VIVE. Revista de Investigación en Salud

https://revistavive.org         

 Volumen 5 No. 13 enero-abril 2022

 https://doi.org/10.33996/revistavive.v5i13.130

ISSN: 2664-3243

ISSN-L: 2664-3243

pp. 52 - 62

 

Anticoncepción de emergencia, evaluación de conocimiento en adolescentes

Emergency contraception, knowledge assessment in teenagers

Contracepção de emergência, avaliação de conhecimento em adolescentes

 

 


Ana Belén Palacios Beltrán

bellen_pab@hotmail.com

https://orcid.org/0000-0003-1655-6663


Zoila Katherine Salazar Torres

zsalazart@ucacue.edu.ec

https://orcid.org/0000-0002-7663-8049


 

Lizette Espinosa Martin

lespinosam@ucacue.edu.ec

 https://orcid.org/0000-0002-3455-4437

Universidad Católica de Cuenca, Cuenca-Ecuador

 

Recibido 15 de septiembre 2021 / Arbitrado y aceptado 27 de octubre 2021 / Publicado 19 de Febrero 2022

 

RESUMEN

El inicio sexual temprano, conlleva numerosos riesgos como embarazos precoces o enfermedades de transmisión sexual, abortos; por ello, la importancia de que los adolescentes conozcan la anticoncepción de emergencia, sobre todo, para la prevención del embarazo no deseado y las secuelas del aborto. Objetivo. Describir la anticoncepción de emergencia y la evaluación de su conocimiento en adolescentes. Materiales y métodos. Revisión sistemática, basado en criterios de inclusión y exclusión, se realizó la búsqueda de documentos entre los años 2020 y 2021, de las bases de datos PubMed, Cochrane, Science Direct, Redalyc, Scielo. Se usaron las palabras clave de los DeCS y MeSH; además, se utilizó los operadores booleanos AND, OR. Se obtuvieron 18 artículos para elaborar esta investigación. Resultados. El uso de anticoncepción de emergencia (AE) varía entre el 10,6% hasta un 60% en dependencia de la población estudiada, además, gran parte de los factores de rechazo radican en una desinformación acerca de su mecanismo de acción y a la estigmatización de la misma, el cual es visto como un método abortivo. El nivel de conocimiento acerca de la AE es baja, destacando factores como el hecho de asistir a un colegio de menor nivel académico y ser inmigrante, los que se asocian con un menor conocimiento de la misma. Conclusiones. Pese a los esfuerzos por garantizar una salud sexual y reproductiva los niveles de conocimiento sobre el AE son bajos, siendo reflejado en la prevalencia de utilización y en los factores que limitan su adquisición y uso.

 

Palabras clave: Adolescencia; Anticonceptivos; Anticonceptivos Poscoito; Anticonceptivo de emergencia; Conocimiento

 

ABSTRACT

Early sexual initiation carries numerous risks such as early pregnancy or sexually transmitted diseases, abortions; therefore, it is important for adolescents to know about emergency contraception, especially for the prevention of unwanted pregnancy and the sequelae of abortion. Objective. To describe emergency contraception and the evaluation of its knowledge in adolescents. Materials and methods. Systematic review, based on inclusion and exclusion criteria, we searched for documents between 2020 and 2021, from PubMed, Cochrane, Science Direct, Redalyc, Scielo databases. DeCS and MeSH keywords were used; in addition, the Boolean operators AND, OR were used. Eighteen articles were obtained to prepare this research. Results. The use of emergency contraception (EC) varies from 10.6% to 60% depending on the population studied. In addition, a large part of the rejection factors lie in misinformation about its mechanism of action and its stigmatization, which is seen as an abortive method. The level of knowledge about EC is low, with factors such as the fact of attending a school with a lower academic level and being an immigrant being associated with a lower level of knowledge. Conclusions. Despite the efforts to guarantee sexual and reproductive health, the levels of knowledge about EC are low, being reflected in the prevalence of use and in the factors that limit its acquisition and use.

