Horizontes. Revista de Investigación en Ciencias de la Educación
https://doi.org/10.33996/revistahorizontes.v6i24.381
Volumen 6 / No. 24, Edición Extraordinaria
junio 2022
ISSN: 2616-7964
ISSN-L: 2616-7964
pp. 866 – 878
Moral heterónoma y autónoma: Postura ética
de los estudiantes universitarios frente a la transgresión ciudadana
Heteronomous and autonomous morality:
Ethical posture of university students in the face of citizen transgression
Moralidade heterogénea e autónoma:
postura ética dos estudantes universitários em frente à transgressão cívica
José William Pérez Jiménez
joshoperez@gmail.com
https://orcid.org/0000-0001-7208-2832
Universidad Nacional de Trujillo. Trujillo, Perú
Alex Vicente Herrada Herrera
alexherradaherrera@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-5790-3150
Universidad Nacional de Trujillo. Trujillo, Perú
Maritza Elizabeth Zavaleta Castañeda
maritzazacast@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-2232-1070
Universidad Nacional de Trujillo. Trujillo, Perú
Artículo recibido el 1 de enero 2022 | Aceptado el 24 de mayo
2022 | Publicado el 30 de junio 2022
RESUMEN
La
presente investigación intitulada Moral heterónoma y autónoma: Postura ética de
los estudiantes universitarios frente a la transgresión ciudadana tuvo como
propósito determinar la relación entre la moral heterónoma y la moral autónoma
como postura ética en los estudiantes de Filosofía, Psicología y Ciencias
Sociales de la Universidad Nacional de Trujillo frente a la tolerancia de las
prácticas cotidianas de transgresión ciudadana. El tipo de investigación fue correlacional básica, no experimental, con una muestra de
82 alumnos matriculados en el semestre 2021-1, aplicándoseles una encuesta con
respuestas anidadas. La moral autónoma se operacionalizó
mediante actitudes de universalidad y de consistencia; la moral heterónoma,
mediante actitudes subordinantes. Se halló como resultado una tendencia de poca
tolerancia a las prácticas cotidianas de transgresión ciudadana, arribando a la
conclusión que la dimensión de universalidad por encima de la de consistencia
se presenta como argumento dominante de la acentuación de la moral autónoma.
Palabras
clave: Ciudadanía; Moral autónoma; Moral heterónoma;
Tolerancia; Transgresión
ABSTRACT
The present research
entitled Heteronomous and Autonomous Morality: Ethical Posture of University
Students Faced with Citizen Transgression aims to determine the relationship
between heteronomous morality and autonomous morality as an ethical posture in
students of Philosophy, Psychology, and Social Sciences of the National
University of Trujillo in the face of tolerance of everyday practices of
Citizen transgression. The type of research was basic
correlational, non-experimental, with a sample of 82 students from the 3rd,
5th, 7th, and 9th cycles of the 2021-1 semester, to whom a survey with nested
responses was applied. Autonomous morality was operationalized through
attitudes of universality and consistency; heteronomous morality was
operationalized through subordinate attitudes. Concluding
that the dimension of universality which is above consistency is presented as
the dominant argument for the accentuation of autonomous morality.
Key words: Citizenship; Autonomous morality; Heteronomous
morality; Tolerance; Transgression
RESUMO
O objetivo desta
investigação intitulada Moralidade heterónoma e
autónoma: postura ética dos estudantes universitários em frente à transgressão
cívica é determinar a relação entre a moralidade heterónoma
e a moralidade autónoma como uma postura ética nos estudantes de Filosofia,
Psicologia e Ciências Sociais da Universidade Nacional de Trujillo em frente à
tolerância das práticas quotidianas de transgressão cívica. O tipo de
investigação foi correlacional básica, não
experimental, com uma amostra de 82 estudantes inscritos no semestre de 2021-1,
aplicando uma pesquisa com respostas aninhadas. A moralidade autónoma foi
operacionalizada pelas atitudes da universalidade e da consistência; a
moralidade heterónoma foi operacionalizada pelas
atitudes subordinadas. Como resultado, verificou-se uma tendência de baixa
tolerância às práticas diárias de transgressão cívica, levando à conclusão de
que a dimensão da universalidade sobre a coerência é apresentada como o
argumento dominante para a acentuação da moralidade autónoma.
