analizar descubrimientos
científicos en el siglo XXI, con un
enfoque entre la razón y la emoción como aspectos que se integran de
manera indisoluble, puesto que la información que se procesa activa las habilidades
de aprendizaje. Así pues, el ambiente influye en el bienestar que se manifiesta
desde el docente al estudiante y que fomentan las emociones positivas del
entorno.
El estudio de Fragozo (2015)
menciona a organismos internacionales, que describen la obligación de una
instrucción completa del estudiante; en dónde además de los conocimientos
académicos se incluye una formación de la inteligencia emocional, que le
permita al estudiante enfrentar el campo laboral y los requerimientos del medio
en el que se desenvuelve. El desarrollo profesional incide directamente en el
manejo de las habilidades sociales del ser humano y por ende en el bienestar e
interacción académica, familiar, social, en un ambiente de armonía, capaces de
manejar comportamientos adecuados frente a los problemas.
De otra manera, Oriol et. al (2017)
en su estudio expone que las emociones positivas que se manifiestan en el aula,
pronostican el aprovechamiento de los estudiantes, cuyo objetivo se enfoca en
la confianza que tienen en sí mismos para impulsar su aprendizaje; también la
confianza que se genera hacia alguien con predisposición de ayuda y empatía.
Menciona que la autonomía y el empeño que los estudiantes evidencian en su
rendimiento es de gran responsabilidad; se destaca la
autoeficacia y el compromiso que señala la capacidad de llegar al éxito
académico. Por lo tanto, el papel de las emociones positivas es fundamental ya
que reflejan el compromiso y bienestar de los estudiantes.
Por otra parte, Bisquerra (2005) en
su estudio menciona que el manejo emocional en estudiantes de educación
superior es importante para disminuir situaciones divergentes; adicionalmente,
expone que los objetivos de la educación emocional es formar al individuo y
prepararle como competente emocional para la vida. Enfatiza la importancia de
la percepción emocional y el adecuado manejo de las emociones negativas. De ahí
que es relevante desarrollar la habilidad y disposición de afrontar las
adversidades manteniendo una actitud positiva. También enfatiza la necesidad de
que la educación emocional vaya dirigida a los docentes y estudiantes a través
de programas que enseñen estrategias de manejo emocional que favorezcan a los
diferentes estados de ánimo que conlleva mantener mejores relaciones
interpersonales. Para tal efecto, el objetivo fue analizar el impacto del
bienestar y educación emocional en estudiantes de educación superior, cuyo
propósito es identificar programas, de desarrollo personal que permitan aplicar
estrategias de manejo emocional, con la finalidad de mantener una adecuada
armonía en la enseñanza aprendizaje.
METODOLOGÍA
La investigación tuvo un alcance exploratorio, ya que se
realizó una revisión sistemática de estudios de educación emocional y bienestar
en estudiantes de educación superior, con énfasis en las emociones y la
aplicación de programas de intervención en las aulas. Se realizó una búsqueda
en Google académico, a través de los siguientes descriptores: “Educación
Emocional + Educación Superior” + “Bienestar Emocional + Estudiantes
Universitarios”. Se seleccionaron únicamente artículos científicos. Se
excluyeron libros y páginas web sobre el tema. Se obtuvo 3.750 resultados, de
las cuales se eliminaron 57 duplicados, dejando un total de 3.603; se
descartaron 1.500 por no contribuir a la investigación. A criterio del
investigador, se seleccionaron 29 estudios entre los años 2000 y 2022 sobre investigaciones
descriptivas y teóricas el tema para poder describirlos. Para una mejor
comprensión de los criterios de búsqueda, se encuentran referidos en la Tabla
1. La Figura 1 muestra el diagrama de flujo de Prisma de la revisión
sistemática.
Tabla 1. Criterios de búsqueda en el buscador Google
Académico.
Figura 1. Diagrama de flujo Prisma
DESARROLLO Y DISCUSIÓN
La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2019) manifiesta
que el bienestar emocional se traduce en la experiencia subjetiva de sentirse
bien, en armonía y con tranquilidad. Todos aspiran a sentirse a gusto con ellos
mismos y con el mundo que les rodea; se puede evidenciar que el bienestar y la
educación emocional son el soporte del ser humano y que aún en tiempos de
pandemia se ha dejado ver un punto de equilibrio en los entornos de enseñanza y
aprendizaje. Además, el bienestar emocional contempla la necesidad de cumplir
las expectativas de docentes y estudiantes, aún en un ambiente de temor frente
a una pandemia que estará presente a largo plazo.
