REPSI -
Revista Ecuatoriana de Psicología
Volumen 5, Número 13,
septiembre-diciembre 2022
ISSN: 2661-670X
ISSN-L: 2661-670X
pp. 153 – 165
Construcción y validación de la Escala de Miedo
Generalizado para personas hispanohablantes
Construction and validation of the Generalized Fear
Scale for Spanish speakers
Construção e
validação da Escala de Medo Generalizado para falantes de espanhol
Charles Ysaacc Da Silva
Rodrigues
charles.rodrigues@campus.ul.pt
https://orcid.org/0000-0002-3545-610X
Universidad de Guanajuato. León, México
Paula Alexandra Carvalho de Figueiredo
paulafigueiredo@campus.ul.pt
https://orcid.org/0000-0001-8742-2780
Universidad de Guanajuato. León, México
Recibido el 31 de julio 2022 / Aceptado el 18 de agosto
2022 / Publicado el 1 de noviembre 2022
Escanea en tu dispositivo móvil o revisa este artículo en:
https://doi.org/10.33996/repsi.v5i13.79
RESUMEN
El miedo ha sido estudiado frente a la prevención del peligro. De allí
que, el objetivo
Fear has been studied in relation to the
prevention of danger. Therefore, the objective was to construct the Generalized
Fear Scale (GFS) for Spanish speakers, which was
carried out through a non-experimental, cross-sectional and instrumental
design, with the participation of 765 people evaluated with the test items. The
statistical analysis was performed based on an Exploratory Factor Analysis
(EFA) and Confirmatory Factor Analysis (CFA) model, as well as the calculation
of Cronbach's alpha to obtain internal consistency
indicators, with a result of α = .899 for the physical dimension, α = .877 for
the social dimension, α = .774 for the metaphysical dimension and α = .938 for
the total scale. The EMG provides applied psychology with a scale capable of
measuring generalized fear, without the subjectivity of clinical observation or
interpretation.
Key words: Scale; Fear Scale; Generalized fear;
Validation; Spanish speakers
O medo tem sido estudado em relação à prevenção
do perigo. Portanto, o objetivo era construir a Escala Generalizada de Medo
(GFS) para falantes de espanhol, que foi realizada através de um projeto não
experimental, transversal e instrumental, com a participação de 765 pessoas
avaliadas com os itens de teste. A análise estatística foi realizada com base
em um modelo de Análise Fatorial Exploratória (EFA) e Análise Fatorial
Confirmatória (CFA), assim como o cálculo do alfa do Cronbach
para obter indicadores de consistência interna, com um resultado de α = .899 para a dimensão física, α = .877 para a dimensão social, α = .774 para a dimensão metafísica e α = .938 para a escala total. O EMG fornece à psicologia aplicada uma escala capaz de medir o medo generalizado, sem
a subjetividade da observação clínica ou interpretação.
Palavras-Chave: Escala; Escala do medo; Medo generalizado;
Validação; Falantes de espanhol.
INTRODUCCIÓN
Las emociones son reacciones automatizadas y no racionalizadas que
tienen como objetivo el ajuste de los procesos individuales, a través de la
prevención del peligro inminente, para asegurar la sobrevivencia, la integridad
y la salud del organismo (Poma y Gravante, 2018). Aparte de la clasificación
teórica de las emociones, el miedo parece vincularse con todas las demás
reacciones viscerales del ser humano, debido a su implicación con el sistema de
alerta, responsable de activar en el cerebro una necesidad de evaluación
relacional del individuo con su entorno. De este modo, el miedo permite un
reajuste adaptativo de las respuestas físicas, sociales y metafísicas en el
medio ambiente de la persona
Existe un cierto consenso científico, donde las emociones se pueden
dividir en dos grandes grupos, primarias, cuando se consideran experiencias
intersubjetivas y vividas en primera persona; y sociales, cuando se refieren a
las vivencias subjetivas que involucran a más de una persona (Bauman, 2022; Damásio, 1999). Sin
embargo, los cambios fisiológicos parecen estar relacionados con procesos de
condicionamiento que varían entre la recompensa y el castigo, o entre la lucha
y la huida. Es importante mencionar que los cambios fisiológicos tienen la
capacidad de almacenar un recuerdo asociado a una emoción, sin que para tal sea
necesario cualquier tipo de intervención de los sentimientos (Damásio, 2003).