Palavras-chave: Cidadania; Moralidade autônoma; Moralidade heterônoma; Tolerância; Transgressão
INTRODUCCIÓN
Latinoamérica es la
región con la mayor desconfianza generalizada; en desconfianza interpersonal,
solo 17 de cada 100 personas confían en los demás; y en cuanto a desconfianza
institucional, solo 3 de cada 10 personas confían en la policía, 2 en los
poderes del Estado, y solo 1 en los partidos políticos (Latinobarómetro,
2018). Por su parte, en Perú, solo 1 de cada 10 peruanos confía en los demás,
mientras que la población presenta niveles muy altos de desconfianza institucional:
Poder Judicial (84%), Congreso (92%), partidos políticos (93%) y gobierno (87%)
(Latinobarómetro, 2018). Un dato significativo es la
relación inversa entre la percepción de la corrupción y la renuencia a
denunciarla; si bien, la población identifica un ascenso de la corrupción, de
44% (2013) al 62% (2019), sin embargo, solo el 7% de ciudadanos a quienes les
pidieron soborno, formalizaron sus denuncias (Instituto de Estudios
Peruanos-IEO, 2016; Proética, 2019).
Esta desconfianza
generalizada en Perú responde, a los niveles de descomposición institucional
cada vez más alarmante, pero también a las dinámicas cotidianas transgresoras,
acentuadas y legitimadas en los ámbitos público y privado, como el engaño
mutuo, la cultura de la criollada, la moral del
vasallaje, el achoramiento, la cholificación,
la informalidad, la cultura de la impunidad y complicidad ante la corrupción,
entre otras. A su vez, la transgresión cotidiana merma mucho más la quebrantada
institucionalidad y la confianza interpersonal (Ames, y Patiño-Patroni, 2016), y su constante repetición incide en un
mayor enraizamiento de la verticalidad, el autoritarismo, la anulación del otro
y las prebendas propias del colonialismo virreinal (Porras, 2014).
En ese sentido, se
formula la siguiente pregunta de investigación: ¿Cuál es la relación entre la
moral heterónoma y la moral autónoma como postura ética en los estudiantes de
Filosofía, Psicología y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de
Trujillo (UNT) frente a la tolerancia de las prácticas cotidianas de
transgresión ciudadana? Se asume como hipótesis que en los estudiantes se
manifiesta la acentuación de la moral heterónoma, así como la atenuación de la
moral autónoma como postura ética frente a las prácticas cotidianas de
transgresión ciudadana.
Los objetivos
específicos fueron a) Identificar el nivel de tolerancia de las prácticas
cotidianas de transgresión ciudadana en los estudiantes; b) Identificar los
niveles de acentuación de la moral autónoma frente a la tolerancia de las prácticas
cotidianas de transgresión ciudadana; c) Identificar los niveles de acentuación
de la moral heterónoma frente a la tolerancia de las prácticas cotidianas de
transgresión ciudadana; d) Correlacionar la moral autónoma basada en actitudes
de universalidad con la moral heterónoma y sus dimensiones frente a la
tolerancia de las prácticas cotidianas de transgresión ciudadana; e)
Correlacionar la moral autónoma basada en actitudes de consistencia con la
moral heterónoma y sus dimensiones frente a la tolerancia de las prácticas
cotidianas de transgresión ciudadana. Esta investigación fue relevante porque
atiende una preocupación social vigente: la cultura ciudadana en la población
joven frente a la crisis de representación política. Indagar sobre las prácticas
transgresoras de la convivencia ciudadana permitirá visibilizar aquellas que
han sido normalizadas e impiden la consolidación de la democracia.
La dicotomía entre heteronomía y autonomía moral responde a la
idea moderna de la ética kantiana, expresada en los imperativos categóricos de
la universalidad del deber moral y de la dignidad y la autonomía de la persona.
El primero, enfatiza que la ley moral se sustenta en lo que debe hacerse y no
en lo que se hace. El segundo imperativo asume a la persona siempre como un fin
y no solo como un medio (Camps, 2013). Ambas morales,
pueden ser adoptadas como postura ética en la cotidianeidad, sin embargo, al
asumirse la moral heterónoma se afectará a la universalidad del deber moral,
expresándose en la desobediencia sistemática, la dependencia subordinante o la
evasión de la responsabilidad. Asimismo, afecta al principio de dignidad dado
que impulsa a instrumentalizar al otro.
Según Tugendhat (2006) que la conciencia se estructure de ambas
morales, no implica que no se desee a la moral autónoma como parámetro social.