 

Key words: Adolescence, contraceptives, post-coital contraceptives, emergency contraception, knowledge


 

 


RESUMO

A iniciação sexual precoce acarreta inúmeros riscos, como gravidez precoce ou doenças sexualmente transmissíveis, abortos;   portanto,   é   importante   que   as   adolescentes estejam    cientes    da    contracepção    de    emergência, especialmente para a prevenção da gravidez indesejada e das conseqüências do aborto. Objetivo. Para descrever a  anticoncepção  de  emergência  e  a  avaliação  de  seus conhecimentos  em  adolescentes.  Materiais  e  métodos. Revisão  sistemática,  baseada  em  critérios  de  inclusão  e exclusão, pesquisamos documentos entre 2020 e 2021, nas bases de dados PubMed, Cochrane, Science Direct, Redalyc, Scielo. Foram utilizadas as palavras-chave DeCS e MeSH; além  disso,  foram  utilizados  os  operadores  Booleanos AND, OR. Dezoito artigos foram obtidos para esta pesquisa. Resultados. O uso da anticoncepção de emergência (CE) varia de 10,6% a 60% dependendo da população estudada. Além disso, uma grande parte dos fatores de rejeição reside na  desinformação  sobre  seu  mecanismo  de  ação  e  sua estigmatização, o que é visto como um método abortivo. O nível de conhecimento sobre CE é baixo, com fatores como o fato de freqüentar uma escola com um nível acadêmico inferior e ser um imigrante sendo associado a um nível de conhecimento  inferior.  Conclusões.  Apesar  dos  esforços para garantir a saúde sexual e reprodutiva, os níveis de conhecimento  sobre  CE  são  baixos,  como  refletido  na prevalência do uso e nos fatores que limitam sua aquisição e uso.

 

Palavras-Chave: Adolescência; contraceptivos; anticoncepcionais pós-coito; contracepção de emergência; conhecimento

 

 

INTRODUCCIÓN

 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la adolescencia como la etapa comprendida entre los  10  y  19  años  (1);  es un periodo crítico, donde pasan de ser dependientes a  ser  sujetos  responsables; la salud y las opciones sexuales de los adolescentes durante este periodo determinan en gran medida su futuro. De hecho, las mejoras en el estado de salud sexual y reproductiva de una región a lo largo del tiempo dependen  del grado en  que  los  gobiernos  inviertan  en la salud sexual de los adolescentes (2). En términos de salud sexual y reproductiva, los adolescentes son considerados una población de alta  vulnerabilidad.  Los  riesgos y consecuencias negativas de las relaciones sexuales no protegidas en los adolescentes son motivo de preocupación mundial (1).

Aunque los  proveedores  de   salud suelen centrarse en los cambios físicos de la adolescencia, son igualmente significativos los cambios en el desarrollo, incluida la sexualidad emergente y en evolución  continua.  Los  adolescentes adquieren una gran conciencia de mismos como seres humanos sexuados y de género, incluso al principio de la adolescencia (3).

Las   relaciones   sexuales   son   habituales entre los adolescentes (3), como lo manifiesta el  estudio  de  Alfaro  et  al.,  (4)  realizado  en España, donde valoraron a adolescentes entre 13  a  18  años,  evidenciando  que  la  edad  de inicio de la actividad sexual se sitúa entre los 15 y 16 años (50,9%). Según el estudio de Finer en el año 2013, en Estados Unidos (EEUU) un 48% de los que tenían 17 años, el 61% de los de 18 años y, el 71% de 19 años, declararon haber    mantenido    alguna    vez    relaciones sexuales (3). En México, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición en el año 2012, reportó un incremento del porcentaje de adolescentes que iniciaron vida sexual: 23% comparado con 15% del 2006 (1).