Asimismo, las emociones también se pueden clasificar en positivas y
negativas, pero en el caso del miedo, debido a su complejidad biológica, se
considera como una emoción heterogénea
El miedo, en la perspectiva más tradicional y precientífica
de la psicología, se asumía como un sentimiento personal, idiosincrático y
únicamente accesible a la persona que lo experimentaba. Según esto, aunque el
miedo se pueda verbalizar, gesticular y tornar público, no es posible
cuantificar el sentimiento o su intensidad en una persona que pudiera vivirlo (Damásio, 1994). El miedo se presenta como un constructo
social aprendido, cuya respuesta más esperada es la evitación del objeto o
situación que lo provoca, aunque cuanto más se evite el estímulo amenazador
menor será la probabilidad de aprender que dicho objeto o situación no es
peligrosa (Lazier y Plamper,
2012; Purcella, 2013).
Más adelante, a través de investigaciones realizadas, primero con
animales y después con seres humanos, Darwin (1872) refiere que el miedo es una
emoción universal, y que del mismo modo que se caracteriza por una
representación mental, también posee características de índole corporal. Sobre
las expresiones faciales observó que con el miedo se exhibe rigidez en los
labios, elevación y contracción de las cejas y párpados y, en determinadas
situaciones, la boca abierta; mientras que el cuerpo acostumbra a ejecutar
movimientos y expresiones contrarias a lo esperable que, al parecer, surgen por
sumisión y subordinación, o sea, por sobrevivencia. Además, pueden aparecer
movimientos involuntarios, como el temblor, que son igualmente visibles en el
enojo o en la alegría intensa (Darwin, 2001).
De hecho, existen varias coincidencias teóricas entre los sentimientos
de miedo, enojo y sorpresa, aunque siempre se han calificado como el resultado
de una mezcla de emociones vividas en simultáneo (Damásio,
2003). Otro aspecto significativo es que algunas personas perciben el miedo con
un cierto placer, al menos eso parece, cuando asisten a una película de terror,
leen un cuento de suspenso o exploran lugares peligrosos. Así mismo, también se
podría pensar que ese deleite con el miedo no es más que la excitación asociada
al riesgo o al temor momentáneo de no conseguir un logro importante. Otras
personas, simplemente evitan esa emoción a toda costa (Ekman,
1994, 1999).
En realidad, sentir miedo puede ser algo bastante provechoso, siempre y
cuando, ese miedo este justificado en la mente del
individuo que incremente su sentido de seguridad y que le proporcione una vida
mejor; y que, por supuesto, no sea el resultado de una apreciación incorrecta
de una determinada acción, en ese caso, tal sentir sería innecesario (Damásio, 1994; Elster, 2010). El
miedo, como otras emociones, altera el procesamiento de los mecanismos
cognitivos lo necesario para adecuarlos a un estado de temor, por eso el miedo
puede clasificarse de diversas maneras, siendo que las más comunes son: miedo a
la muerte, enfermedades, animales, violencia, objetos, entre otros (Damásio, 1999, 2003).
Lo anterior, permite entender que el miedo puede generar, de manera
individual, la autorreprobación, el autodesprecio y una ansiedad extrema frente al fracaso;
pero el miedo no es un fenómeno exclusivo de la psique individual, puesto que
también comparte elementos transversales con las relaciones sociales y la
producción subjetiva de ideas e ideales; esta emoción representa, mayormente,
un sentido de la incertidumbre con respecto al porvenir, de insatisfacción con
la vida, y una sensación de dominio socioeconómico generado por temor. Por
desgracia, vivimos en una sociedad de grupos vecinales, seguridad privada,
cercas de alambre, desinformación, odio, violencia e impunidad (Aldana, 2008).
