Horizontes.
Revista de Investigación en Ciencias de la Educación
https://revistahorizontes.org
Volumen 7 / N° 29 /
abril-junio 2023
ISSN: 2616-7964
ISSN-L: 2616-7964
pp. 1246 – 1260
La
inteligencia emocional en la práctica pedagógica
Emotional intelligence in pedagogical practice
Inteligência
emocional na prática pedagógica
Mary Trinny Flores Valencia
mary14893hotm@gmail.com
https://orcid.org/0000-0003-3614-6856
Escuela de
Posgrado Universidad Cesar Vallejo. Lima, Perú
Artículo recibido el 26 de agosto 2022 | Aceptado el 6 de
octubre 2022 | Publicado el 6 de abril 2023
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https://doi.org/10.33996/revistahorizontes.v7i29.588
RESUMEN
La Inteligencia
Emocional (IE) puede ser observable de las respuestas que se emiten a través de
diversas conductas, acciones, gestos, entre otras formas de lenguaje verbal y
no verbal. El estudio tuvo como objetivo analizar la influencia de las
emociones y la inteligencia emocional en la práctica pedagógica del educador
para mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje. La metodología aplicada
se basó en el análisis teórico, documental y bibliográfico, revisando cincuenta
artículos de las bases de datos Scopus, Scielo, LatinREV y diversos
repositorios tanto a nivel nacional como internacional en idioma inglés y
español. El procedimiento de identificación, selección e inclusión se realizó
de manera sistemática con el método Mendeley. A partir de la revisión
realizada, se concluyó que la inteligencia emocional brinda grandes beneficios
en la práctica pedagógica logrando cambios en los modelos educativos integrando
el área intelectual y emocional, donde se busca el desarrollo integral de los
estudiantes.
Palabras clave: Inteligencia Emocional; Emociones; Práctica docente;
Enseñanza y aprendizaje
ABSTRACT
Emotional Intelligence (EI) can be observable from the responses that are
emitted through various behaviors, actions, gestures, among other forms of
verbal and nonverbal language. The objective of the study was to analyze the
influence of emotions and emotional intelligence in the pedagogical practice of
the educator to improve the teaching and learning processes. The methodology
applied was based on theoretical, documentary and bibliographic analysis,
reviewing fifty articles from the Scopus, Scielo, LatinREV databases and various national and international
repositories in English and Spanish. The identification, selection and
inclusion procedure was carried out systematically using the Mendeley method. From the review carried out, it was
concluded that emotional intelligence provides great benefits in pedagogical
practice, achieving changes in educational models by integrating the
intellectual and emotional areas, where the integral development of students is
sought.
Key words: Emotional intelligence; Emotions; Teaching
practice; Teaching and learning
RESUMO
A Inteligência Emocional (IE) pode ser observada a partir das respostas
que são emitidas por meio de diversos comportamentos, ações, gestos, entre
outras formas de linguagem verbal e não verbal. O objetivo do estudo foi
analisar a influência das emoções e da inteligência emocional na prática
pedagógica do educador, a fim de melhorar os processos de ensino e
aprendizagem. A metodologia aplicada baseou-se em análise teórica, documental e
bibliográfica, revisando cinquenta artigos das bases de dados Scopus, Scielo, LatinREV e vários repositórios
nacionais e internacionais em inglês e espanhol. O procedimento de
identificação, seleção e inclusão foi realizado sistematicamente usando o
método Mendeley. A partir da revisão realizada,
concluiu-se que a inteligência emocional proporciona grandes benefícios na
prática pedagógica, alcançando mudanças nos modelos educacionais ao integrar a
área intelectual e emocional, onde se busca o desenvolvimento integral dos
alunos.