Sin embargo, señala que el planteamiento kantiano yerra al pretender que el
deber moral solo se exija desde la razón pura centrada en una misma conciencia
humana independiente del momento histórico y de carácter secularizada, cuando
los sistemas morales históricos, se centran en las exigencias recíprocas. La
autonomía compartida, sería un sistema en que la autonomía de cada uno queda
limitada por la autonomía igual de los demás.
Dos principios distinguen
a la autonomía moral: de universalidad y de consistencia. El primero tiene que
ver con el alcance de una ley, mientras que el segundo indica que una
justificación debe darse en todos sus extremos guardando coherencia con la
totalidad de la argumentación (Mosterín, 2010; Mosterín, 1999). La autonomía moral persigue el ideal de la
Ilustración: el hombre adulto como sujeto capaz de autogobernarse bajo los
mandatos de la razón, en concurrencia de los derechos o las garantías
constitucionales.
A la cuestión de la
mejor forma de vida y convivencia posible se ha respondido desde dos paradigmas
éticos: el del bien común (o de la felicidad) y el de la autonomía (o de la
justicia). Mientras que en el primero, las decisiones de los individuaos se
sujetan a un fondo de valores y tradiciones colectivas; en el segundo, las
elecciones son a conciencia individual, cobrando importancia las reglas que
permiten la elección libre (Giusti, 2007). Sin
embargo, Polo (2004) cuestiona esta segunda forma racional de asumir la moral
ya que deja de lado los sentimientos o la espontaneidad. Por su parte, Cortina
(2008), afirma que, para tomar decisiones justas y prudentes, se requiere
forjar un carácter, apelar a un mínimo de principios y a la disposición
dialógica.
La autonomía moral es
valorada como el pilar de los proyectos de vida personal, de la participación
pública, de las decisiones en cuestiones bioéticas y como contención a las
pretensiones invasivas de los Estados u otras fuerzas sociales o económicas.
Algunas de sus clásicas definiciones son: a) Como facultad individual de
plantear preferencias y deseos sin interferir en las elecciones de los demás.
b) Como autocontrol y autogobierno bajo criterios de racionalidad y moralidad.
c) Como capacidad de autolegislación universal de la
persona autónoma (Papacchini, 2000). Por oposición,
la heteronomía moral vendría a ser la elección condicionada o determinada por
factores externos a la conciencia autónoma y al ejercicio libre y racional de
la misma.
Para Lawrence Kohlberg, la respuesta moral del adulto consiste
en su ejercicio autónomo, en donde las interacciones sociales permiten asumir
responsabilidades, ocurriendo la interacción entre estructuras mentales y medio
ambiente, siendo condición necesaria del juicio moral diferenciado, el
desarrollo cognitivo. Este transita por tres niveles. En el nivel preconvencional, el respeto a las normas se atiende desde
sus consecuencias de quienes las establecen. En el nivel convencional, los
sujetos cumplen roles asignados para sostener el orden establecido. Finalmente,
en el nivel posconvencional, los sujetos presentan
una clara intención por definir valores y principios de validez universal, más
allá del convencionalismo y la autoridad (Tejedor, 1997).
Cortina (1994) postula
la urgente necesidad de la educación de la moral cívica en sociedades cada vez
más plurales para transitar decididamente de la moral del vasallaje a la moral
autónoma. La moral de vasallaje se corresponde a la moral heterónoma, apela a
la obediencia y a la lealtad, mientras que la moral civil autónoma responde a
los deberes y principios éticos universales. La moral del vasallaje, asociada a
creencias religiosas o a dogmas políticos (totalitarismos), aún persiste en
instituciones y tras la actitud pasiva, esperanzadora o castigadora del poder
superior. Actualmente, hay un viraje hacia el politeísmo moral, generando
atomización y anomia social. Si se desea favorecer la consolidación de la
autonomía moral, arraigada en unos mínimos éticos y la disposición dialógica, la
vía es el pluralismo moral.
El vasallaje moral sigue
vigente en la sociedad peruana y se corresponde con la cultura de la criollada, entendida como la apelación constante y
sistemática a normas que se incumplen a cambio de alguna ventaja individual por
encima del bien común. Un fenómeno contribuyente a dicha cultura fue el
desborde popular (Matos, 1986) caracterizado por el asentamiento de las
migraciones rurales en las ciudades desde la marginalidad, abriéndose paso
mediante mecanismos de informalidad ante la agobiante cotidianidad. Sin
embargo, la transgresión ni es exclusiva de las capas populares ni es la
excepción, sino una forma cultural cotidiana tributaria de ciertos fatalismos y
simpatías sociales de una ciudadanía con serios problemas para reconocer los
límites de la convivencia ciudadana (Ames, 2016).
