REPSI - Revista Ecuatoriana de Psicología

https://repsi.org

Volumen 6, Número 15, mayo-agosto 2023

ISSN: 2661-670X

ISSN-L: 2661-670X

pp. 130 – 141

 

Estilos de crianza como predictores del apego, dependencia emocional,

abuso psicológico en relaciones de pareja

 

Parenting styles as predictors of attachment, emotional dependence, psychological abuse in couple relationships

 

Estilos parentais como preditores de apego, dependência emocional e abuso psicológico nos relacionamentos

 

 

José Santiago Larriva Rodríguez

santiagolarriva98@gmail.com

https://orcid.org/0009-0000-4457-7539

 

María José Vintimilla Espinoza

maria.vintimilla@ucacue.edu.ec

https://orcid.org/0000-0003-4336-7040

 

Universidad Católica de Cuenca, Cuenca, Ecuador

 

Recibido el 22 de marzo 2023 / Aceptado el 21 de abril 2023 / Publicado el 22 de mayo 2023

 

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https://doi.org/10.33996/repsi.v6i15.95

 

 

RESUMEN

 

Los estilos de crianza como predictores del apego, dependencia emocional, abuso psicológico en relaciones de pareja son el propósito de este estudio. Por ello, su objetivo es analizar los estilos de crianza existentes en la actualidad y el apego, dependencia y abuso psicológico en las relaciones de pareja adultas. La metodología que se aplicó, fue de una revisión bibliográfica de tipo narrativa, es decir se realizó una investigación secundaria a partir de la síntesis cualitativa de la literatura usando como categorías estilos de crianza, predictores del apego, dependencia emocional, abuso psicológico y relaciones en pareja. Con conclusión se tiene que los estilos de crianza son factores predisponentes para una dependencia emocional a futuro, el apego es susceptible a la violencia psicológica; al determinar el tipo de crianza que se aplica dentro de la relación de padres e hijos, es posible sucesión de eventos posteriores como dependencia, inseguridad, falta de autocontrol, agresividad y sobre todo carentes de madurez emocional.

 

Palabras clave: Estilos de crianza; Dependencia psicológica; Violencia de pareja

 

ABSTRACT

 

Parenting styles as predictors of attachment, emotional dependence, psychological abuse in couple relationships are the purpose of this study. For this reason, its objective is to analyze the current parenting styles and the attachment, dependency and psychological abuse in adult couple relationships. The methodology that was applied was a narrative bibliographic review, that is, a secondary investigation was carried out from the qualitative synthesis of the literature using parenting styles, attachment predictors, emotional dependence, psychological abuse and relationships in relationships as categories. couple. It is concluded that parenting styles are predisposing factors for future emotional dependency, attachment is susceptible to psychological violence; By determining the type of parenting that is applied within the parent-child relationship, a succession of subsequent events such as dependency, insecurity, lack of self-control, aggressiveness and, above all, lack of emotional maturity is possible.

 

Key words: Parenting styles; Psychological dependency; intimate partner violence

 

 

RESUMO

 

Os estilos parentais como preditores de apego, dependência emocional e abuso psicológico em relacionamentos de casais são o propósito deste estudo. Portanto, seu objetivo é analisar os estilos parentais existentes atualmente e o apego, a dependência e o abuso psicológico nos relacionamentos de casais adultos. A metodologia aplicada foi uma revisão narrativa da literatura, ou seja, foi realizada uma pesquisa secundária com base em uma síntese qualitativa da literatura usando como categorias os estilos parentais, os preditores de apego, a dependência emocional, o abuso psicológico e os relacionamentos de casal. A conclusão é que os estilos parentais são fatores predisponentes para a dependência emocional futura, o apego é suscetível à violência psicológica; ao determinar o tipo de parentalidade aplicada no relacionamento entre pais e filhos, é possível que ocorram eventos subsequentes como dependência, insegurança, falta de autocontrole, agressividade e, acima de tudo, falta de maturidade emocional.