De  forma  general,  la  educación   sexual

ha carecido de una visión integral, no existe una cultura de prevención desde el punto de vista de los derechos sexuales y reproductivos, salud sexual o equidad de género y, las consecuencias de esta insuficiencia se observan en los indicadores de salud (1), El embarazo en la adolescencia y la maternidad temprana   son   importantes   problemáticas sociales que afectan las trayectorias de vida de miles de niñas y adolescentes en América Latina, especialmente en la subregión Andina. Los efectos de estos fenómenos son múltiples y complejos que se traducen tanto en términos educativos   como   laborales,   económicos   y sanitarios (4,5).

La tasa de embarazos en adolescentes de EEUU  continúa  siendo  una  de  las  más  altas del  mundo  desarrollado  y  un  problema  de salud pública considerable. Cada año, 615.000 mujeres de entre 15 y 19 años se embarazan y, el 82% de estos embarazos no son deseados (3,6).   África   subsahariana   contribuye   con el  50%  de  la  tasa  mundial  de  natalidad  en adolescentes, así como el 23% de la carga de enfermedades  asociadas  al  embarazo  y  a  la mala salud infantil y materna (2). El embarazo adolescente  en  México  tiende  al  alza,  en  el 2011 nacieron 2,58 millones de niñas y niños, de ellos 473 mil de madres menores de 19 años de edad. Esta cifra equivale a 18,4%, es decir, prácticamente uno de cada 5 nacidos vivos en el 2011 es de madres adolescentes (1).

En Ecuador, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición del 2012, el 39,2% de adolescentes entre 15 y 19 años ha iniciado una vida sexual activa, cifra que ha aumentado en comparación con mediciones de 2004 y que debe ser atendida por los riesgos que están asociados a ella, tales como la mayor exposición a infecciones de transmisión sexual o la probabilidad de  embarazo  (7).  En cuanto las niñas menores de 14 años, de acuerdo con la misma encuesta, ocho de cada 100 adolescentes en esa edad se quedaron embarazadas de personas mayores a 30 años y el 80% de embarazos en esa edad, fueron fruto de violencia sexual. Esto tiene efectos sobre el desenlace de sus trayectorias educativas, entre los que se destaca la desafiliación escolar (5).

En un estudio ecuatoriano, Velastegui et al., (8) manifestaron que el 28% de complicaciones en embarazos adolescentes  fue  por  aborto y el 23% se  hospitalizaron  por:  amenaza  de aborto, amenaza de parto prematuro, infección de vías urinarias, oligohidramnios y ruptura prematura de membrana, entre otras. La histerectomía y hemorragia postparto que correspondió al 1%. En los recién nacidos, el 12 % presentó complicaciones, siendo el 6% distrés respiratorio.

 

MÉTODO

 

Estudio       descriptivo,       de       revisión bibliográfica, se incluyeron las bases de datos PubMed,  Cochrane,  Science  Direct,  Redalyc, Scielo    Medigraphic,   desde   01   de   enero del  2016  hasta  el  25  de  mayo  del  2021,  se incluyeron  bibliografía  en  los  idiomas  inglés y  español.  Se  aceptaron  artículos  científicos: meta-análisis, revisiones sistemáticas, ensayos clínicos controlados, estudios de cohortes. Se excluyeron  cartas  editoriales,  publicaciones en   congresos,   erratas,   tesis   de   pregrado (literatura   gris).   Se   diseñaron   búsquedas concatenadas   para   las   bases   de   datos, utilizando  una  estructura  de  búsqueda  en términos del Medical Subject Headings (MeSH) para bibliográfica en inglés y Descriptores en Ciencias de la Salud (DeCS) para bibliografía en español. Mediante el método STROBE (16), se evaluó y seleccionó los diferentes artículos de  rigor  científico,  los  cuales  deben  cumplir especificaciones de los criterios de inclusión/ exclusión y, de los cuales se extrajo en forma resumida las partes principales de cada uno, siendo  estos:  autor/es,  año,  diseño,  número participantes y resultados.

Todo este proceso de la selección de estudios se hizo constar en un diagrama de flujo, que estratifica la pérdida de estudios en la identificación-cribado-elegibilidad- selección de los artículos científicos.