Es relevante destacar que, dentro
del proceso de enseñanza y aprendizaje, la inteligencia y la educación
emocional juegan un papel importante en la formación del ser humano; no solo en
el desempeño de sus capacidades intelectuales, tanto como en la formación en
valores. Esta revisión de literatura permitió identificar varios estudios que
tratan del tema y complementan el conocimiento sobre la importancia de la
educación emocional, para lograr el bienestar integral del estudiante. El
resultado del proceso de sistematización se detalla en la Tabla 2.
Tabla 2. Detalle de los Artículos Científicos en
Revisión Sistemática con sus Respectivos Autores.
En primer lugar, Fernández y Ruíz (2008) realizan una
revisión crítica sobre el nacimiento de la inteligencia emocional y se han
enfocado en el contexto educativo; observando el presente y proyectando el
futuro. A través de programas de intervención en inteligencia emocional basados
en el modelo de Mayer y Salovey, desarrollan
habilidades socio emocionales que deben extenderse a
toda la sociedad. Se ha identificado que la mayor parte de situaciones que
suceden en la vida cotidiana del ser humano, no son por falta de proceso de la
información, sino más bien por falta de manejo emocional. El objetivo de estos
programas es desarrollar inteligencia emocional a través de la aplicación de
cuatro habilidades: la percepción emocional que identifica los sentimientos
propios y ajenos ; la facilitación emocional del pensamiento en donde el
individuo domina sus sentimientos y responde apropiadamente; la comprensión
emocional donde las emociones se relacionan con la consideración y el respeto;
y el manejo emocional en donde las estrategias de regulación le permiten al
individuo tomar conciencia de sus emociones de una manera armónica y tolerable
sin que afecte su estado de ánimo.
Por otro lado, Fernández y Extremera
(2009) en su artículo recogen una definición de la felicidad como un estado de
satisfacción y bienestar, y detallan las herramientas utilizadas para
desarrollar la inteligencia emocional y la educación de las emociones, basados
en el modelo de Mayer y Salovey, con el objetivo de
procesar las sensaciones emocionales, y la importancia de expresarlas como una
habilidad que le permita al individuo relacionarse consigo mismo y con los
demás. Así, a mayor inteligencia emocional mayor y mejores relaciones
interpersonales ha de mantener el individuo; adicionalmente manifiestan que las
personas con estados emocionales positivos, se muestran felices en los entornos
académicos. Otro de los puntos abordados fue la emoción y la razón, que apunta
al equilibrio de estos componentes donde el comportamiento y afectos influyen
en las reacciones y en la toma de decisiones.
El estudio realizado por Bello (2019) tiene como objetivo
incluir a la inteligencia emocional dentro del plan de estudios para fortalecer
las competencias emocionales en la formación académica. Se ha analizado la
inteligencia emocional como el poder tolerar las emociones propias y las de los
demás con autocontrol y afecto. El rendimiento académico no precisamente es un
predictor de cara a la vida que permite hacer un afrontamiento de eventos en
los que se implique el ser humano; por consiguiente, se ha contemplado que el
coeficiente intelectual sin el acompañamiento emocional, no facilitan resolver
conflictos de una manera apropiada y oportuna; en tal virtud, el
fortalecimiento de la inteligencia emocional es imprescindible en el proceso
formativo de las habilidades sociales.
El estudio de Rodríguez et. al
(2019) describen en su investigación los niveles de inteligencia emocional
según el género de los estudiantes en la educación superior, a través de
estudios descriptivos aplicados en una Institución de Educación Superior en
Ecuador. Su objetivo fue obtener datos de niveles de regulación emocional entre
hombres y mujeres, evidenciando que se favorece a la inteligencia emocional en
el campo académico haciendo que la inserción laboral a futuro sea exitosa,
proyectando bienestar personal y profesional. Se destaca la importancia de
saber, saber ser y saber hacer dentro de las competencias necesarias en el
campo educativo superior; este escenario ha permitido evidenciar que la
inteligencia emocional es un determinante en el manejo emocional tanto en
mujeres como en hombres no solo en el campo académico sino también es un
predictor del desempeño profesional.