 

Palavras-chave: Estilos parentais; Dependência psicológica; Violência entre parceiros

 

INTRODUCCIÓN

 

Dentro del ámbito familiar, los padres son quienes entregan información a sus hijos, brindando herramientas comportamentales, psicosociales y reacciones emocionales, que permitirán en interacciones futuras replicarlas frente a circunstancias y asimilación de adversidades, asumiendo roles dentro del sistema familiar, mencionando así que los estilos de crianza negligente, autoritario y sobreprotector, definen distintas características que determinan los rasgos de personalidad, mismas que influyen en la carencia de habilidades intrínsecas que desencadenan en una dependencia emocional, buscando una aprobación afectiva, y solventando sus inseguridades. Por otro lado, el estilo de crianza se clasifica en  democrático o autoritativo, en la que muchos autores los definen como el mejores modelo de crianza, pues los roles de padres e hijos están bien definidos, y existe una correcta fluidez en el desarrollo del niño (Agudelo y Gómez, 2010; Alvarez et al., 2021; Bartholomew y Horowitz, 1991; Petrocchi et al., 2019).

 

Los padres al ser los primeros cuidadores, cumplen un rol participativo en la crianza de sus hijos; en la actualidad y referente a lo planteado en las diferentes investigaciones propuestas se ha podido determinar que el grupo primario influye de manera significativa en las respuestas emocionales, cognitivas y comportamentales de sus hijos, las cuales se han visto fragmentadas en la vida adulta con relaciones psicosociales carentes de empatía  (Alvarez et al., 2021; Fox y Tokunaga, 2015; Oliva et al., 2008).

 

Estás carencias en los distintos estilos de crianza podrían verse representadas en la adultez, pues en la niñez, más que una dependencia podría iniciar como un apego, y no hay nada de malo en aquel término, pero en la adultez, este podría verse convertido en algo patológico, correspondiendo al término de dependencia emocional como tal, que hoy en día es una de las principales consultas en el ámbito de la psicología y la psiquiatra (Deschênes et al., 2014; Egan et al., 2011; Migliozzi, 2016; Moral et al., 2017).

 

La dependencia emocional dentro de una pareja se define como un patrón donde se involucran aspectos como la cognición, emociones y motivación, que son entre las principales características de este trastornos, estas erróneamente se ven percibidas e interpretadas por las personas con rasgos dependientes como mecanismo de seguridad y satisfacción personal (Aiquipa Tello, 2015; Carvalho y Pianowski, 2019; Garrido-Antón et al., 2020).

 

La relación existente entre estilos de crianza y dependencia emocional, desde el punto de vista factor-consecuencia, permita desarrollar y reforzar en mayor medida, posibles deficiencias durante el periodo de crianza, además de disminuir la prevalencia de consultas y tratamiento para la dependencia emocional, y casos más avanzados o graves disminuir la violencia psicológica sobretodo en relaciones de pareja dónde apuntan los índices de mayor frecuencia según los estudios analizados (Deschênes et al., 2014; Egan et al., 2011; Migliozzi, 2016; Moral et al., 2017).

 

Por ello, el propósito de este estudio es analizar los estilos de crianza existentes en la actualidad y el apego, dependencia y abuso psicológico en las relaciones de pareja adultas.  Los estilos de crianza como predictores de la dependencia emocional, evidencian que los estilos autoritarios, permisivos, sobreprotector y negligente; resultan ser los más influyentes en la dependencia emocional, en base a este argumento se justifica el estudio.

 

MÉTODOLOGÍA

 

Se realizó una revisión bibliográfica de tipo narrativa, es decir se realizó una investigación secundaria a partir de la síntesis cualitativa de la literatura. Para el desarrollo del mismo, se tomó en consideración las palabras clave “estilos de crianza”, “predictores del apego”, “dependencia emocional”, “abuso psicológico” y ¨relaciones en pareja¨. El proceso de recopilación de datos se realizó en base a una matriz bibliográfica, la misma que se realizó a partir del programa Microsoft Excel, permitiendo de esta manera organizar los resultados obtenidos en categorías específicas; estilos de crianza, dependencia emocional, relación dependiente y finalmente la relación entre cada una de las categorías. Dentro de las bases de datos utilizadas, se consultó Scopus, PubMed, Scielo y Elsevier, tomando los trabajos originales, en idioma inglés y español, así como estudios que guarden relación con las palabras claves y Open Access.

 

DESARROLLO Y DISCUSIÓN

 

Los estilos de crianza son normas y estrategias establecidas de cómo se debe actuar en el cuidado y educación de los padres hacia los hijos, estos tipos de crianza se componen por valores, costumbres o creencias, así como comportamientos que moldean un estilo como tal. Estos procesos influyen en el desarrollo del niño, permitiendo un mayor crecimiento social, autonomía, rendimiento académico y madurez emocional (Agudelo y Gómez, 2010).