DESARROLLO Y DISCUSIÓN

 

En la búsqueda de documentos se obtuvo 388 artículos, se recopilaron 329 de la base de datos de Pubmed, 39 de Science Direct, Redalyc 14,  Scielo  5  y  Medigraphyc  1.  Se  eliminaron 25  archivos  por  ser  duplicados.  Posterior  a la revisión de las fichas bibliográficas se eliminaron 345 artículos por no cumplir con los criterios de inclusión. Los 18 artículos restantes fueron estudiados y aceptados para la elaboración de esta revisión bibliográfica.


 

 

 

 

Cuadro de texto: IDENTIFICACIÓN

CRIBADO

ELEGIBILIDAD
INCLUSIÓN

            Cuadro de texto: Registros identificaos por la búsqueda bibliográfica.
P: unwanted pregnancy
I: Contraception emergency C: adolescents O: Contraception

Registros después de remover duplicados (n = 365)

Textos completos (n = 68)
Artículos que cumplieron criterios inclusión (n = 18)

            Cuadro de texto: Base de datos de Pubmed 329,
Science Direct 39,
Redalyc 14,
Scielo 5 y Medigraphyc 1.

Artículos duplicados (n = 25) Excluidos por ser otro tipo de documentos (n = 295)

Excluidos, por no tener características de los objetivos del estudio (edad, PAE)
( n = 50)
Scimago Journal Rank: Q1 = 13, Q2 = 13, Q3 = 5,
Q4 = 7.

 

Gráfico 1. Diagrama de flujo de artículos seleccionados.


 

 


La adolescencia se caracteriza por tratarse de un periodo de desarrollo y crecimiento, particularmente en el área de la afectividad y la sexualidad. Aunque el desarrollo afectivo- sexual tiene lugar a lo largo de toda la vida, en esta etapa se dan importantes cambios en la persona. Muchos adolescentes comienzan a tener sus primeras relaciones sexuales en estas edades, entrañando numerosos riesgos para la salud y el bienestar general, como embarazos precoces, ETS, las relaciones sexuales forzadas, los sentimientos de decepción o arrepentimiento ante las relaciones sexuales (4), los costes emocionales, médicos y económicos de estos riesgos subrayan la importancia de estudiar la iniciación sexual en la adolescencia y sus elementos asociados.

Los   conocimientos   sobre   salud   sexual y    reproductiva    eran    escasos    entre    los adolescentes  en  China  según  el  estudio  de Lim et al., (29), donde solo el 43% declaraba utilizar  sistemáticamente  el  preservativo  y el  28%  utilizaba  actualmente  otra  forma  de anticoncepción  moderna.  En  el  último  año, el 76% había declarado haber realizado una consulta   sobre   anticoncepción,   pero   solo el  27%  declaró  haber  recibido  alguna  vez información sobre salud sexual y reproductiva en un servicio de salud. De manera aún más baja se detectó que el uso de anticonceptivos fue del 12%, según el estudio de Ganle et al., (33).

Villalobos et al., (34) destacan que en las adolescentes de 15 a 19 años la posibilidad de uso consistente de método anticonceptivo modernoseincrementó7.0vecesenrelacióncon las de menor edad. El no haberse embarazado y asistir a la escuela incrementó la posibilidad de uso consistente en 2,8 veces. En el caso de los  hombres,  asistir  a  la  escuela  incrementó al doble la posibilidad de uso consistente de preservativo. Según Milkowski et al., (25) entre 2006  y  2017,  el  10%  de  las  mujeres  rurales y  el  19%  de  las  urbanas  que  habían  tenido relaciones  sexuales  declararon  haber  usado alguna vez píldoras anticonceptivas. Entre las mujeres rurales, el uso de AE aumentó del 6% en 2006-2008 al 15% en 2015-2017; entre las mujeres  urbanas,  el  uso  de  AE  aumentó  del 11% al 27%, y el uso de la AE por parte de las adolescentes que tuvieron relaciones sexuales al menos una vez ha aumentado, pasando del 8% en 2002 al 22% en 2011-2013 (35).