Para Touriñán
(2009) la convivencia ciudadana es una cohabitación cualificada, sostenida por
actitudes pacíficas, de entendimiento y de negociación para la participación
activa en los asuntos públicos, debiéndose asumir una moral basada en derechos
y deberes, respondiendo a unos mínimos éticos. Para Cortina (2009), la
ciudadanía es un concepto mediador entre las bases racionales de la justicia y
los sentimientos de pertenencia. Por su parte, Magendzo
(2003) traduce esta participación como la constatación del sujeto de derecho
con capacidad de hacer uso de su libertad y de aceptar los límites de la misma,
de reivindicar la igualdad sin desconocer la diversidad, de valorar la
solidaridad basada en el respeto mutuo, y de asumir al otro como un sujeto
autónomo.
López (1996, 1997)
afirma que, en Perú, se cuenta con una ciudadanía inconclusa. Ante la cual,
Millán y Vélez (2010) concluyen la necesidad de superar la sociedad de
privilegios y la ausencia de una cultura de los deberes. Por su parte Merino
(2010), desde el análisis fenomenológico halla dos posturas éticas
generalizables en la ciudadanía peruana: a) “sí se puede, pero a mi manera” y,
b) “sí se puede, pero que jueguen todos”. Mientras la primera revela una
postura vertical proclive al uso de la fuerza, la segunda manifiesta una
dinámica convocante. A su vez, Ubillús (2010) resalta
dos rasgos del individualismo contemporáneo de la ciudadanía peruana actual: el
cinismo y la perversión.
El sentido transgresor
forma parte de la cultura de la criollada,
consistente en la elusión de deberes a fin de sacar ventajas individuales que
tras un pacto social clandestino impele hacia una sociedad de cómplices
(Portocarrero, 2005). Por su parte, Nugent (2012),
explica que la problemática del caos social peruano revela la ausencia de un
sentido compartido por la sociedad y una profunda grieta marcada por la
discriminación en la que se ha erigido el convencimiento del Perú como país
chacra donde cada quien asume comportarse por encima de las instituciones.
Si bien, la transgresión
encuentra hilos comunicantes con la corrupción y la informalidad, sin embargo,
debe tenerse en cuenta la función creadora de la transgresión, a fin de cuenta
el desborde popular y la informalidad son dos respuestas al orden excluyente de
la reciente historia peruana (Ames, Patiño-Patroni,
2016). Esta ambigüedad es aprovechada por los grupos de poder para evitar y
controlar actos en contra de las regulaciones que salvaguardan sus intereses
así, por ejemplo, criminalizar las protestas sociales o derechos elementales
como el de la huelga (Carpintero, 2012). Por ello, antes de sancionar a la
transgresión debe comprendérsela dentro de un marco de desenvolvimiento y los
cánones que un tipo de sociedad brinda.
En esta investigación,
la transgresión cotidiana es entendida como cultura, como un modo de vida, en
la que se desenvuelven y se asientan vínculos entre las personas, expresados a
través de un conjunto de reglas y prácticas que regulan la interacción social.
Consecuentemente, no se trata de observar conductas aisladas, desajustes frente
a tal o cual norma. Así, una cultura normalizadora de la transgresión alberga
formas de vida social a partir de las cuales surgen discursos que favorecen la
estafa, la corrupción, la violencia, acentuando injusticias en detrimento de la
construcción de una ciudadanía (Vich, 2016).
MÉTODO
Las actitudes y
justificaciones de moralidad de los estudiantes universitarios constituyeron el
objeto de estudio. La población estuvo conformada por los estudiantes de
Filosofía, Psicología y Ciencias Sociales de la Escuela Profesional de
Educación Secundaria de la Facultad de Educación y Ciencias de la Comunicación
de la Universidad Nacional de Trujillo. Se tuvo en cuenta a los estudiantes de
los ciclos impares (1°, 3°, 5°, 7° y 9°), matriculados en el semestre académico
2021-1, Se aplicó el muestreo incidental o por conveniencia, como señalan Otzen y Monterola (2017), esta
técnica faculta la selección desde la accesibilidad y proximidad de los sujetos
al investigador, por ello, se tomó a los alumnos de los ciclos 3°, 5°, 7° y 9°,
puesto que desarrollaron al menos un curso con alguno de los docentes
investigadores ya sean en el semestre anterior (2020-2) o en el semestre
2021-1, distribuidos de la siguiente manera: 32 alumnos del 3° ciclo, 22
alumnos del 5° ciclo, 24 alumnos del 7° ciclo y 4 alumnos del 9° ciclo,
haciendo un total de 82 alumnos.