En cambio, Escobar y Andrade (2018) en su investigación de
clima laboral de la Empresa Pública-Empresa Municipal de Agua Potable y
Alcantarillado de Ambato- Ecuador (EP-EMAPA-A), mencionan en su estudio dirigido a 80 personas a quienes se les
aplicó un test de clima laboral y habilidades sociales, que al menos el 51%
mantienen habilidades sociales adecuadas
en alto nivel, mientras que el 20% mantiene un nivel medio de manejo de
clima laboral; determinando así que las habilidades sociales no son decisivas
dentro de este campo. En este contexto, es importante mencionar que la buena
comunicación contribuye a desarrollar un clima laboral saludable en donde el
rendimiento de los colaboradores redunda sin duda en la productividad de la
empresa. Por lo que es importante fortalecer las habilidades sociales a través
de programas integrales de desarrollo de la inteligencia emocional.
De otra manera, García (2017) en su estudio tiene como
objetivo determinar que el rendimiento académico de estudiantes universitarios
ha sido establecido a base de programas de estudio del coeficiente intelectual
y emocional. Dichas intervenciones han demostrado que la formación en el
cuidado de sí mismo permite trabajar de forma consciente en su propio bienestar
integral, incluyendo los valores y los hábitos que deben mantenerse a largo
plazo. Se ha logrado resaltar que es fundamental que los estudiantes de
educación superior desarrollen su inteligencia emocional, mantengan hábitos
positivos, que manifiesten sus sentimientos de manera espontánea. De igual
forma deben reconocer que como seres humanos han de equivocarse, saber cómo
reaccionar en el momento, con la persona, en el lugar adecuado, pero sobre todo
con el lenguaje emocional adecuado. Otro punto sustancial que merece la pena
resaltar es el trabajo en equipo, sea este en el entorno familiar, social o
escolar, evidenciando sus fortalezas, productividad y eficiencia, felicidad,
satisfacción y bienestar.
Adicionalmente, Pacheco (2017) manifiesta que, entre la
educación emocional y la formación docente, existe un vínculo de la
inteligencia emocional y el entorno educativo del estudiante; siendo el
objetivo principal el desarrollo integral de las personas. Una de las
estrategias es fomentar un trato afectivo con los estudiantes en un ambiente
positivo y de confianza; además, crear en los estudiantes total apertura para
expresar sus sentimientos, y favorecer sus capacidades para un adecuado
aprendizaje; sobre todo, manejar estrategias en el aula que faciliten la sana
convivencia con los estudiantes, de tal manera que el docente pueda afianzar su
formación vocacional, dado que la interacción
entre el docente y el estudiante debe manejarse en un ambiente positivo,
propiciando el trabajo en equipo, y generando motivación, empatía, que redundan
en un aprendizaje de calidad.
De otro modo, Palomera et. al.
(2017) en su investigación relacionada a la educación y la vinculación del
docente con el estudiante, han encaminado su objetivo evidenciando que es necesario
que sus habilidades emocionales y bienestar, tengan un efecto multiplicador en
el estudiante a través de la aplicación de programas de educación emocional de
manera permanente. Y además que se extienda a nivel de todos los centros de
educación superior, propendiendo a mantener las emociones positivas y el
bienestar emocional de manera general. De tal manera que la motivación y el
optimismo que debe mantener el docente debe estar enfocado a desarrollar sus
habilidades socio afectivas en todos los ámbitos educativos, poniendo énfasis
en la creatividad, eficacia, gestión grupal, pero sobre todo empatía y
asertividad como un firme compromiso a largo plazo.
En el estudio realizado por García (2020) en el que su
objetivo es detallar el rendimiento académico y el bienestar emocional en la
educación, recalca la importancia de asociar las capacidades cognitivas y las
habilidades emocionales, que han formado
parte de los desempeños teóricos y
prácticos dentro de las aulas; cabe mencionar que es primordial la participación del docente, enfocando su dedicación a desarrollar y manejar las
emociones del alumnado; orientado a transmitir y hacer prevalecer las emociones
positivas, manifestadas en el bienestar, la alegría y la satisfacción, pero
también se enfoca en estrategias de
regulación de las emociones negativas, las mismas que las trabaja para que paulatinamente se vayan
modificando hasta lograr el bienestar. En consecuencia, la inteligencia
emocional favorece a la formación y desarrollo de las capacidades de
autocontrol emocional y automotivación, así como la prevalencia de valores en
el ámbito educativo.