Yen et al., (21) destacan que las mujeres adolescentes    (86%)    informaron    de    que había   “oído   hablar   de   la   anticoncepción de  emergencia”  en  mayor  medida  que  los hombres  (70%),  destacando  el  uso  los  AE frente  al  preservativo  en  el  52,2%  según  el estudio de Yeboah et al. (22). El uso de AE varía acorde  a  los  diferentes  realidades  sociales, donde  se  ven  inmiscuidas  variables  socio- demográficas,   económicas,   culturales,   etc., según  los  estudios  de  Rotermann  M.,  et  al., (20), Williams et al., (24), Babatunde et al., (19), Guleria et al., (17), Monteiro et al., (23) y Olsen et al., (18), las prevalencias de su uso varían desde 10,6%, 25,6%, 30,4%, 33,9%, 56,7% hasta 60% respectivamente. Con una media de uso de 3,5 veces (6).

Destacan varios factores para la utilización de AE, aludiendo que a menor edad de inicio de  las  relaciones  sexuales  (OR  1,29)  (17), tener  algún  nivel  de  educación  secundaria, no estar casada y ser madre se asociaron con el  uso  de  anticonceptivos  modernos  (entre ellos la AE) (36), donde su uso es promovido por  la  facilidad  de  acceso  y  administración, la  experimentación  de  efectos  secundarios mínimos,  la  percepción  de  una  alta  eficacia (6), problemas de cumplimiento con los otros anticonceptivos orales (18) o los preservativos

(22) y el deseo de un método anticonceptivo discreto (6), se anexan otros factores en su uso como agresión sexual y relaciones sexuales sin protección (18,23).

Olsen et al., (18) ponen de manifiesto que las variables que se asociaron al uso de la AE fueron la edad y el número de parejas sexuales. Las  probabilidades  de  su  uso  eran  mayores para  las  mujeres  de  18  a  19  años  que  para las de 15 a 17 años (OR: 2,05) y para quienes tenían de 2 a 3 parejas sexuales (OR: 2,77) o más de 3 parejas (OR = 11,12) en comparación con las que declaraban tener una sola pareja. Guleria  S.  et  al.  (17)  destacan  que  el  uso  de AE  se  asoció  a  un  mayor  nivel  de  estudios (OR 2,09) y a ser soltero (OR 3,17), además, el consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo aumentaron las probabilidades de uso de AE. El  tener  una  nueva  pareja  en  los  últimos  6 meses (≥3 parejas: OR 6,44) a falta de uso del preservativo  con  una  nueva  pareja  reciente (OR 1,42), también se asociaron con el uso de AE (17).

En época de pandemia, Thomson et al., (37) estudiaron la COVID-19 y salud sexual de los jóvenes confirmando un gran descenso de las  asistencias  en  todos  los  rangos  de  edad en  todos  los  entornos  tras  el  confinamiento, en consonancia con la rápida reconfiguración de los servicios de salud durante la respuesta a la COVID-19. En los menores de 18 años se produjo   una   reducción   desproporcionada de  las  asistencias  en  comparación  con  los mayores   de   18   años,    esta   discrepancia fue  especialmente  marcada  en  el  entorno rural. Demostrando además que, durante las primeras 6 semanas de cierre, ningún menor de 18 años buscó AE (reducción del 100%). En los pacientes de 18 años o más, se observaron descensos  menores  (80%  y  84%)  en  los  que buscaban AE.

Además, en la actual crisis migratoria mundial, abordar las disparidades en el conocimiento y el acceso a la anticoncepción, así como los comportamientos sexuales de alto riesgo en situaciones de refugiados, es importante para reducir  las  desigualdades en  los  resultados   de   salud   reproductiva  y garantizar tanto la cobertura sanitaria universal como la justicia sanitaria mundial. La educación y el asesoramiento en materia de sexo y anticoncepción, la formación en autoeficacia y la adquisición de habilidades son necesarios para ayudar a las adolescentes y jóvenes refugiados a negociar y practicar el sexo seguro y a resistir las presiones sexuales (33).