La investigación se propuso hallar la correlación entre las
variables acentuación de la moral autónoma (V1) y acentuación de la moral
heterónoma (V2) con la variable tolerancia ante las prácticas cotidianas de
transgresión ciudadana (V3). Para la V1 se tuvo en cuenta dos dimensiones: a)
la dimensión “actitudes de universalidad” cuyo indicador es el argumento de
“universalidad como criterio del ejercicio ciudadano o convivencia ciudadana”,
y b) la dimensión “actitudes de consistencia” cuyo indicador es el argumento de
“adecuación a fines o normas como criterio del ejercicio ciudadano o de
convivencia ciudadana”.
Para la V2, la
observación y análisis se dirigió a dos dimensiones: a) actitudes subordinantes
del criterio de racionalidad, cuyo indicador son los “argumentos contextuales que
desconocen a la regla de universalidad como criterio del ejercicio ciudadano o
convivencia ciudadana”, y b) la dimensión “actitudes subordinantes del criterio
de moralidad” y su indicador fue los “argumentos pasionales que desconocen la
adecuación a los fines o normas como criterio del ejercicio ciudadano o
convivencia ciudadana”. En cuanto a la V3, la dimensión estudiada ha sido el
“nivel de tolerancia a las transgresiones”, a través de seis indicadores
expresados en porcentajes frente a la práctica de: “dar dinero a un juez para
ganar un juicio”, “dar dinero a un policía de tránsito para evitar la sanción
de una infracción”, “arrojar desperdicios en la calle”, “no pagar impuestos”,
“acceder a un cargo público gracias al contacto de un conocido o familiar”, y
“colarse en una fila para realizar algún trámite”.
La técnica empleada
consistió en la aplicación de una encuesta con respuestas anidadas a fin de
determinar la tendencia de actitudes y justificaciones de moralidad frente a
ítems de transgresión ciudadana. El análisis de los datos fue mediante la
herramienta del software SPSS, presentándose los resultados en tablas con la
distribución de frecuencias absolutas simples y relativas porcentuales de los
niveles de cada variable, además se analizó la normalidad de las variables
mediante estadísticos de tendencia central, dispersión y forma con el índice de
simetría y curtosis conjunta que con valores K2
mayores a 5.99 ha descrito una distribución diferente a la normal, decidiéndose
medir la relación con el coeficiente de correlación de Spearman
y cuantificar su magnitud mediante el criterio de Cohen (1988) que considera
una relación de magnitud trivial o nula si r < .10; pequeña, si r < .30;
moderada si r < .50; y, grande para r ≥ .50.
Sobre los índices de validez
y confiabilidad de la variable “tolerancia a las prácticas cotidianas de
transgresión”, la validez de constructo se evaluó mediante el coeficiente de
correlación de Pearson entre el ítem y el total del test o dimensión,
observándose valores de .40 a 65, señalando que los ítems miden de forma
coherente el constructo para el que fueron creados, permitiendo medir la
variable con exactitud. Por su parte, la confiabilidad se analizó mediante el
estadístico Alfa de Cronbach, obteniéndose un valor
de .85 en el instrumento en general, evidenciando una confiabilidad aceptable
que permite medir la variable con precisión.
Con respecto a los
índices de validez y confiabilidad de la moral autónoma, la validez de
constructo se evaluó mediante el coeficiente de correlación de Pearson entre el
ítem y el total del test o dimensión, observándose valores de .30 a 65,
señalando que los ítems miden de forma coherente el constructo para el que
fueron creados, permitiendo medir la variable con exactitud. A su vez, la
confiabilidad se analizó mediante el estadístico Alfa de Cronbach,
obteniéndose valores de .77 a .79 en las dimensiones y de .80 en el instrumento
en general, evidenciado una confiabilidad aceptable que permite medir la
variable con precisión. En cuanto a los índices de validez y confiabilidad de
la moral heterónoma, la validez de constructo se evaluó mediante el coeficiente
de correlación de Pearson entre el ítem y el total del test o dimensión,
observándose valores de .30 a 62, señalando que los ítems miden de forma
coherente el constructo para el que fueron creados, permitiendo medir la
variable con exactitud. A su vez, la confiabilidad se analizó mediante el
estadístico Alfa de Cronbach, obteniéndose valores de
.75 a .76 en las dimensiones y de .78 en el instrumento en general, evidenciado
una confiabilidad aceptable que permite medir la variable con precisión.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
A continuación, se
presentan los resultados obtenidos después de la aplicación de la estadística
descriptiva y la correlacional.