Desde otro punto de vista Taramuel
(2019) en su estudio manifiesta, que se debe empezar por el docente; con el
objetivo de hacer una evaluación e intervención asegurando el desarrollo
emocional a través de la gestión neurofisiológica, comportamental y cognitiva,
que sean capaces de regular sus emociones con éxito, puesto que la enseñanza
aprendizaje es una obligación que le invita a desarrollar métodos pedagógicos
innovadores, con el propósito de encaminar una enseñanza reflexiva y práctica;
además de mantener las cualidades morales, éticas y empáticas que propicien un
aprendizaje de calidad, haciendo que el estudiante se empodere del conocimiento
y empiece a tener actitud emprendedora. Lo expuesto concluye que el docente
genera las semillas para que el estudiante se nutra de conocimiento y adquiera
habilidades emocionales que le permitan gozar de bienestar. De los resultados
obtenidos del estudio se ha deducido que el bienestar psicológico y laboral
está estrechamente ligado al desempeño y rendimiento académico del estudiante.
Por otra parte, Cañero et. al (2019)
refleja la importancia de desarrollar competencias emocionales, que facilite al
estudiante una adaptación adecuada y cómoda en los diferentes entornos; el
objetivo es realizar una observación de la inteligencia emocional, empatía y
bienestar, manifiestan también que el ingreso a la educación superior implica
vencer nuevos retos; por lo que, es importante facilitar el pensamiento para
vencer el estrés y orientarse al éxito académico. Entre las características
analizadas se encuentra la edad, ésta variable de estudio menciona que mientras
la edad avanza la empatía disminuye por efectos emocionales, luego se analiza
el bienestar que tiene que ver con la complacencia con la vida y la
afectividad, y la satisfacción con la vida que evidencia los logros personales.
Como resultado del estudio se descubrió que los hombres exteriorizan un mayor
nivel de inteligencia emocional, y las mujeres un mayor nivel de empatía y
satisfacción con la vida. Bajo esta óptica se destaca el rédito por afianzar
las habilidades emocionales de los estudiantes de nivel superior que les
permita su propio manejo emocional y afrontamiento de las emociones negativas.
De otra manera, Lozano y Serna (2020) en su estudio
consideran la pandemia, como un factor de certidumbre en donde las emociones se
han visto muy marcadas en el entorno familiar, social y de una manera
particular en el entorno educativo; siendo las emociones negativas más
habituales, desde este punto de vista se considera la enseñanza y
aprendizaje con un impacto relevante,
haciendo que el sistema educativo en general replantee la forma de sostener el
bienestar común, manteniendo resiliencia, de ahí la
necesidad de desarrollar programas de ayuda para el desarrollo psicológico
emocional. Por esta razón se han descrito alternativas innovadoras, que hacen
que la práctica docente genere destrezas y habilidades en los entornos
educativos; estas habilidades facilitan el aprendizaje a través de la
motivación, hábitos saludables, salud mental, que contribuyen al desarrollo
integral de los involucrados, y afianzan la Inteligencia emocional, el
autocontrol, autoconfianza, autorregulación, autoconocimiento y sobre todo la
empatía, fomentando entornos de aprendizaje positivos, garantizando armonía en
el aula y en las interrelaciones con los demás.
Bajo este escenario, es importante enfatizar que el papel del
docente es relevante tomando en cuenta que, es la persona con la que el
estudiante puede establecer relaciones socio afectivas que hacen que su
confianza y desarrollo del aprendizaje tenga el éxito deseado. Además, la
percepción y la habilidad de comunicación del docente será
fundamental, en primera instancia por que ha considerado las distintas
personalidades de los estudiantes, concentrándose en lo que cada uno es capaz
de hacer, transformando las situaciones no muy positivas y tolerando sus
propias emociones.
Desde la perspectiva de Bisquerra y
Pérez (2012) manifiestan que es importante que el profesorado tenga algún tipo
de instrucción emocional para su orientación en el proceso de enseñanza de una
manera integral, proponiendo recursos metodológicos, técnicas y actividades que
vayan aportando al desarrollo de las fortalezas de los individuos,
repercutiendo en su propio bienestar y en el bienestar social. Bajo este
contexto la educación emocional será un proceso continuo de capacitación que
contribuya al desarrollo del ser humano; el objetivo es que el desarrollo de
las actividades impulse las destrezas, el manejo del comportamiento y la
práctica de valores, con solidez y bienestar emocional positivo; también
manifiestan que las estrategias de los programas deberían ser puestos en marcha
desde la educación infantil con el objetivo de propiciar la formación integral
temprana, así como también la formación del docente de forma continua.