De esta manera, resulta necesario construir, validar y asegurar la confiabilidad
de una escala que proporcione una medición objetiva y concreta del fenómeno
emocional de miedo generalizado. Esta medición se realiza a partir de 3
dimensiones que pueden explicar la variabilidad conductual y cognitiva de la
persona con miedo, esto con el propósito de encontrar mayor precisión en el
diagnóstico diferencial de la regulación emocional (ansiedad, depresión y
estrés), psicopatología, comorbilidades, y enfermedades o cuadros clínicos
independientes (Le
Esta investigación se realizó a través de un diseño no experimental,
transversal y de tipo instrumental (Ato y Benavente, 2013; Montero y León,
2002). Participaron en esta investigación 765 personas residentes en países
hispanohablantes, de los cuales, 609 eran mujeres (79,7%) y 156 eran varones
(20,3%), presentaban un promedio total de edad de 43,5 años con una edad mínima
de 18 años y máxima de 68 años. En cuanto al estado civil de la muestra, 352
personas eran casadas (46,1%), 306 solteras (40%), 91 divorciadas (12%) y 16
viudas (1,9%). Sobre sus creencias religiosas se reportó que 452 participantes
eran católicos (59,2%), 132 ateos (17,2%) y 181 pertenecían a otras religiones
(23,6%). Sobre las enfermedades médicas, 493 participantes reportaron no padecer
ninguna enfermedad (64,4%); 195 decían tener otras enfermedades que no fueran
de tipo psiquiátrica, neurológica, oncológica o generadora de discapacidad
(26%); 42 personas presentaban alteraciones psiquiátricas (5,4%); 13
manifestaron problemas neurológicos (1,7%); 11 algún tipo de discapacidad
(1,2%); y otras 11 enfermedad oncológica (1,2%); y finalmente, 68 participantes
reportaron tener hijos (9%), siendo el mínimo 1 y el máximo 5 hijos.
La idea de creación de la escala surgió en el 2018, a través de una
revisión de la literatura que posibilitó una aproximación al concepto general
de miedo que se pretendía medir
La Escala de Miedo Generalizado (EMG) es una escala que pretende medir
el fenómeno emocional del miedo de forma general y está constituida por 3
diferentes dimensiones: la física, con 13 ítems, procura indagar sobre la
conducta, el reconocimiento y evitación de eventos de miedo con respuesta
condicionada, y su contextualización, pensando en indicadores de hipocondría y
acciones psicosomáticas, preocupación, y percepción sistemática de estímulos
negativos. La incidencia de esta dimensión, en cuanto a su afectación, se
asocia con el temor médico, lesiones, sangre, pérdida de movimiento, sentir
dolor, morirse y más (American Psychiatric Association APA, 2014; Bechara et
al., 2000; Ledoux, 1996; Damásio,
1994; León, et al., 2015).
La dimensión social, con 11 reactivos, busca identificar el estado de
alerta latente en el individuo con miedo, considerando los procesos cognitivos
de análisis y comparación de expectativas entre el constructo interno aprendido
y la información social del constructo externo de miedo, esto, con base en
acciones sociales evaluadas por otras personas, en la reacción inapropiada
frente a un peligro real, en la flexibilidad de las respuestas de peligro, y en
conductas asociadas a la timidez, inhibición y falta de apego. Esta dimensión,
en general, está relacionada con la cognición social y, como tal, incide sobre
el temor a la crítica, a la falta de privacidad, a la intimidad con otra
persona, al rechazo, a la soledad entre otras (Elster,
2010;
Mientras que la dimensión metafísica, con 6 reactivos, pretende medir un
tipo de miedo que no depende de la experiencia
Dichas dimensiones del constructo teórico generaron diferentes indicadores
que se operacionalizan en un conjunto de 30 reactivos
y que se responden utilizando una escala Likert de 5 puntos, en un tiempo
aproximado de 20 minutos. Los sujetos evaluados deben señalar el miedo que cada
una de las afirmaciones de la escala provoca en su cuerpo, mente y creencia,
reflejando esta medida subjetiva, para cada afirmación, como: nunca (no tengo
miedo - valoración 0) hasta siempre (tengo mucho miedo - valoración 4). La EMG
es una escala de autoaplicación, que permite ser
aplicado por otra persona, siempre y cuando el evaluado presente algún problema
motor o similar, siendo que puede ser aplicado tanto de manera presencial como
virtual.