En la
Tabla 1, se aprecia una baja tolerancia a las prácticas cotidianas de
transgresión en el 70.7%, una tolerancia media en un 28% y alta en el 1.2% de
los estudiantes de Filosofía, Psicología y Ciencias Sociales en la UNT, 2021.
Tabla 1. Nivel de tolerancia de las prácticas
cotidianas de transgresión.
Nivel |
n |
% |
Alto |
1 |
1,2 |
Medio |
23 |
28,0 |
Bajo |
58 |
70,7 |
Total |
82 |
100,0 |
En la Tabla 2, se aprecia a la moral autónoma con un nivel de
acentuación moderada en un 75.6% con tendencia a ser débil en un 24.4%,
explicada en el desplazamiento de moderada a débil en sus dos dimensiones: en
las actitudes de universalidad (de nivel moderado en un 43.9% con tendencia a
ser baja en un 35.4%) y en las actitudes de consistencia (de nivel moderado en
un 48.8% con tendencia a ser débil en un 35.4%).
Tabla 2. Nivel acentuación de la moral autónoma.
VARIABLE Dimensiones |
Fuerte |
|
Moderado |
Débil |
|
Total |
|
n |
% |
n |
% |
n |
% |
n |
|
Moral autónoma |
0 |
0,0 |
62 |
75,6 |
20 |
24,4 |
82 |
Actitudes de universalidad |
17 |
20,7 |
36 |
43,9 |
29 |
35,4 |
82 |
Actitudes de consistencia |
5 |
6,1 |
40 |
48,8 |
37 |
45,1 |
82 |
En la Tabla 3, se aprecia la moral heterónoma con un nivel de
acentuación débil en un 82.9%, explicada por un nivel de acentuación débil en
sus dos dimensiones: en las actitudes subordinantes del criterio de
racionalidad en un 89% y en las actitudes subordinantes del criterio de
moralidad en un 97.6%.
Tabla 3. Nivel acentuación de la moral heterónoma.
VARIABLE Dimensiones |
Fuerte |
Moderado |
Débil |
|
Total |
||
n |
% |
n |
% |
n |
% |
n |
|
Moral heterónoma |
2 |
2,4 |
12 |
14,6 |
68 |
82,9 |
82 |
Actitudes subordinantes del criterio de racionalidad |
0 |
0,0 |
9 |
11,0 |
73 |
89,0 |
82 |
Actitudes subordinantes del criterio de moralidad |
1 |
1,2 |
1 |
1,2 |
80 |
97,6 |
82 |
En la Tabla 4, se muestra una relación inversa (rs<0), de magnitud grande (|rs|
≥ .50) entre la moral autónoma con la moral heterónoma (rs=-.60)
como postura ética frente a las prácticas cotidianas de transgresión ciudadana,
destacándose una relación inversa de magnitud grande entre la moral autónoma
con la moral heterónoma basada en actitudes subordinantes del criterio de
moralidad (rs= -.50), seguido por una relación
inversa de magnitud moderada (.30 ≤ |rs| < .50)
entre la moral autónoma con las actitudes subordinantes de racionalidad como
postura ética frente a la tolerancia de las prácticas cotidianas de
transgresión ciudadana en los estudiantes de Filosofía, Psicología y Ciencias
Sociales en la UNT, 2021.
Tabla 4. Relación entre la moral autónoma con la
moral heterónoma y sus dimensiones como postura ética frente a la tolerancia de
las prácticas cotidianas de transgresión ciudadana.
|
Variables |
rs |
Magnitud |
Moral Autónoma |
Moral heterónoma |
-0,60 |
Grande |
|
Actitudes subordinantes del criterio de racionalidad |
-0,46 |
Moderada |
|
Actitudes subordinantes del criterio de moralidad |
-0,50 |
Grande |
Nota: rs:
Coeficiente de correlación de Spearman.