 

Los padres son los principales participes de la gestión en el desarrollo de sus hijos, pues en ellos serán aplicados los distintos estilos de crianza suponiendo un estado deseable a alcanzar, tanto en la toma y resolución de conflictos por sí mismo a futuro, es decir, los padres mediante los estilos de crianza, instauran reacciones afectivas, comportamentales, juicios, motivaciones para sus hijos y de esta mane se influye en una correcta salud, nutrición, aprendizaje y una correcta relación social (Loinaz et al., 2012; Pico-Alfonso et al., 2008).

Según lo anterior descrito, el estilo de crianza es un patrón de comportamiento que se lleva a cabo como padres, e incluye el conjunto de emociones, pensamientos, comportamientos y actitudes que los padres y madres desarrollan en la crianza de sus hijos. El estilo de crianza está impregnado de cómo una interacción social puede interferir directamente con la otra persona.

 

Diana Baumrid, conocida por su investigación sobre los estilos de crianza, clasifica en tres estilos de crianza: el democrático o autoritativo, permisivo y autoritario; posteriormente para los años 80 Maccoby y Martin demostraron la presencia del cuarto estilo, el negligente, y así fueron descubriendo y desarrollando más estilos hasta que en 1997, Schaefer determino el último de los estilos de crianza que se conoce en la actualidad conocido como el estilo sobreprotector (Chui et al., 2016; Deschênes et al., 2014; Ruiz-hernández et al., 2018). Fue así que cada uno de ellos tiene características similares acerca del control parental, imponiendo sus propias normas y reglas. (Chui et al., 2016; Deschênes et al., 2014; Ruiz-hernández et al., 2018).

 

En el estilo autoritario, los padres buscan un incondicional control y obediencia por parte de sus hijos, estableciendo normas y reglas, así también como limitantes de comportamiento que, ante el incumplimiento de estas, habrá castigos severos. De esta manera se demuestra en la relación padres-hijos, un vínculo muy distante y una frialdad que hace que los hijos se muestren tristes, aislados, recelosos con los demás, y sobre todo son incapaces de tomar decisiones por sí mismos (Alvarez et al., 2021; Chui et al., 2016; Deschênes et al., 2014; Kawabata y Crick, 2016; Migliozzi, 2016; Ruiz-hernández et al., 2018). Al respecto, un estilo de crianza autoritario se centra en padre o madre rígido, rígido, estricto, los cuales exigen obediencia y favorecían el castigo como disciplina. De igual manera, se imponen reglas estrictas y muchas veces controlan. En términos generales, las conversaciones no son parte del vínculo con su hijo.

 

En relación al estilo democrático, se tiene como prioridad la independencia del hijo, e inculcar valores sociales, siendo así una relación padres-hijos donde se demuestran cariño, apoyo y respeto, a la vez que se pide un correcto comportamiento ante las normas establecidas, y en caso de irrespetarlas se aplicaran castigos basados en la disciplina, y con un estándar de realidad y sensatez (Alvarez et al., 2021; Chui et al., 2016; Deschênes et al., 2014; Kawabata y Crick, 2016; Migliozzi, 2016; Ruiz-Hernández et al., 2018). Los hijos demuestran mucha confianza, felicidad, control, suelen ser asertivos y responsables (Bartholomew y Horowitz, 1991). Por lo tanto, el estilo de crianza democrático se centra en un modelo de padres emotivos, empáticos, este estilo destaca límites firmes y claros, ya que brinda mediante el diálogo el apoyo a sus hijos, contribuyendo de esta forma al estilo de crianza que se centra en el equilibrio con sus reglas y la sensibilidad para aplicarlas (Ruiz-Hernández et al., 2018).

 

En cuanto al estilo permisivo, los padres suelen aplicarse la autorregulación de los hijos, es decir, hay una falta de responsabilidad y compromiso paternal, en donde no existen reglas ni normas, al mismo tiempo que tratan de tener calidez frente a sus hijos, sin realizar algún tipo de castigos, por lo que se desobligan a las actividades académicas, sociales y personales. Con respecto a este estilo paternal, los hijos presentan inmadurez, falta de control, y comúnmente suelen ser inseguros y ansiosos (Agudelo y Gómez, 2010; Alvarez et al., 2021; Bartholomew y Horowitz, 1991; Petrocchi et al., 2019). En el caso específico del estilo de crianza permisiva, se puede observar casos en donde los padres son cariñosos y comprensivos, pero no tienen límites claros en la educación de sus hijos. Tampoco aplican reglas estrictas. Por lo general, sus hijos los ven más como amigos que como padres.