Desde otro enfoque, Bisquerra y
Hernández (2017) exponen que la educación debe tener como pilar fundamental una
mejora continua del bienestar, como parte significativa de la formación, y que
deba trascender desde el docente, estudiante, familias y a toda la sociedad; el
programa tuvo como objetivo desarrollar sus capacidades emocionales y la
atención en sí mismos. Todo programa de intervención permite fortalecer
habilidades emocionales a través de actividades prácticas en la formación del
participante; así pues, consideran que las actividades y programas de
desarrollo emocional deben ser incluidos en los planes de educación curricular
desde la formación cognitiva, conductual y complementaria, haciendo uso de un
lenguaje asertivo y compresivo. En consecuencia, la educación y el bienestar
emocional es trascendental frente a los contenidos académicos; los mismos deben
estar combinados de manera armónica para la puesta en marcha de aulas felices.
Por otro lado, Ezcurra (2005) identifica las dificultades de
adaptación y las posibilidades del fracaso de estudiantes de primer nivel, que
pueden ocasionarse por factores diversos, de índole financiera, familiares y
sociales; factores éstos que provocan el absentismo y en muchas ocasiones la
deserción; en este contexto el objetivo es identificar las necesidades y
expectativas de los estudiantes de primer nivel, y los posibles problemas que
permitan implementar programas y actividades preventivas que eviten la
deserción.
Se destaca también la interrelación que debe mantener el docente
con el estudiante, la metodología, la cercanía, las instalaciones, que hacen
que el estudiante se identifique y se oriente al aprendizaje, consecuentemente
es primordial hacer diagnósticos tempranos que favorezcan el bienestar general
del estudiante, creando vínculos socioafectivos, así
como un ambiente acogedor que facilite el desempeño pleno y a satisfacción
dentro del espacio físico académico. Otro factor indiscutiblemente importante,
ha sido los requisitos y parámetros que deben cumplir los estudiantes para el
ingreso a la educación superior, mismos que están regidos por los entes de
control de educación.
Desde la Psicología positiva Nieves et. al
(2013) han realizado un programa Código de Identificación Personal (CIP),
basados en la cognición y competencias para la vida. Manifiestan que el valor
del alumnado perfeccionando e integrando el “saber, saber hacer, y saber ser”;
aporta al desarrollo cognitivo y actitudinal en la enseñanza aprendizaje; dando
sentido a la creatividad y a su bienestar general. Este estudio tuvo como
objetivo realizar trabajos que muestren sus fortalezas enlazadas a los
propósitos, al liderazgo, trabajo en equipo, a trazar una hoja de ruta para la
consecución de sus propios objetivos; es imprescindible equilibrar sus fortalezas
con el conocimiento y la parte conductual para un óptimo desarrollo académico,
y a futuro hacer frente a las exigencias del mundo, conscientes que el mundo
actual demanda un desarrollo personal y profesional integral; por lo tanto, las
habilidades socioemocionales le permiten al estudiante poner en práctica no
solo los conocimientos académicos sino también aquellos comportamentales.
Desde otra óptica, Cortés y Ruíz (2021) en su estudio
manifiestan que es primordial tomar en cuenta que la felicidad es un
sentimiento de bienestar, manifestado en las vivencias positivas del ser
humano, facilitando su autocontrol y optimismo frente a las eventualidades de
la vida. El objetivo primordial fue buscar factores que vayan en detrimento de
la salud mental y el bienestar emocional del docente y por ende afecten a las
emociones positivas, y como consecuencia se exponga el docente al estrés
laboral, evidenciando alteraciones en su personalidad. En este ambiente los
programas de bienestar universitario analizan las magnitudes del Ser, con
actividades complementarias académicas integrales que permitan disminuir la
deserción y prosperar la calidad e igualdad educativa, garantizando la
permanencia de los estudiantes en la Educación Superior.
Por otra parte, Ruíz et. al (2018)
se centran en el estudio de factores como la satisfacción con la vida,
autoestima, desarrollo personal, estrés, y actitud positiva, en una muestra de
estudiantes universitarios a través de una escala para estos factores, con el
objetivo de hacer una valoración de la vulnerabilidad de riesgos como la
inclinación a consumo de sustancias, comportamientos de violencia, pensamientos
de muerte. Se analiza el estudio desde la psicología positiva y es importante
destacar los factores que aportan al desarrollo del bienestar y la satisfacción
con la vida, se recalca la importancia de considerar factores socioafectivos y de formación, como determinantes del
impacto del bienestar y las posibles consecuencias adversas.