En la Tabla 5, se muestra una relación inversa (rs < 0), de magnitud moderada (.30 ≤ |rs| < .50) entre la moral autónoma basada en actitudes
de universalidad con la moral heterónoma (rs=-.38)
como postura ética frente a las prácticas cotidianas de transgresión ciudadana;
observándose también una relación inversa de magnitud moderada con la moral
heterónoma basada en actitudes subordinantes del criterio de moralidad (rs= -.32) y la moral heterónoma basada en actitudes
subordinantes de racionalidad (rs= -.31) como postura
ética frente a la tolerancia de las prácticas cotidianas de transgresión
ciudadana en los estudiantes de Filosofía, Psicología y Ciencias Sociales en la
UNT, 2021.
Tabla 5. Relación entre la moral autónoma basada en
actitudes de universalidad con la moral heterónoma y sus dimensiones como
postura ética frente a la tolerancia de las prácticas cotidianas de
transgresión ciudadana.
|
Correlaciones |
rs |
Magnitud |
Actitudes de universalidad |
Moral heterónoma |
-0,38 |
Moderada |
|
Actitudes subordinantes del criterio de racionalidad |
-0,31 |
Moderada |
|
Actitudes subordinantes del criterio de moralidad |
-0,32 |
Moderada |
Nota: rs:
Coeficiente de correlación de Spearman.
En la Tabla 6, se muestra una relación trivial (|r| <.10)
entre la moral autónoma basada en actitudes de consistencia con la moral
heterónoma y sus dimensiones de moral heterónoma basada en actitudes
subordinantes del criterio de racionalidad y la moral heterónoma basada en
actitudes subordinantes de moralidad como postura ética frente a la tolerancia
de las prácticas cotidianas de transgresión ciudadana en los estudiantes de
Filosofía, Psicología y Ciencias Sociales en la UNT, 2021.
Tabla 6. Relación entre la moral autónoma basada en
actitudes de universalidad con la moral heterónoma y sus dimensiones como
postura ética frente a la tolerancia de las prácticas cotidianas de
transgresión ciudadana.
|
Correlaciones |
rs |
Magnitud |
Actitudes de consistencia |
Moral heterónoma |
-0,03 |
Trivial |
|
Actitudes subordinantes del criterio de racionalidad |
0,03 |
Trivial |
|
Actitudes subordinantes del criterio de moralidad |
-0,07 |
Trivial |
Nota: rs:
Coeficiente de correlación de Spearman.
Discusión
El resultado (Tabla 1)
muestra una baja tolerancia a las prácticas cotidianas de transgresión de parte
de los estudiantes, ya sea en las actitudes de universalidad o de consistencia,
dejando constancia que, en lo personal no son partícipes de dichas prácticas,
lo que no implica que a nivel social se niegue su extensión. En ese sentido, un
estudio del Instituto de Opinión Pública (PUCP, 2017), halló que, si bien las
transgresiones se rechazan de manera abierta desde el plano personal, no ocurre
lo mismo desde el plano social. Así, se identificó que el 90% de los
consultados rechazó estar de acuerdo con prácticas de soborno, sin embargo, el
50% señaló que los peruanos sí son próximos a cometer este tipo de conductas
transgresoras. Esta aparente contradicción puede interpretarse desde lo que Portocarrero
(2010) y Porras (2014) analizan acerca de la cultura de la criollada,
consistente en la práctica elusiva de los deberes a fin de sacar ventajas
individuales o grupales.
En cuanto a la
acentuación de la autonomía moral frente a las prácticas cotidianas de
transgresión ciudadana en los estudiantes (Tabla 2), muestra un nivel de
acentuación moderada en un 75.6% con tendencia a ser débil en un 24.4%,
extendiéndose tal tendencia en sus dos dimensiones (en las actitudes de
universalidad y en las actitudes de consistencia). Estos resultados, pueden
interpretarse en conjunto con los obtenidos en la Tabla 3, correspondiente a
los niveles de acentuación de la moral heterónoma frente a las prácticas
cotidianas de transgresión ciudadana, en los que se aprecia un nivel de
acentuación débil en un 82.9%, tanto en lo referente a las actitudes
subordinantes del criterio de racionalidad como en las actitudes subordinantes
del criterio de moralidad.
La universalidad del
deber moral es la dimensión que mejor identifican las personas, entendida como
la aplicabilidad de la norma para todos los individuos de un grupo. Tal
familiaridad está asociada al nivel de desarrollo del juicio moral que
presentan los estudiantes que, desde la Teoría de Kolberg,
se ubican por encima del nivel convencional (Tejedor, 1997). En ese sentido,
Barreto (2018) encontró que el juicio moral de la mayoría de los estudiantes
del primer y tercer ciclo de una universidad pública correspondía al nivel
convencional, quienes asumían que el cumplimiento de sus deberes se vinculaba
con las exigencias sociales de convivencia.