Palavras-chave: Inteligência emocional; Emoções; Prática
docente; Ensino e aprendizagem
INTRODUCCIÓN
La Inteligencia Emocional (IE) puede ser observable de las respuestas
que se emiten a través de diversas conductas, acciones, gestos, entre otras
formas de lenguaje verbal y no verbal, de esta manera es posible tomar
consciencia de las emociones propias y de los demás frente a múltiples
situaciones. Ante ello, se puede afirmar que muchos de los problemas
personales, familiares, sociales y hasta mundiales no son causados únicamente
por la falta de recursos o de conocimiento, muchas veces, son ocasionados por
una mala gestión de las emociones. Asimismo, existe un gran deseo de
transformación en el sistema educativo, las políticas educativas buscan brindar
una educación de calidad orientada hacia el desarrollo integral de las personas
centrado en el desarrollo de competencias.
En este sentido, está comprobado, según algunos estudios, que la
inteligencia emocional puede aportar cerca del 80% para el éxito en la vida,
éxito concebido desde muchas perspectivas, en contra de un 20% que aporta la
inteligencia racional (Renom, 2007). Sin embargo, no se refiere a que un tipo
de inteligencia es más relevante que la otra, sino más bien que si se logra
equilibrar estos dos tipos de inteligencia se haría del estudiante un ser
íntegro. Por ende, es necesario alcanzar este equilibrio, como mencionó en un
momento Nelson Mandela “Una buena cabeza y un buen corazón son una formidable
combinación” (Renom, 2007). Debido a ello, ya se planteaba que el
desenvolvimiento intelectual se tiene que complementar con la visión del
incremento emocional, en estudiantes y en educadores (Teruel, 2000). De este
modo, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura afirmó que muchos de los problemas son originados en el área emocional
y para lograr un desarrollo cognitivo óptimo y resolverlos, es indispensable
considerar como herramienta a la inteligencia emocional (UNESCO, 2015 citado
por Collell y Escude, 2003).
En Perú, un tema recurrente es la crisis que se viene enfrentando en el
sistema educativo, ante ello, Naranjo (2014) refirió que una causa principal de
la crisis radica en la falta de felicidad tanto de los docentes como de los
estudiantes; en los docentes, esta infelicidad se muestra como la falta de
control emocional, motivación, depresión y enfermedades físicas, y en los
estudiantes se manifiesta como la falta de interés, rebeldía, trastornos de la
atención y del aprendizaje, y violencia. Por ende, es importante conocer el
estado emocional de los educadores de inicial, primaria y secundaria respecto a
su práctica pedagógica ya que a su cargo se encuentran estudiantes entre los 3
y 17 años que están en una etapa donde se desarrolla su personalidad, capacidad
reflexiva y se amplía su visión del mundo. En este sentido, cabe mencionar que
las prácticas pedagógicas en el aula constantemente se encuentran controladas por
conductas emocionales, quiere decir que diariamente se enfrentan a prácticas
tanto cognitivas como emocionales; por lo tanto, los docentes se encuentran
siempre influenciados por las emociones (Casassus, 2007).
Tomando en consideración que, el rol del docente precisa de un nivel
alto de sensibilidad y atención a las emociones propias y de sus estudiantes,
es importante para facilitar una calidad óptima en las afinidades
interpersonales que se pueden dar en el colegio. Actualmente, la mayoría de
educadores se encuentran sorprendidos por la conducta y posturas que
manifiestan sus estudiantes en los salones. Es así como la inteligencia
emocional se establece como el único objetivo principal de la indagación en
diversos ámbitos, especialmente, en los estudios educativos donde las escuelas
son los espacios donde los colegiales aprenden a conocerse y a comprenderse,
aprenden a socializar con sus edades y con los mayores en una interrelación
diaria e intensa, ante ello, se resalta la relevancia de las emociones en el
proceso de enseñanza y aprendizaje por dos motivos: el primero es que el
proceso educativo involucra interacciones entre personas y, el segundo, se debe
a la unión de la identidad tanto personal como profesional del docente que
muchas veces son inseparables y dentro de la práctica pedagógica se puede
transformar en un factor que influencie la autoestima, el bienestar personal y
social (Céspedes, 2018)
En la actualidad existe más de 200 modelos que explican la Inteligencia
Emocional; a pesar de ello, los más aceptados son los de Mayer y Salovey y el
modelo de habilidades de rasgos o mixtos de Reuven Bar-on por tener una teoría
más sólida. Las emociones son estados psico-biológicos que brindan información,
energía existencial y afectan profundamente el actuar de los individuos
(Malaisi, 2016), también añade que son el motor del ser humano y moviliza el
medio para satisfacer sus necesidades, dentro de las prácticas pedagógicas de
educación inicial, primaria y secundaria en Perú, se puede observar que la malla
curricular se orienta a concepciones metodológicas y conceptuales, donde los
docentes son expertos en contenidos, pero en el mayor de los casos, no se ha
considerado el aspecto social, afectivo y sobre todo emocional en su transcurso
de preparación y aprendizaje.