 

En el estilo negligente, existe una ausencia total por parte de los padres en cuanto a responsabilidad, pues la parte normativa proviene de otras personas, ya sea familiares, maestros u otros. En cuanto a la relación padres-hijos, existe poca comunicación, no se establecen límites, y para cumplir con sus falencias suelen brindar bienes materiales en caso de que los tengan. En muchos de los casos este estilo puede deberse a que los padres poseen un tiempo muy limitado ya sea por trabajo u otras situaciones (Alvarez et al., 2021; Fox y Tokunaga, 2015; Oliva et al., 2008). Los hijos suelen no respetar las normas ni reglas establecidas por la sociedad, llegando muchos a ser agresivos (Alvarez et al., 2021; Fox y Tokunaga, 2015; Oliva et al., 2008). De acuerdo con lo descrito, este estilo de crianza se centra en padres ausentes, distantes o menos accesibles para sus padres. Por lo general, no muestran interés en los niños. Sus acciones son negligentes y carecen de dedicación. Con frecuencia tienden a decir que no.

 

Finalmente, en cuanto al estilo sobreprotector, este es un estilo que trata de mantener un control y atención constante, son cariñosos, poco normativos y suelen evitar que sus hijos resuelvan problemas por si solos impidiéndoles que adquieran responsabilidades. Los hijos suelen ser muy inseguros, dependientes, baja autoestima y no toleran la frustración (Fox y Tokunaga, 2015; Oliva et al., 2008).

 

En el contexto de la dependencia emocional, todos en algún momento si bien no hemos enloquecido como tal, si nos hemos dejado llevar por los sentimientos como tal, haciendo cosas que tal vez en otras circunstancias o con otras personas ni siquiera pensaríamos hacerlo, siendo así que en algún momento de nuestras vidas hemos tenido dependencia emocional, incluso sin saberlo (Díaz et al., 2018; Villa et al., 2018). Existen dos maneras de entender la dependencia emocional, la primera nos refiere un vínculo tanto emocional como mental hacia otras personas u objetos, creyendo erróneamente que esta relación, aquella persona proporcionara seguridad, satisfacción y la autorrealización personal. Como resultado la persona dependiente tiene la convicción de que sin aquel vinculo no podría ser feliz, peor aún alcanzar sus objetivos y metas, se sentirá muy poca persona o incluso que no es nadie (Díaz et al., 2018; Villa et al., 2018).

 

La segunda se define como la incapacidad de renunciar a aquella persona, no tanto como un deseo sino como una costumbre impregnada en el día a día de esta persona dependiente, tanto así que se obsesiona con la idea de soledad y la necesidad de exclusividad en cada actividad que ha realizado a lo largo de su relación (Díaz et al., 2018; Villa et al., 2018). Por lo tanto, la dependencia emocional es una dependencia psicológica que se manifiesta a través de una serie de conductas adictivas en una relación con asimetría de roles, en la que se realizan conductas desproporcionadas e inadecuadas para satisfacer la necesidad de afecto.

Al respecto, Jorge Castello Blasco en su libro ¨Dependencia emocional¨, describe tres áreas del apego, la primera en relaciones de pareja, la segunda en el entorno social, y el tercero a nivel anímico y de la autoestima, sin embargo, en este estudio se analiza la primera en el vínculo de una relación (Castelló Blasco, 2005).

 

En la fase de euforia, se constituye el comienzo de la relación por lo general la persona busca alguien interesante que se adapte a su perfil y más que nada que cubra sus vacíos emocionales e inseguridades. En esta fase lo que sobresale es la ilusión, aquella que le dice que ha encontrado a la persona ideal, alguien que le va a liberar de su soledad y va en quien deposita su amor definitivo, este es el momento crucial pues es aquí donde podría iniciar o terminar con la relación y una posible dependencia, en esta etapa si la relación sigue comienza con las fantasías e ilusiones desmedidas, pues puede ser que se conozcan tan siquiera un poco pero, comienzan con planes de matrimonio, hijos, entre otros, prácticamente es una relación de ensueño o simplemente perfecta. Por consiguiente, se puede establecer que, en esta fase, el dependiente finalmente encuentra al hombre que considera ideal, su salvador, quien lo libera de su soledad y, lo más importante, de su malestar emocional (Aiquipa Tello, 2015; Carvalho y Pianowski, 2019; Garrido-Antón et al., 2020).