Al centrarse en el uso de la AE entre los adolescentes, hay que tratar de comprender la toma de decisiones en materia de anticoncepción que contribuye a su uso, además, en las creencias en torno al riesgo de embarazo (6). Yeboah et al., (22) y Rokicki S., et al., (28) destacan que alrededor del 93,8% prefieren el preservativo a la AE por miedo a contraer ETS y el 87,5% mencionaron el miedo a los efectos secundarios, como cambio del ciclo menstrual. Algunas mencionaron efectos secundarios como prurito vaginal, mientras que otras incluso creen que puede causar candidiasis. De manera semejante Kaller et al.,

(26) afirman que entre las causas de rechazo está la percepción de que los AE pueden perjudicar algo en su sistema, afectar a la fertilidad y que el AE no impida el embarazo de forma eficaz.

La  “estigmatización”  ha  sido  identificada como  una  de  las  barreras  a  la  AE,  según  el estudio de Eastham et al., (27), la cual se deriva de   la   asociación   con   un   comportamiento irresponsable. Además, a pesar de no ser un abortivo,  el  AE  puede  estar  estrechamente relacionado con el aborto, lo que significa que pueden ser percibidas como “mujeres malas” de forma similar a las que buscan el aborto. Este estigma puede disuadir a las adolescentes de  buscar  la  AE  cuando  la  necesitan.  Esta aseveración  se  confirma  en  el  estudio  de Williams et a. (32) donde afirmaron que en un 60%  de  los  adolescentes  encuestados  el  AE funciona provocando un aborto espontáneo.

Como se aprecia, muchos de los factores de rechazo de los AE son basados en creencias o desinformación sobre su mecanismo de acción o  utilización.  Según  Chofakian  et  al.,  (30)  y Arisukwu et al., (31), Babatunde et al., (19) y Lim et al., (29) concluyen que pocos adolescentes están bien informados sobre AE y que muchos albergan  ideas  erróneas  persistentes,  donde apenas un 14,5% y 27,8% de los adolescentes presentan  un  buen  nivel  de  conocimientos acerca  de  AE.  Según  Arisukwu  et  al.,  (31)  en las  escuelas  solo  para  mujeres,  el  19,4%  de los encuestados tenía un buen conocimiento de los AE, en comparación con el 9,2% de los encuestados de las escuelas mixtas que tenían ese nivel de conocimiento.

La mayoría de los adolescentes están conscientes de que las AE son más eficaces cuando se utilizan lo antes posible. Pero están mal informados en cuanto al mecanismo de acción de la AE, ya que el 60% afirman que funciona provocando un aborto espontáneo (21). Además, el 68,2% pensaba que el uso de AE afectaría negativamente a su fertilidad futura (32), una minoría  estaba  informado  de que la anticoncepción de emergencia podía comprarse sin receta médica, independientemente de la edad o el sexo (44,3%) y que no es necesario el consentimiento de los padres (27,7%) (21,24).

Así,  los  factores  que  determinaron  una mayor  puntuación  en  el  conocimiento  de  la anticoncepción de emergencia fueron: estudiar en la escuela pública, ser mayor en edad, ser mujer,  haber  iniciado  la  vida  sexual  y  haber utilizado AE antes, y conocer a alguien que ya había utilizado AE (30), los antecedentes de uso de la AE de levonorgestrel (LNG) se asociaron con una mayor probabilidad de comprender el mecanismo de acción y los efectos secundarios de  la  AE  (24)  y  la  probabilidad  de  obtener información  sobre  la  AE  con  los  amigos  se triplica entre los 15 y los 19 años (OR = 3,18) (23), mientas que Rosen et al., (38) afirman que el hecho de asistir a un colegio de menor nivel académico y ser inmigrante se asoció con un menor conocimiento sobre AE. Este resultado confirma que el nivel de conocimiento se relaciona positivamente con el estatus socioeconómico (30).