El presente estudio analiza el efecto que pueden tener las emociones y
la inteligencia emocional en la práctica pedagógica, examinando las
consecuencias que podrían presentarse sino se desarrollan adecuadamente. Para
esto, se propone la siguiente interrogante de estudio ¿Cuál es el efecto de las
emociones e inteligencia emocional en la práctica pedagógica de los docentes en
el aula? Asimismo, se justifica de forma teórica en función de que las
investigaciones científicas permitan obtener información sobre la IE en las
practicas pedagógicas y la importancia de ello, ya que las emociones están
ocupando una de las tareas diarias que requiere dominar el hombre moderno sobre
todo el que se enfrenta en escenarios educativos, donde se demanda esta competencia
producto de la necesidad que implica la estrategia del docente basada en la
pedagogía (Palmezano, 2018) con el propósito de que los alumnos aumenten sus
estrategias que les prepare con el fin de que puedan conducir su vida emocional
y volverse responsables de sus conductas y acciones (Martínez et al., 2016).
METODOLOGÍA
Para el desarrollo de esta investigación se
realizó una revisión sistemática de artículos científicos indexados. Se
revisaron diversos artículos de las bases de datos Scopus,
Scielo, LatinREV y diversos
repositorios, estas plataformas conocidas por su prestigio y confiabilidad a
nivel mundial. No se consideraron tesis de investigación y tampoco estudios de
páginas web que no tuvieran fuentes confiables. Mediante los criterios de
exclusión e inclusión se lograron seleccionar 50 artículos siendo empleado el
método Mendeley, dicho proceso se aborda a través de
la identificación de artículos con fechas de publicación de manera sistemática
en dos idiomas el inglés y español. La identificación de los artículos sobre la
inteligencia emocional en la práctica pedagógica, fue considerada por los
aportes y según la utilidad de las investigaciones, se emplearon descriptores como
inteligencia emocional, docentes emocionalmente inteligentes, aprendizaje y
educación emocional, en español e inglés.
La validez de la información de revisión
permitió mostrar los resultados del estudio, a través de la selección de la investigación
científicas según ciertos criterios, por ejemplo en la inclusión en donde se
tuvieron en cuenta que aporten conocimientos relevantes para el tema de estudio
a través de trabajos cualitativas o cuantitativas, según el título, su resumen
y el contenido del documento, siendo analizados y sacando el extracto más
importante; mientras que el criterio de exclusión fue descartar: artículos
duplicados, artículos que no contenían el tema en su totalidad y artículos en
los que su resumen no tenían el objetivo, la metodología, el desarrollo y
discusión, y la conclusión (Figura 1).
Figura 1. Flujograma
del proceso de selección del estudio.
DESARROLLO Y DISCUSIÓN
Aspectos
conceptuales
La inteligencia emocional (IE) se ha definido
como la facultad (hability) para captar y manifestar
las emociones, usándolo a fin de simplificar el pensamiento, entender y
reflexionar gracias a las emociones (Agnoli et al.,
2019; Felicia et al., 2019) y conocer la propia vida emocional (Socarra y
Rodríguez, 2017; Parisi et al., 2017), y la de las
personas con quienes te relacionas (García y Andrés, 2017; Núñez, 2019; Mayer
et al., citado por Bisquerra y Hernández, 2017; Garaigordobil y Oñederra citados
por Carrillo et al., 2018) y como una amplia gama de diferencias individuales
(Hughes y Evans, 2018) que transmiten la característica de adaptabilidad de la
inteligencia y las experiencias subjetivas basadas en las emociones.