 

En cuanto a la fase de subordinación, la persona con estas características empieza a idealizar a su pareja creyendo así que será el “amor de su vida”. La persona se despersonaliza y empieza a realizar cosas inimaginables, situaciones que minimizan la ansiedad y logra mantener esa seguridad que tanto anhelaba. Seguridad que se ve traducida inconscientemente a esa aprobación o reconocimiento por parte de los padres. Es aquí donde nace el papel de dominador y dominada, el narcisismo y la inferioridad del dependiente. Se puede establecer que, en esta fase, el dependiente entra en una dinámica de sumisión y entrega excesiva como tributo a la otra persona, como forma de cimentar la relación y mantenerla posteriormente. Solo haces lo que la otra persona quiere, cómo y cuándo tú quieres (Aiquipa Tello, 2015; Carvalho y Pianowski, 2019; Garrido-Antón et al., 2020).

 

Además, en la fase deterioro se desarrolla una exacerbación de la etapa anterior, aquí ya no solo consiste en admirar o ver los intereses propios, sino ya de soportar incluso las humillaciones, burlas y malos tratos por parte de su pareja. Al respecto, el autor de la investigación considera que, la obediencia es mucho mayor, y, por otro lado, la dominación es mucho mayor. Las personas emocionalmente dependientes ya sufren estos caracteres aquí. Hubo un momento en que el empleado tuvo que soportar mucho más de lo que inicialmente estaba preparado. Es aquí donde la autoestima de la persona emocionalmente dependiente se ve más afectada (Aiquipa Tello, 2015; Carvalho y Pianowski, 2019; Garrido-Antón et al., 2020).

En la fase de ruptura, es mucho más complicada de lo que parece, generalmente la relación la termina la persona no dependiente, pues llega a hartarse o simplemente encuentra a alguien más, mientras tanto su ex pareja busca e intenta hasta lo imposible por la reconciliación. En este proceso puede presentarse el síndrome de abstinencia, suele ser común en la persona dependiente, pues intenta continuamente de regresar con su pareja, el tan solo verle hablar o saber sobre él, le alegrarían o podrían causarle mayor ansiedad (Aiquipa Tello, 2015; Carvalho y Pianowski, 2019; Garrido-Antón et al., 2020). Por consiguiente, la mayoría de las veces, aunque parezca extraño, la persona que destruye la relación no es la persona emocionalmente dependiente sino la otra parte. Lo hace porque ha encontrado a otra persona, o porque la situación le ha aburrido.

 

Posteriormente, la fase de relación de transición, la persona lucha contra sí mismo pues el abandono le ha causado abstinencia y soledad, es aquí donde comienza a buscar un posible remplazo, pero la situación no es lo más favorable, pues el dolor del auto despreció le ha producido muchas inseguridades sobre sí mismo, por lo que cualquier relación podría considerarse de revote o solo para solventar vacíos anteriores (Aiquipa Tello, 2015; Carvalho y Pianowski, 2019). Según lo anterior descrito, durante o poco después del síndrome de abstinencia, la persona emocionalmente dependiente puede comenzar a luchar contra su depresión. Lo harás como siempre lo has hecho. Buscará a cualquier candidato dispuesto a construir una relación.

 

Finalmente, en la fase de recomienzo, si la persona logra superar cada una de las etapas anteriores podrá recomenzar su nueva aventura con otra pareja y se espera que para ese tiempo el control de sus emociones sea superiores a las ya vividas en las otras etapas (Aiquipa Tello, 2015; Carvalho y Pianowski, 2019; Garrido-Antón et al., 2020). En esta fase, se puede inferir que, el dependiente encuentra a la persona "adecuada" para que sea su nuevo objeto y en este caso, el proceso vuelve a iniciar su fase.