Debido a la contingencia por covid-19, el proceso metodológico de este
trabajo de investigación se realizó de manera virtual, para evitar cualquier
riesgo de contagio y asegurar el cumplimiento de las recomendaciones sanitarias
de la Secretaría de Salud Pública del Gobierno de México y de la Organización
Mundial de la Salud (American Psychological Association, APA, 2020). Los participantes fueron
reclutados de forma electrónica, mediante las Redes Sociales, y durante dicho
proceso se conducía a los interesados al Google
Forms, plataforma donde se alojaba la EMG. El
protocolo de evaluación duraba aproximadamente 45 minutos, iniciándose con la
aceptación del consentimiento informado, seguido del llenado de los datos
personales y posteriormente, la resolución de la escala. Las evaluaciones
tuvieron lugar entre abril y julio de 2021.
La participación de los integrantes de este trabajo de investigación fue
voluntaria, en concordancia con los criterios éticos de confidencialidad y
anonimato, así como de los criterios metodológicos difundidos por la APA
(2010), Declaración de Helsinki de la Asociación Médica Mundial (1964), Ley
General de Salud (2021), Reglamento de la Ley General de Salud, Norma Oficial
Mexicana en materia de Investigación en Salud (2014), y Ley General de
Protección de Datos Personales en Posesión de Sujetos Obligados (2017).
RESULTADOS
El análisis de los resultados se realizó a través del Statistical Package for the Social Sciences (SPSS), versión 25 para el sistema Windows 10. En primer lugar, se
codificaron los valores de respuesta y se realizó la limpieza de la base
(n=801), eliminando los participantes cuya respuesta se había duplicado, en
este paso, se eliminaron a 35 casos, permaneciendo una muestra de (N=756). A
continuación, se recodificaron los reactivos inversos y se realizaron análisis
descriptivos para cada uno de los 80 reactivos iniciales. Se identificaron
medias y desviaciones estándar, el porcentaje de opciones de respuesta con alta
frecuencia para detectar efectos de piso y techo, los coeficientes de asimetría
y curtosis, así como las correlaciones inter-reactivo
y con la escala total.
Para alcanzar las primeras evidencias de confiabilidad, se eliminaron
los reactivos que correlacionaron menos de
r = 0.35 con la escala total, excluyendo consecutivamente de uno en uno los
reactivos que no cumplían con el criterio y volviendo a realizar los análisis;
siendo que en este paso se excluyó un total de 30 reactivos. En seguida, se
dividió la muestra en dos submuestras,
aproximadamente del mismo tamaño, para realizar por separado el Análisis
Factorial Exploratorio (AFE) y el Análisis Factorial Confirmatorio (AFC). En la
muestra utilizada en el AFE (n=414) se calculó el índice de KMO (.930), que fue
mayor al criterio de >.70 y la prueba de esfericidad de Bartlett resultó
significativa (<.001), por lo que se comprobó que la muestra era adecuada
para realizar los análisis. Para obtener evidencias de validez de constructo se
aplicó el Análisis Factorial Exploratorio (AFE), con los 50 reactivos que
habían quedado tras el primer análisis de confiabilidad. Se utilizó el método
de extracción de máxima verosimilitud con rotación Varimax,
ajustando a un número fijo de tres factores y conservando solo las cargas
factoriales > .40, donde se descartaron otros 18 reactivos (tabla 1).
Tabla 1. Comunalidades para
cada uno de los reactivos.