Dimensiones
de la IE
Esta idea presentada por Salovey
y Mayer (1993) comprende encima el hecho de que son habilidades de orden
superiores que logran ser organizadas en cinco dimensiones o competencias: La
destreza de controlar las emociones; el entendimiento de las propias emociones;
la facultad de animarse uno solo; la identificación de las emociones de los
demás y las limitaciones de las relaciones. La técnica de las afinidades se
apoya, en una idónea medida, en la facilidad para conectarnos apropiadamente
con las emociones de otros (Núñez, 2019). Otro de los componentes que se tienen
que tomar en cuenta de manera fundamental es la empatía, que es una capacidad
que un individuo posee con el fin de comprender las emociones de sus semejantes
y así pretender a la gente según sus reacciones emocionales (Zurita et al.,
2018).
Desarrollo
de la IE en el ser humano
La familia es el central escenario de
relacionarse del niño, en donde se propicia el avance de sus habilidades
emocionales, por esta razón, este cumple una función insustituible determinando
los soportes de la personalidad del niño interviniendo en el progreso de su
autoestima y autoconcepto (Carrillo et al., 2018;
Pérez y Filella; 2019) entonces en un contexto de
género la IE representa mayores puntuaciones al aumentar la edad y en una
comparación son las damas las que empiezan a lograr mayores puntajes en IE, con
capacidades para captar, autorregular y emplear las emociones con superior
efectividad (Pulido y Herrera, 2019). Sin embargo, otros autores afirman que
los varones tienen mayores niveles en estados de ánimo y habilidades
adaptativas y las mujeres poseen mayores niveles en los factores
interpersonales (Broc, 2019; Sánchez y Ruetti, 2017). Situándonos en otro contexto, la IE también
se encuentra vinculada con la situación de la economía familiar, quiere decir
que la estabilidad económica se vincula en los niveles de inteligencia
emocional (Ferres et al., 2018).
Beneficios
de la IE
La inteligencia emocional se ha establecido
como el gran objetivo primordial en el sector educación, este gradual valor e
importancia ha fijado lugar a una mayor cantidad de estudios que han estimado
sus resultados en diferentes circunstancias, así como, los favores de las
competencias emocionales en el ámbito educativo, de esta manera las emociones
tienen un papel relevante en el día a día del estudiante, en todos las áreas,
en el modo de manifestación o gesto, en la toma de decisiones, donde las
decisiones son influidas en gran magnitud por las emociones, la cual depende de
manera significativa del estado de voluntad en todas las elecciones que se haga
(Alonso, 2019).
Siendo así que se ha producido un mayor valor
o beneficio en el sector escolar como un método con la finalidad de optimizar
el crecimiento socioemocional del alumno y como una cualidad esencial en los
educadores (Cejudo, 2016; Casullo y García, 2015 citados por Escolar et al.,
2018), se puede decir que los individuos que desarrollan liderazgo y actitudes
positivas por la IE mejoran sus competencias profesionales y ello influye en su
desempeño laboral (Enríquez et al., 2021).
La
inteligencia emocional en el ámbito educativo
La IE en el escenario académico se vincula
con varias variables, por ejemplo: buena salud física en los pequeños y
jóvenes, mejor tranquilidad emocional y poco uso de sustancias, además se
asocia con inferior actitudes agresivas (Davis et al., 2019) así como mejor
rendimiento académico (Fernández et al., 2017). Por ello se dice que, enseñar
emocionalmente es comprobar las emociones, simpatizar con las otras personas,
identificar y nombrar las emociones que se empiezan a sentir, determinar
límites, mostrar patrones apropiados de manifestación y de relacionarse,
quererse y aceptarse como persona, respetar y considerar a otras personas y
plantear estrategias con el fin de dar solución a las dificultades (Aguaded y Valencia, 2017; Sastre et al., 2019).