La información en la
Tabla 4 revelan que no se confirma la hipótesis
formulada en este trabajo, observándose una acentuación de la moral autónoma,
mientras se atenúa la moral heterónoma como postura ética. Desde la discusión
teórica, se repara en el divorcio del juicio moral y las circunstancias
sociales de desenvolvimiento de los sujetos. Si bien Kohlberg, identificó como
rasgo central de la moralidad adulta la autonomía de un juicio centrado en la
comprensión universal de principios, también señala que esto se debe al
desarrollo del tipo de pensamiento. Así, Kohlberg halló que solo el 25% de
adultos llegan al tercer nivel y solo el 5% alcanza el estadio 6 del desarrollo
del juicio moral (Tejedor, 1997). De otro lado, es insuficiente la explicación
kantiana de la moral autónoma que apela al estamento metafísico de la razón
autónoma, por ello, cabe repararse en la autonomía compartida propuesta por Tugendhat (2006), es decir, que la autonomía emerge del
deber frente a los demás.
Los resultados (Tabla 5)
permiten observar una relación inversa (rs < 0),
de magnitud moderada (.30 ≤ |rs| < .50) entre las
actitudes de universalidad (dimensión de la moral autónoma), y las dos
actitudes de la moral heterónoma (con las actitudes subordinantes del criterio
de moralidad rs= -.32; y, con las actitudes
subordinantes de racionalidad rs= -.31), como postura
ética. La acentuación de las actitudes de universalidad de cumplimiento de la
norma restringe otras justificaciones correspondientes a la moral heterónoma en
sus dimensiones de actitudes subordinantes, estas pueden caracterizarse
cognitivamente por ejemplo, en el cumplimiento de las normas sociales solo por
sus consecuencias (nivel preconvencional), o como una
manera de responder a las expectativas de los demás (nivel convencional)
(Tejedor, 1997), condiciones que son conducentes a lo ya analizado y discutido
con los resultados hallados por Barreto (2018).
Las derivaciones
encontradas en la Tabla 6 muestran una relación trivial (|r| <.10) de la
actitud de consistencia (dimensión de la moral autónoma) con las dos
dimensiones de moral heterónoma (actitudes subordinantes del criterio de
racionalidad y actitudes subordinantes de moralidad), como postura ética frente
a las prácticas cotidianas de transgresión ciudadana en los estudiantes. Una
explicación al respecto se enmarca en el carácter de la cultura de la criollada, la misma que ha generado un tipo aceptación del
doble discurso, o la práctica inconsistente entre principios y acciones
normalizando las transgresiones, instaurando una subcultura de la apariencia, o
lo que Portocarrero (2010) identifica como una sociedad de simulacros y una
sociedad de cómplices (Portocarrero, 2005), en ese mismo sentido, Medina (2001)
identifica al achoramiento y la cultura combi como
expresiones de la cultura de la criollada.
CONCLUSIONES
Se concluye la no
confirmación de la hipótesis puesto que los resultados revelan una acentuación
de la moral autónoma y una atenuación de la moral heterónoma como postura ética
de los estudiantes. Asimismo, los niveles altos de rechazo a las transgresiones
ciudadanas se plantean desde el lado personal, pero esto cambia cuando se juzga
el comportamiento social. Esta contradicción es resultado de la normalización
cultural de la transgresión. Entre las dos dimensiones de la moral autónoma,
las actitudes de universalidad resultan más acentuada
que las de consistencia, al correlacionárselas con las dos dimensiones de la
moral heterónoma; además, también es la que tiene mayor peso frente a la
tolerancia de las prácticas cotidianas de transgresión ciudadana.
Por su parte, la moral
heterónoma como postura ética ha tenido una valoración trivial coincidente a
otros estudios con población universitaria, dado que esta población se mueve en
el nivel convencional. De otro lado, en diversos estudios se evidencia que el
ser social del peruano se caracteriza por la normalización de la transgresión,
materializados en la cultura de la criollada, la sociedad
de cómplices, o la cultura del achoramiento.
Finalmente, es recomendable que este estudio se complemente con otros de corte
cualitativo, a fin de identificar razones que permitan sopesar las
justificaciones de la racionalidad práctica, ampliando el marco interpretativo
desde otras teorías éticas o sociológicas.
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