Desde otro punto de vista, Extremera
et. al (2007) analizan el síndrome del quemado, los
niveles de energía, y su relación con la inteligencia emocional, en una muestra
de 371 estudiantes de educación superior; los resultados del estudio resaltan
que un menor desgaste, menos estrés y mayor dedicación y aprovechamiento
académico se evidencian debido a una inteligencia emocional elevada; no así, el
desánimo que refiere menores niveles de inteligencia emocional. Este es el
punto de partida para replantear el aprendizaje a través de una mejora de las
habilidades emocionales y el desarrollo óptimo de las actividades académicas
que mitiguen el estrés, que favorezca y motive la actitud positiva frente a sus
estudios; por lo tanto, el manejo del bienestar emocional en las aulas determina
un factor preponderante y un vínculo del aprendizaje.
En otro escenario Trellez (2020),
destaca el objetivo de desarrollar su estudio orientado al bienestar
Psicológico y manejo de la autoestima en los estudiantes de educación superior,
estableciendo que, en tanto mantengan un alto grado de aprobación y amor por
ellos mismos, el manejo emocional les ayuda a alcanzar sus metas y objetivos a
través de su autonomía, competencias emocionales e interrelaciones positivas, haciendo
realidad sus proyectos de vida y por ende su desarrollo personal y bienestar
psicológico. También manifiesta que cada persona tiene características
diferentes y por ende distintas formas de saciar sus necesidades. En
consecuencia, el bienestar psicológico forma parte sustancial del desarrollo
personal del ser humano de manera integral en todos los entornos, permitiéndose
experiencias de convivencia activa y positiva.
De forma similar, Estrada y Mamani (2020) orientan el
objetivo de estudio a vincular el bienestar y resiliencia,
en una muestra de 134 estudiantes; el resultado demuestra que el bienestar
psicológico y la resiliencia están intrínsecamente
relacionados, puesto que la resiliencia le da a la
persona la habilidad de enfrentar la adversidad de modo positivo. Recalcan
además que estas dos variables se vinculan con los estados de ánimo de
felicidad y tranquilidad. Adicionalmente destacan que el bienestar y resiliencia tienen como característica la salud mental que
conlleva un desarrollo personal óptimo; por lo que recomiendan que el
acompañamiento docente es primordial en el desarrollo
académico en un ambiente armónico.
Por último, Gordillo (2021) analiza el bienestar emocional a
través de un perfil PERMA (Positive emotions, engagement, relationships meaning, achievement) en una
muestra de 616 estudiantes de educación superior del Instituto Tecnológico
Universitario Cordillera, en diferentes áreas de formación. El estudio
evidencia que la mayor parte de estudiantes mantienen un nivel aceptable de
equilibrio y desarrollo de competencias emocionales, así como un significativo
crecimiento personal que esté asociado a la impartición de la asignatura
transversal Inteligencia Emocional. En tal virtud, se debería promover
programas de desarrollo y educación emocional que se enfoquen en el manejo
emocional del docente y estudiantes, permitiendo reducir la conflictividad en
el aula de clase.
CONCLUSIÓN
La mayoría de los estudios recalcan que el docente es el
protagonista de su manejo emocional y el de sus estudiantes. Las estrategias
más comunes entre los autores que aparecen en este estudio son: orientar en la
clase para que prevalezcan las emociones positivas, motivar a aprender
estrategias de manejo emocional consciente, fomentar la capacidad de atención,
escucha, trabajo en equipo, liderazgo en sus estudiantes, que redunden en
manifestaciones de bienestar.
Es el docente el primer contacto de afecto y generación de
confianza en el entorno educativo, y de quien depende muchas veces la
permanencia del educando. La capacitación docente en el manejo de habilidades
emocionales es la clave para transmitirlas a los estudiantes. Por lo que, es
importante destacar que el mayor beneficio de la Inteligencia emocional es
poder mantener buenas y mejores relaciones interpersonales y una actitud segura
y efectiva frente a la vida a través del aprendizaje con alta manifestación de
empatía frente a las necesidades del estudiante de educación superior.
La revisión de los estudios faculta apreciar que la mayoría
de los autores mencionan la importancia de la educación y el bienestar
emocional en estudiantes de educación superior, no existen diferencias
importantes entre los planteamientos de los autores; puesto que la mayoría de
ellos convienen que la inteligencia emocional es fundamental en el desarrollo
de las relaciones personales con empatía. Además, coinciden en que el manejo
emocional es importante en un mejor rendimiento académico de los estudiantes de
nivel superior.
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