Año tras año son más los directores de las
instituciones pedagógicas que se encuentran angustiados por incorporar en su
programación en educación emocional, y de esta forma facilitar a sus docentes
recursos para dirigir el ambiente emocional de su salón y ayudar al mismo
tiempo en los tratos entre ellos, con sus estudiantes y entre colegiales (Bisquerra y Hernández, 2017; Khany
y Ghasemi, 2019). Es por ello, que se menciona que
las instituciones educativas deberían brindar el soporte emocional a los
estudiantes a través de programas de psicología (Brown, 2012 citados por García
et al., 2018). Es evidente la relevancia que posee la realización de programas
que promuevan el desenvolvimiento de las habilidades emocionales (García, 2016;
D'Amico, 2018) en las aulas
a través de diversas técnicas y estrategias dirigidas desde los docentes hasta
en los estudiantes ya que son elementos que interactúan de manera sistémica
(Fragoso, 2018). Teniendo presente que las niñas y/o niños están el mayor
tiempo de su niñez en los salones; en el periodo de formación primaria se
origina un grande crecimiento emocional, por consiguiente, este escenario es un
ámbito primordial de relación emocional y los educadores son los esenciales
líderes (García y Andrés, 2017).
Las
emociones en los alumnos y docentes
Existen numerosos estudios que se encuentran
preguntando por las emociones de los colegiales y de los educadores (Becker,
2015; Rendón, 2019). Ante ello, William James en 1884 realiza una magnifica
contribución al probar que las emociones poseen una labor esencial en la toma
de decisiones, en cambio el agotamiento emocional es la falta de medios
emocionales, en tanto el hombre que lo padece considera no ser capaz de
entregar más de su persona en el campo emocional y afectuoso (Serrano et al.,
2018). Según esa perspectiva, las emociones se fundamentan en la valoración de
importancia que se expresan en torno a un elemento, humano o situación; es
decir, se encuentran fundamentado en la relevancia que se otorga a una cosa en
relación con la comodidad personal (Henao y Martin, 2019; Morales, 2018). Es
así como la educación emocional respalda la precaución, al decidirse por el
empoderamiento individual de las generaciones futuras (Pérez y Filella, 2019), considerando a las habilidades emocionales
elementales con el fin de la mejoría del rendimiento académico, este escenario
se evidencia en otras investigaciones donde hay una relación directamente
proporcional (Pulido y Herrera, 2019).
La
inteligencia emocional en los estudiantes
La educación emocional se inicia en las
primeras etapas de la vida y tiene que encontrarse presente durante cada ciclo
trascendente (Bisquerra y Hernández, 2017), es así
que, la comunidad humana actual requiere una formación o instrucción más
competo, comprensivo, beneficioso, en donde el ser humano sea más relevante que
el tema de la clase (Buñuel et al., 2019; Toledo y Bonhomme,
2019), con la finalidad de impulsar o fomentar el desarrollo total del
estudiante resulta indispensable propiciar destrezas para la vida; por ejemplo,
la inteligencia emocional, que les contribuyan a conseguir un gran acoplamiento
sociopersonal y estudiantil (Antonio et al., 2017; Salavera et al., 2019). Por lo tanto, el rol de las
emociones en los estilos de participación subordinada no puede ser el mismo que
cuando la participación es proactiva (Biesta y Boqué, 2018) las cuales facilitan u obstaculizan los
aprendizajes, dependen también de los contextos emocionales que crean los
docentes, estos incentivan la participación activa y generan disposiciones
emocionales positivas hacia el aprendizaje de sus estudiantes (Costa et al.,
2021; Sandoval et al., 2020).