El coste, la desinformación sobre las restricciones de edad en la venta libre y la falta de voluntad de algunos farmacéuticos para facilitar el uso de la AE por parte de los adolescentes son obstáculos. Informar a los adolescentes sobre la AE y darles por adelantado una prescripción de una presentación oral apropiada de AE puede disminuir las barreras y aumentar la probabilidad de que la usen cuando la necesiten (39), Castro et al. (40) manifiestan en su estudio que el acceso a      la información sobre anticoncepción en farmacias y clínicas es alto, pero la calidad de los servicios de anticoncepción es pobre y no es equitativa, favoreciendo a los adolescentes mayores y no indígenas.

Según   el   estudio   de   Ferreira   et   al., (41) las mujeres se preocupan más por la anticoncepción, la AE y el embarazo, mientras que los hombres preguntan por las ETS, la salud sexual general y el placer. Estos resultados son importantes para los  profesionales  de  la salud, responsables políticos y dirigentes gubernamentales. Debido a que la principal fuente  de  primeros   conocimientos   sobre  la AE fueron los  trabajadores  sanitarios  los  hospitales,  seguidos  de  los  medios   de comunicación de masas (televisión y radio) (19), y en la época actual, el internet es la fuente más importante de información sobre anticoncepción (42).

Aunque la mayoría de los adolescentes tienen conocimientos sobre la anticoncepción y el uso del preservativo, todavía persisten ideas erróneas. Estas ideas erróneas exponen a muchos adolescentes a un mayor riesgo de embarazo e ETS, lo que es perjudicial para su salud y bienestar, debiendo realizarse esfuerzos establecidos a través de intervenciones educativas y de cambio de comportamiento en las escuelas y dentro de las comunidades para desmentir las ideas erróneas que persisten sobre la anticoncepción, incluido el uso del preservativo, y educar adecuadamente a los adolescentes sobre las prácticas sexuales seguras (43).

A pesar del compromiso de los gobiernos, persiste una tasa alarmantemente alta de embarazos no deseados entre las adolescentes. Estos embarazos no deseados están asociados a un bajo nivel de uso de anticonceptivos, que se enfrentan a una importante discriminación y desigualdad a la hora de acceder a la información y los servicios de anticoncepción, incluida la información específica sobre  dónde y cómo acceder a los AE. Esta situación se opone a la constatación de que el acceso incondicional y sin trabas a los AE es una herramienta importante para proteger a las adolescentes de las enfermedades sexuales y de la mortalidad y/o morbilidad maternas (2).


 

 


CONCLUSIÓN

 

El uso de anticonceptivos de emergencia varía en cada realidad poblacional estudiada, con prevalencias distintas en cada estudio identificado. Pero su uso ha ido en aumento conforme el paso del tiempo, donde su fácil acceso y administración su ha adquirido relevancia para este grupo etario.

Los  factores  de  rechazo  son  múltiples que  se  surgen  de  una  falsa  información  y estigmatización   acerca   de   su   mecanismo de  acción,  convirtiéndose  en  una  poderosa barrera  para  el  uso  de  la  AE  debido  a  la importancia social de la responsabilidad y las expectativas  relativas  al  comportamiento  de las “buenas mujeres”.

El      nivel      de      conocimiento      sobre anticoncepción de emergencia   en los adolescentes es bajo, destacando factores como el hecho de asistir a un colegio de menor nivel académico y ser inmigrante, los que se asocian con un menor conocimiento sobre AE. En la época actúal  de pandemia y migración global, abordar las disparidades en el conocimiento y acceso a la anticoncepción, comportamientos sexuales de alto riesgo en situaciones de refugiados, es importante para reducir las desigualdades en los resultados de salud reproductiva y garantizar tanto la cobertura sanitaria universal como la justicia sanitaria mundial.


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