 

Las características más frecuentes de una relación en dependencia es la necesidad excesiva de su pareja, la comunicación suele ser constante incluso llegando a ser inoportuna, además de exclusividad en la relación, si bien es importante mantener una buena relación el aislarse de los demás solo aumenta la dependencia hacia la pareja. Por otro lado, se puede observar una idealización, la persona tras conocer los defectos de su pareja, prefiere la falsa seguridad que proporciona. Además de la sumisión, que constituye una manera de mantener a su pareja mediante atención y privilegio. Asimismo, existen un historial de relaciones similares, que a menudo culpan al pasado de sus exparejas por el comportamiento actual.

 

La relación entre estilos de crianza, dependencia emocional y violencia psicología en relaciones de pareja, se demuestran tras las características clínicas psicológicas y psiquiátricas de terapia en niños, adultos y de parejas, detallando que existen similitudes entre algunos estilos de crianza recibidos por sus padres y como aquellos han influido en la adultez cuando se encuentran en una relación dependiente, es por ello, que es necesario describir los principales tipos de crianza que predisponen a una dependencia emocional, y como puede desencadenar en la violencia psicológica dentro de la pareja como tal (Luo et al., 2022; Pérez et al., 2015; Petruccelli et al., 2014).

 

Entre los estilos que demuestran mayor disposición a una dependencia emocional es la autoritaria debido al vínculo que es distante y frio entre los padres e hijos, lo que les da una personalidad de tristeza, aislado y desconfiado con los demás, es por ello que en la adultez son incapaces de tomar decisiones por sí mismos, convirtiéndoles en personas dependientes ante la pareja y la sociedad (Kawabata y Crick, 2016; Ponce-Díaz et al., 2019; Ruiz-hernández et al., 2018).

 

El estilo sobreprotector es al igual que el autoritario, presenta una mayor disposición a sufrir de dependencia emocional y/o violencia psicológica dentro de una relación, y esto se debe a que este tipo se caracteriza por un control y atención excesiva, evitando que sus hijos resuelvan problemas por si solos impidiéndoles que adquieran responsabilidades y mostrándose inseguros, dependientes, con baja autoestima e intolerables a la frustración por lo que se vuelve como principal foco como factor predisponente a la dependencia emocional ansiosa dentro de un vínculo amoroso (Alvarez et al., 2021; Bartholomew y Horowitz, 1991; Chui et al., 2016; Kawabata y Crick, 2016; Lemos Hoyos et al., 2012; Migliozzi, 2016; Ruiz-Hernández et al., 2018).

 

Otro de los estilos que se encuentra como factores predisponentes a una dependencia emocional es la de estilo negligente, pues como se a descrito anteriormente la relación entre padres-hijos, suele ser deficiente en cuanto a la comunicación, es un entorno donde no se establecen limites, en muchos de los casos este estilo puede deberse a que los padres poseen un tiempo limitado, ya sea por trabajo u otras situaciones, es por ello, que el estado emocional de sus hijos o la confianza como tal es deficiente convirtiéndoles en dependientes materiales o simplemente en personas que buscan la comodidad y la satisfacción de bienes materiales a los que estuvo acostumbrado en su niñez, o también puede verse ante la ausencia paterna, una búsqueda de una figura paterna o materna, en la que el rol principal corresponde a su pareja (Deschênes et al., 2014; Egan et al., 2011; Migliozzi, 2016; Moral et al., 2017).

 

CONCLUSIÓN

 

Como análisis general los estilos de crianza resultan ser los más influyentes en la dependencia emocional; se había demostrado que existe relación entre los distintos estilos de crianza y la dependencia emocional, debido a que esta genera un mayor riesgo de abuso psicológico y emocional a la hora de elegir una relación de pareja. Todo lo contrario, a los estilos de crianza democrática, ya que representa una mayor autoestima y desarrollo moral, así también en el ámbito académico donde hubo un mayor interés y rendimiento. Debido a lo anterior, mencionado los estilos de crianza son factores predisponentes para una dependencia emocional a futuro, además, recordar que el apego suele ser a la vez susceptible a la violencia psicológica por lo que al determinar el tipo de crianza que se aplica dentro de la relación de padres e hijos se puede determinar una posible sucesión de eventos posteriores como dependencia, inseguridad, falta de autocontrol, agresividad y sobre todo carentes de madurez emocional.

 

CONFLICTO DE INTERESES. Los autores declaran que no existe conflicto de intereses para la publicación del presente artículo científico.

 

REFERENCIAS

 

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