Reactivos |
Comunalidad |
Reactivos |
Comunalidad |
B3.CS |
0.371 |
B42.CLS |
0.593 |
B4.CS |
0.587 |
B45.CLS |
0.287 |
B5.CS |
0.494 |
B46.CLS |
0.476 |
B7.CS |
0.355 |
B47.CLS |
0.472 |
B8.CS |
0.346 |
B48.CLS |
0.318 |
B14.CA |
0.358 |
B55.CLA |
0.566 |
B19.CA |
0.241 |
B56.CLA |
0.604 |
B23.OR |
0.25 |
B57.CLA |
0.25 |
B24.OR |
0.543 |
B59.CLA |
0.34 |
B25.OR |
0.363 |
B61.CLA |
0.411 |
B31.OR |
0.358 |
B63.CLA |
0.364 |
B33.FS |
0.6 |
B65.CLA |
0.396 |
B34.FS |
0.496 |
B66.CLA |
0.33 |
B36.FS |
0.46 |
B12.CA |
0.284 |
B39.FS |
0.392 |
B13.CA |
0.379 |
B40.FS |
0.467 |
B44.CLS |
0.65 |
Con los 32 reactivos restantes y con una solución de 3 factores, se
explicaba un 41.87% de la varianza del constructo de miedo (tabla 2).
Tabla 2. Cargas factoriales de cada uno de los reactivos y respectivo alfa de Cronbach.
Reactivos |
Dimensión
Física |
Dimensión
Social |
Dimensión
Metafísica |
alfa de Cronbach |
B24.OR |
.704 |
|
|
.913 |
B33.FS |
.696 |
|
|
|
B42.CLS |
.661 |
|
|
|
B65.CLA |
.627 |
|
|
|
B47.CLS |
.579 |
|
|
|
B5.CS |
.574 |
|
|
|
B66.CLA |
.573 |
|
|
|
B46.CLS |
.569 |
|
|
|
B34.FS |
.564 |
|
|
|
B39.FS |
.555 |
|
|
|
B36.FS |
.548 |
|
|
|
B48.CLS |
.526 |
|
|
|
B3.CS |
.500 |
|
|
|
B25.OR |
.496 |
|
|
|
B31.OR B55.CLA |
.470 |
.729 |
|
.887 |
B56.CLS |
|
.720 |
|
|
B44.CLS |
|
.616 |
|
|
B40.FS |
|
.578 |
|
|
B61.CLA |
|
.558 |
|
|
B59.CLA |
|
.553 |
|
|
B14.CA |
|
.522 |
|
|
B45.CLS |
|
.452 |
|
|
B23.OR |
|
.445 |
|
|
B19.CA |
|
.439 |
|
|
B57.CLA B4.CS |
|
.430 |
.683 |
.768 |
B8.CS |
|
|
.546 |
|
B7.CS |
|
|
.522 |
|
B13.CLA |
|
|
.478 |
|
B63. |
|
|
.464 |
|
B12.CA |
|
|
.409 |
|
Con base en el modelo obtenido en el AFE, con la segunda parte de la
muestra (n = 351), se realizó un AFC en el cual los reactivos 47 y 65 fueron
eliminados por mostrar gran cantidad de error en las covarianzas residuales. El
modelo resultante quedó conformado por 30 reactivos y mantuvo la estructura de
tres factores, con índices de ajuste satisfactorios: χ2(396)
= 839.502; CMIN/DF = 2.120; NFI = .830 CFI = .902; GFI= .860; SRMR =.057; RMSEA
= .057 (.051-.062) p<.022. Las relaciones entre factores fueron altas
(.715-.834), mientras que las cargas factoriales de todos los reactivos también
fueron altas y estadísticamente significativas (λ estandarizadas entre .428 y
.788, p<.001).
Las correlaciones entre los factores resultaron significativas (p
<.001), por lo que se consideró la existencia de un factor de orden
superior. Para comprobarlo, se llevó a cabo un análisis factorial con los
puntajes totales de cada factor, y los resultados mostraron una varianza
explicada del 76.18%, lo que se considera alta (>50%), y cargas en el factor
de .894, .884 y .840, también consideradas altas (>.60). Esto muestra la
existencia de un factor único, por lo que habrá que obtener una puntuación
total promediando los puntajes de todos los factores cuando se aplique la
escala (tabla 2).
Figura 1. AFC del modelo de la escala de miedo.
Para evaluar la confiabilidad se calcularon índices de alfa de Cronbach
para obtener indicadores de consistencia interna. Para la dimensión física fue
de α = .899, dimensión social α = .877 y dimensión metafísica, α = .774. Para
la escala total se obtuvo un alfa de Cronbach de 0.938, todos los índices se consideran
adecuados (figura 1).