Importancia
de la IE en estudiantes
Son cada vez más los estudios realizados que
acreditan la relevancia que la inteligencia emocional posee en el rendimiento
pedagógico del escolar, lo cual son los datos que confirman con la carencia de
instrucción del educador en este tema. La asistencia clara en las
programaciones curriculares de estudios es en realidad cero. La instrucción
inicial y estable del docente demuestra insuficiencias en todas las competencias,
efectivamente, los educadores de educadores cuentan con casi nada de
conocimientos y en unos casos poca susceptibilidad (Buñuel et al., 2019).
Se propone en consecuencia, el diseño,
realización y evaluación científica de una programación de IE, esta consiste en
desempeñar las emociones, su chequeo y organización, el reconocimiento, la
empatía y la determinación de dificultades de una manera funcional, valiosa y
provechoso (Cepa et al., 2017; Costa et al., 2021). Por ejemplo, se tuvo que
seleccionar a un grupo de 22 estudiantes de Educación inicial con aquellos
impedimentos en limitaciones físicas. Así, promoviendo su avance, es
probablemente una contribución a la construcción de un planeta mucho más
dichoso e inteligente (Fernández y Montero, 2016).
La
inteligencia emocional en los docentes
Gran parte de docentes sustentan y justifican
la idea que es primordial que los estudiantes o hijos estudien y memoricen
nociones lingüísticas y matemáticas, antes de identificar y desarrollar sus
mismas emociones o las de los amigos/as (Aguaded y
Valencia, 2017; Retamal y González, 2019). Otros autores, del mismo modo
especifican que es fundamental una práctica explícita a fin de captar
habilidades sociales y emocionales por medio del rol del docente, quien representa
un ejemplo o referencia para el estudiante, ser educador es uno de los trabajos
que cada vez es más complicado. Ello da oportunidad a la toma de conciencia de
que los docentes requieren llegar a un óptimo nivel de inteligencia socioemocional
(Berrocal, et al., 2017).
Para el educador se ha considerado la
urgencia de promover habilidades, incluido las sociales y emocionales que le
colaboren a conducir sus lecciones de manera positiva (Barrientos et al., 2019;
Rendón, 2019), se vuelve principal, así que, la obtención de habilidades que
les posibiliten la organización de sus salones, y más todavía si son de
condición inclusivo (Ros, et al., 2017) de manera que los docentes que poseen
niveles altos en las dimensiones de la inteligencia emocional demuestran ser
maestros más competentes que sus colegas con bajos niveles (Cejudo y López,
2017) existiendo una relación beneficiosa, a pesar de que es baja, entre las
habilidades y la IE para el empleo de las TIC en los docentes, que da a
comprender que en el tamaño que los docentes posean más información y talento
para el uso de herramientas tecnológicas la cual fortalecerán sus emociones
(Zambrano, 2020).
Práctica
docente y escuelas eficaces
Para el desenvolvimiento de la inteligencia
intrapersonal, los autores Aguaded y Valencia (2007)
trabajaron con la aplicación del modelo de Mayer y Salovey,
quienes trabajaron con niñas/os de 4 años de Educación Inicial del CEIP Juan
Ramón Jiménez, de Huelva capital, en ella se propusieron un conjunto de
estrategias estas comprenden una serie de tareas, a fin de lograr que el
colegial distinga y entiendan sus emociones, y demuestren sus sentimientos.
Este modelo es el cual más se acomoda para operar la IE en el aula (Cinta y
Valencia, 2017).
Del mismo modo, las habilidades que se
promueven consiste en: Percepción emocional, con medios como el gesto facial,
el habla o el giro corporal; agilización emocional del razonamiento, asociando
un efecto como el olor y el sabor con una emoción; entendimiento emocional; regulación
sensata de las emociones a fin de impulsar el desarrollo personal, entendida
como cada habilidad para monitorear las emociones personales y en las otras
personas, controlando las emociones desfavorables e intensificando las
beneficiosas, sin limitar o reducir la información que difunden. También hay un
programa llamada Aulas Felices publicada en Internet en octubre de 2010. En
noviembre de 2012 aparece la segunda edición actualizada y mejorada. Este
programa presenta unas 300 tareas, propuestas metodológicas y recomendaciones
generales de acciones coherentes con el programa. Está encaminada al estudiante
de educación inicial, primaria y secundaria de 3 a 18 años (Bisquerra
y Hernández, 2017).