DISCUSIÓN
El objetivo de este trabajo de investigación fue construir una escala
para medir el miedo generalizado en personas hispanohablantes, la cual tiene
como base: una revisión bibliográfica y una serie de grupos focales. Desde el
primer piloteo, lo importante fue asegurar que el análisis de los datos
permitiera calcular el error de la medición y así predecir determinados niveles
de variabilidad que se pueden presentar en futuras mediciones,
en otras palabras, se calcularon las diferencias individuales de cada
participante, para asegurar una evaluación generalizada del fenómeno (Hernández
et al., 2014; Montero y León, 2002).
La confiabilidad de esta escala se estableció a partir de dos aspectos
esenciales: congruencia o consistencia interna, para asegurar que las tres
dimensiones de la escala miden lo mismo, el miedo; y, supuestamente, la
equivalencia, que permite comparaciones de confiabilidad con otras pruebas que
midan el mismo fenómeno, aunque en la bibliografía no se encontró ninguna otra
prueba dedicada al miedo generalizado. Cabe referir, que la confiabilidad
también depende de las condiciones óptimas de aplicación: ambiente,
instrucciones, tiempo límite de aplicación, relación terapéutica y más factores
que son específicos del proceso (Ato y Benavente, 2013; Montero y León, 2002).
Otro aspecto esencial del análisis estadístico fue asegurar la validez
de esta escala, o sea, que la EMG midiera el fenómeno que en un principio se
había pretendido medir, el miedo; considerando la validez de contenido, que
asegura que las conductas de miedo que se pretendían medir estaban
representadas en la muestra, esto se hizo con la participación de expertos en
el área así como los grupos focales; y la validez de constructo, que estipula
la calidad de la relación entre las bases teóricas de la escala y la capacidad
que esta tiene de medir dicho fenómeno, siendo que el constructo se reportó a
través de los modelos estadísticos: AFE y AFC (Ato y Benavente, 2013;
Hernández, Fernández y Del Pilar, 2014).
Dichos modelos reportaron relaciones entre factores y cargas factoriales
altas y estadísticamente significativas, considerando un análisis exhaustivo de
los reactivos (media y desviación), del sesgo (asimetría y curtosis)
y de los datos sociodemográficos; y así se obtuvo una buena confiabilidad de la
escala, en cuanto a la consistencia interna, reportada por un alfa de Cronbach
adecuado en la ponderación total, y en las tres dimensiones específicas (miedo
físico, metafísico y social). Mientras que el tamaño de la muestra, además de
haber permitido un buen análisis estadístico de la confiabilidad y validez,
también posibilitó el cálculo de los puntos de corte para la interpretación de
la prueba, con base en los cuartiles de cada dimensión y del puntaje total (Ato
y Benavente, 2013; Hernández et al., 2014; Montero y León, 2002).
A pesar del análisis cuantitativo, es necesario ir más allá para
encontrar una mejor precisión clínica en el reconocimiento de situaciones de
miedo y una cierta validación diagnóstica al momento de evaluar la regulación
emocional (síntomas de ansiedad, depresión y estrés) y su relación con el
miedo. Esto quiere decir, que la validez de constructo también se refiere a la
congruencia de la teoría con el análisis estadístico y, en este sentido, parece
fundamental iniciar por la pertinencia de esta escala; ya que, el miedo,
dependiendo de criterios como el tiempo de duración y la frecuencia de este
estado en un individuo, y la interferencia que esta emoción pueda presentar con
relación a su actividades de la vida cotidiana, entre otros aspectos, podrían
marcar la diferencia entre la inadaptación por miedo y el miedo patológico
(APA, 2014; Damásio, 1994; Darwin, 2001; Ekman, 1999).
El marco teórico de esta escala, así como sus preguntas y dimensiones,
se elaboró en buena parte, a través del constructo de miedo de
En lo que respeta a la dimensión social, se verificó que la incidencia
gradual de este tipo de miedo se manifiesta por la preocupación de ser evaluado
por los demás, perder a un amigo, a su pareja, el trabajo, la salud, de ser
objeto de burla, crítica, rechazo, de la soledad, falta de privacidad,
intimidad, confianza, aceptación social, así como de todo aquello que considera
adquirido y necesario para su bienestar subjetivo. Estas situaciones, por lo
general, aparecen como detonantes que generan reacciones irregulares frente a
potenciales peligros del entorno; y a la vez, producen en el individuo ciertas
conductas de inhibición, timidez, retraimiento, inquietud, evitación y malestar
social y/o miedo a personas, objetos o a lo desconocido (Elster,
2010; León, et al. 2015; Sánchez-Navarro y Martínez-Selva, 2009; Stein y Stein, 2008).
La dimensión metafísica simboliza el miedo que no es ni físico ni
social, o sea, es un temor asentado en una creencia exagerada como; por ejemplo
del fin de la vida, sin que exista un malestar físico o mental (dimensión
física) o una situación estresante (dimensión social), apenas existe una idea
de que el fin se aproxima. Aquí el miedo a la vejez o a la muerte no son de
índole físico, sino un medio de algo que podría llevar al individuo a la muerte
(Aldana, 2008; Bauman, 2022; León, et al. 2015).
Finalmente, el miedo generalizado referente al puntaje total y que se
caracteriza por desmotivación, la falta de control social, al encaminamiento
del tipo de respuesta conductual a los estímulos del entorno (Lazier, y Plamper, 2012; Parrott y Harré, 1996; Poma y Gravante, 2018; Stein y Stein, 2008).
Existe una diversidad de cuestionarios que evalúan el miedo
Desde este contexto la EMG, debido a su constructo teórico y análisis
estadístico, permite en el aspecto clínico puntualizar situaciones de miedo
asociado a la regulación emocional, traumas psicológicos y comorbilidades que
puedan estar relacionadas; también es verdad que podría reforzar un diagnóstico
impactante y sin pronóstico, como, por ejemplo, la enfermedad oncológica,
neurodegenerativa, entre otras (APA, 2014; Damásio,
1994; Ekman, 1999). La EMG, tanto en lo social como
en lo clínico, permite comprender el tipo y nivel de miedo en una determinada
persona o población, con respecto a un periodo de tiempo determinado,
previniendo conflictos y recabando información crucial para adecuar las
políticas públicas de salud y bienestar del contexto en cuestión (Lazier y Plamper, 2012; León, et
al., 2015).
CONCLUSIONES
El desarrollo de este estudio representa la culminación entre el marco
teórico desarrollado a través de una revisión bibliográfica, grupos focales con
interesados y expertos, el apoyo del análisis sistemático sobre el constructo
del miedo de la autoría de León, et al. (2015) y la aplicación de estadística,
que se efectúo con una población adulta e hispanohablante. El planteamiento
desarrollado en este trabajo científico proporcionó la creación de la EMG,
producto final del proyecto inicial, que permite medir el miedo de manera general,
tanto en lo social como en lo clínico y diferenciar dentro del fenómeno
emocional la incidencia de un miedo físico, social o metafísico.
La EMG proporciona a la psicología aplicada, desde la evidencia
científica, una escala capaz de medir el miedo generalizado, sin la
subjetividad de la observación o interpretación clínica; al contrario, con base
en puntos de corte parciales y totales (cuartiles), que se ajustan a una
descripción cuantitativa y cualitativa del sentimiento medido. Se espera que
esta escala pueda ahora ser validada para poblaciones específicas, donde el
criterio de miedo necesite de mayor amplitud o especificidad, como sea en el
miedo a una situación en concreto, pensando en cada una de las dimensiones
existentes.
REFERENCIAS
Aldana, O. U.
(2008). Miedo, seguridad y resistencias: el miedo como articulación política de
la negatividad. Revista Latinoamericana
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Aspectos Éticos – Legales. Los autores
declaran haber respetado las normas éticas salvaguardando lo establecido en el
ejercicio profesional.
Conflicto de Intereses. En la presente
investigación los autores declaran no haber incurrido en ningún conflicto que
desglose cualquier interés personal al realizar el presente artículo.