CONCLUSIÓN
La ausencia de educación emocional en las
instituciones educativas genera consecuencias negativas con respecto a los
estudiantes y a la comunidad humana. Por ende, se manifiestan problemas de
comportamiento, violencia y drogadicción; de esta manera la inteligencia
emocional, trabaja en los factores Interpersonal, Intrapersonal, de
versatilidad, del uso del nerviosismo y del nivel de energía general las cuales
están relacionadas en una categoría baja con la práctica docente respecto al
acatamiento de obligaciones, conducta y prueba que dirige el educador. Siendo la
escuela el lugar más adecuado para trabajar la IE, en vista de que adentro de
ella los colegiales dominan de manera ingeniosa los sentimientos, mejoran las
destrezas interpersonales y sociales, y enfrentan los inconvenientes de modo
pacífico y no de forma agresiva.
De manera que, trabajar la IE forma planeada
y sistemática en el salón sobrelleva a resultados beneficiosos referente a la
obtención de habilidades que contribuyen a la captación emocional, el
entendimiento emocional y la regulación juiciosa de las emociones que promueven
la mejoría personal. De esta forma quedaría favorable incluir en las
programaciones curriculares la preparación de las destrezas emocionales en
vista de que cada personal involucrado (educadores/as, profesores, tutores entre
otros) contribuye a trabajar la personalidad del infante, adolescente y
jóvenes.
Se debe asumir el reto de formar docentes
emocionalmente que puedan solucionar de forma segura y eficiente todas las
circunstancias que se presenten en su práctica pedagógica para lograr obtener
como resultado una escuela saludable, competente y feliz. La educación del
educador es fundamental dado que un profesor que instruye emocionalmente a sus
estudiantes logra que ellos enfrenten escenarios problemáticos con mayor
victoria, perfeccionen su imagen personal, la sensación de protección y deleite
personal, mejoren las ilusiones de efectividad y los resultados beneficiosos,
reduzca la amenaza de alteración psicológicos, así como el desánimo. Además, es
relevante que los familiares cuenten con una base a fin de que puedan trabajar
y practicar con sus hijos/as en sus hogares y lograr difundir el valor que
tienen las emociones.
Ser docente no se centra únicamente en
transmitir contenidos, es una tarea que implica también la transmisión
emocional, la formación de seres humanos y el impacto que puede ocasionar en ellos;
por lo tanto, el desarrollo de aprendizaje y enseñanza se encuentra
influenciado por el manejo emocional del docente que es percibida por sus
estudiantes de tal forma que la actitud que asuma puede ser de ayuda o
dificultar el aprendizaje. Por último, se puede mencionar que la educación es
un proceso que debe integrar el lado cognitivo y emocional dentro de la
práctica pedagógica; es relevante la búsqueda del desarrollo de ambos para
lograr que el impacto en los estudiantes sea positivo, es importante recalcar
que las emociones positivas motivan al aprendizaje y al ganar esta motivación
en los estudiantes podemos asegurar aprendizajes de calidad para la vida.
El desarrollo de este estudio logró facilitar
el análisis e interpretación detallada de los artículos originales, donde se
pudo coincidir en la problemática de la investigación con otros autores y en
ella se explica la dimensión, el desarrollo, los beneficios de la IE en el
sector educativo, para colaborar con información a los docentes acerca del
efecto de las emociones en la educación que se brinda a los niños, adolescentes
y jóvenes desde años atrás y en especial los últimos 5 años. Asimismo, obsequia
una oportunidad al lector de comprender más de la verdadera importancia que
tiene el trabajar las emociones en sus hijos para definir su personalidad,
autocontrol, autoestima y respetar las emociones de los demás.
CONFLICTO
DE INTERESES.
La autora declara que no existe conflicto de intereses para la publicación del
presente artículo de revisión bibliográfica.
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